La piedra vs. el Estado
¿De verdad? ¿De verdad piensan que los violentos son los pibes que tiran una piedra? ¿Qué lógica defienden esos, los que afirman que si te tiran balazos de goma apuntados al rostro, gases lacrimógenos lanzados al corazón de una columna, gas pimienta en los ojos, palazos en la espalda; si mandan policías motorizados de cacería por las calles para proteger a funcionarios que quieren validar un saqueo ordenado por el FMI, que va a multiplicar el hambre y la pobreza, que va a amplificar el desempleo y la desesperación en los barrios, que va a subir tarifas y disparar los precios, que va a destruir lo que queda de educación y salud públicas, que va a financiar más fuerzas represivas en las calles para hostigar a cualquier pibe con gorrita, uno se tiene que quedar calladito e inmóvil?
¿De verdad piensan que si un pibe se opone a esa lógica, toma una piedra y se la tira a un policía que está armado hasta los dientes, protegido con casco, escudo, uniforme de Robocop y la impunidad del Estado de su parte… el violento es aquel que tira una piedra? ¿De dónde surge esta tendencia a señalar «infiltrados» por todos lados (cuando infiltrados hubo siempre, en todas las movilizaciones y en todas las gestiones políticas), a replicar por las redes fotos viejas y noticias falsas para sembrar una idea que distorsiona la realidad?
¿Esta gente piensa que Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, en el sur argentino, estaban rezándole a la virgen, negociando candidaturas para 2019 o resistiendo a la represión con lo que tenían a mano? ¿O acaso no celebran estos, los que se escandalizan por la piedra, la gesta del Cordobazo, las jornadas de diciembre de 2001, la épica del Mayo Francés, la lucha del pueblo palestino y el coraje de los griegos contra el FMI? ¿Piensan que las barricadas en las calles se hacen con solicitadas en Facebook? ¿Acaso suponen que la policía necesitó alguna vez en la historia una «excusa» para salir a reprimir compañeros?
Habrá sectores que tal vez piensen que el ajuste se combate estratégicamente rezándole a una divinidad de yeso, escuchando el sermón de un cura o pactando con burócratas de oscuro pasado. Es su decisión, allá ellos. Ahora, ponerse a criticar a los pibes que responden a la violencia del Estado con una piedra, insultarlos en las redes o acusarlos de «infiltrados» es una estupidez injustificada y oculta algo peor: la presunción de que el oprimido nunca puede defenderse y que cualquier atisbo de repuesta siempre favorece al opresor. Otro absurdo. Otra maniobra que limita la política al espacio de la transa electoral y la rosca de los dinosaurios de los partidos, que margina al trabajador de cualquier intervención en la realidad que sobrepase ser uno más en una marcha.
Violento es el gobierno que ajusta, reprime y endeuda. Violento es el Estado que manda sicarios con uniforme a matar a los pibes en los barrios y a cazar manifestantes en las calles. Violentos son los mercenarios del micrófono rentado, que se escandalizan por un cantero roto y nada dicen de los pibes golpeados y detenidos o de los millones que esta gestión empuja a la pobreza con su ajuste. A los confundidos, a los que repiten sin saber, a los que le tienen miedo a la piedra y no a un escuadrón policial cebado, les recomendamos que, por lo menos, hagan silencio. Porque o no entienden o (lo que es peor) íntimamente bancan la violencia del opresor, aunque digan lo contrario.
*Por Revista Sudestada / Imagen de portada: M.A.F.I.A.