“Lo único que puede salvar el mundo, hoy, son los reencuentros humanos”
Los días 15 y 16 de diciembre en el territorio Cochatalasacate, en la región de punilla centro de la provincia de Córdoba, se realizó el Encuentro por la Tierra. Organizado por la Comunidad Ticas del Pueblo Comechingón y la Coordinadora en Defensa del Bosque Nativo de Punilla, se compartieron las distintas experiencias regionales en la recuperación de la identidad en los territorios.
Por Ecos Córdoba
“Trabajamos un mensaje entre los presentes como parte de un encuentro que nos acercó en este fin de 2018, para compartir el espacio común, el monte, en la Comunidad Ticas del Pueblo Kamichingon. Y se fueron construyendo saberes y mensajes existentes que se transformaron en La Resistencia, porque ‘lo único que puede salvar el mundo, hoy, son los reencuentros humanos'», mensaje de los guardianes del Monte.
Tal lo expuesto, entre tantas palabras que volaban como mariposas, que se transformaban, algunos sostenían que nos debíamos a la acción de la Minga, entre espacios que se fueron uniendo, ladrillo a ladrillo, los debates fueron claros, sin discusiones. En un año donde sentimos la consecuencia directa de distintas formas de violencias, “hemos respetado el valor de la palabra”, hermanados.
La participación nos descubre y, en ella, aprendimos que “no somos iguales, somos diversos. Nutridos desde el respeto. Nos escuchamos, debatimos, con una energía cordial”, todas características propias de lo que necesitamos para sostener la vida. En un año de repetidas costumbres en el accionar de muchos sectores de nuestra sociedad y de los propios gobiernos que nos distancian, hubo una mirada reconciliadora para los territorios. ”No estamos solos, hay tribus de pertenencia. Energías que nos complementan y nos encuentran en sintonía con más frecuencia”. Y es así como se siente muy adentro, muy profundo en “tiempos de intercambio para generar riquezas”.
Particular agradecimiento a quienes sostienen la confianza y buscan encontrarse, para aprender y escucharnos. Y porque lo expresaron: “No somos el territorio, somos parte de él”. Y se podrá discutir nuestro origen, pero jamás desconocer que “todos somos uno, todos somos nativos”. En ese eje que gira y nos lleva lejos y nos acerca, ”nosotros somos la tierra, en expansión de conciencia”. Una gratitud al espacio por seguir tejiendo redes y un sentido empoderamiento femenino para aquellas mujeres que siembran y cosechan nuestro alimento.
Nosotros somos el territorio que se mueve. Y, en este solsticio de verano, las semillas están latiendo, para poder rever la casa, para lograrlo juntos. Recuperar la tierra en acción, dejar el plano aéreo para elevar nuestra mirada y soltar la visión que nos piense con respeto. Un tiempo multidimensional: donde la presencia de otros seres y el crecimiento en el silencio nos escucha sin prisa y, por sobre nuestra voz, las raíces, las semillas, los sonidos del monte.
La semilla antigua nos trae una memoria celular, sentimos que a esto ya lo vivimos. Y es la voz de los ancestros. Es una gran oportunidad para nutrirnos con la naturaleza, para ser uno. Necesitamos recuperar la simpleza de nuestro ser. Me voy del espacio donde habito con la posibilidad de “reexistir”.
Gratitud, sinceridad, transparencia, relatos intensos no deben dejar de acompañar ni faltar en nuestra mesa. El camino a seguir, el reconocer los senderos, nos llevan al lugar que necesitamos. Cuando hay conocimiento, hay sanación y no siempre hay enfermedad, pero la tierra llora. Y, en ese largo camino, las distancias se achican reconociendo los derechos a la Tierra y a usar su suelo con acuerdos colectivos, para alimentos.
Es importante lograr constancia y compromiso para transformar la realidad que nos toca de cerca y que vemos reaccionar de lejos. “El monte se nutre con estos reencuentros” y está abierto para sentirlo propio, sin dañarlo.
Agradecidos a quienes se organizan, a quienes están visibles y a los que no. A quienes nos convidan su alimento, reciben el agua, a quienes custodiaron el fuego, Gratitud por la voluntad que sopla hacia un accionar en la confianza, de un construido respeto. Abrimos la puertas de la casa para brindar, con lo que tenemos. Armonía, Respeto y UNIDIVERSIDAD para los años venideros”.
Por Ecos Córdoba / Imágenes: Colectivo Manifiesto.