UPC desmanteló la iniciativa Río Cuarto Agroecológico apoyada por miles de personas
Desde hace más de cinco años, la Asamblea Río Cuarto Sin Agrotóxicos trabaja en un proyecto de transición hacia la producción sin venenos dentro del ejido de esa ciudad frente a las consecuencias que las fumigaciones generan en la salud. La propuesta fue presentada en el Concejo Deliberante como iniciativa popular con más de cuatro mil firmas, pero el oficialismo terminó aprobando una norma vacía de contenido.
Por Lucía Maina para La tinta
Este año, se presentó la iniciativa popular Río Cuarto Agroecológico en el Concejo Deliberante de esa ciudad. Se trata de un proyecto de ordenanza que buscaba garantizar una transición hacia la producción orgánica de alimentos dentro del ejido urbano y reducir las fumigaciones cerca de la población por sus consecuencias en la salud y el ambiente. La iniciativa es impulsada por la Asamblea Río Cuarto Sin Agrotóxicos desde hace más de cinco años y contaba con el apoyo de más de cuatro mil firmas. Sin embargo, la semana pasada, el oficialismo de Unión Por Córdoba (UPC), sin siquiera notificar a quienes promovieron la iniciativa, terminó aprobando una ley que sólo mantiene nueve de los cuarenta artículos del proyecto original, carece de presupuesto y parece quedar reducida a un acto meramente declamativo.
Mientras que la iniciativa original planteaba, entre otras cosas, el establecimiento de zonas de resguardo con una prohibición progresiva del uso de agroquímicos, para garantizar una producción sana de alimentos y evitar fumigaciones cercanas a las viviendas, la ordenanza que, finalmente, fue aprobada solo establece la creación de un Comité Ejecutivo para el Desarrollo Agroecológico (CEDA). Esa entidad estaba prevista en la iniciativa popular, pero ahora, según la norma sancionada, no tendrá ni siquiera presupuesto para funcionar y además incorporará a representantes de las Buenas Prácticas Agrícolas, sector vinculado a los grandes actores y empresas del agronegocio.
Desde la Asamblea Río Cuarto Sin Agrotóxicos, denuncian la tergiversación de la propuesta: “Creemos que es lamentable por el hecho de que hay más de cuatro mil firmas que respaldaron este proyecto, que son voces que quedan acalladas, y también porque no se dijeron todas las verdades”, expresa Geraldine, integrante de ese espacio. Y agrega que “algunos de los alegatos de los concejales era que muchos de los artículos del proyecto ya estaban contemplados en la legislación provincial y, en realidad, no es así porque parte del articulado que causó mas rechazo fue el de la zona de resguardo, donde habíamos complementado una ley provincial que dice que no se puede fumigar a menos de 500 metros de las zonas pobladas y 1500 en caso de la fumigación aérea, pero solo para productos 1 y 2, y nosotros habíamos hecho que se contemplara el Glifosato, que es categoría 4 y que ahora se puede fumigar al lado de las casas”.
En cuanto al CEDA, el organismo creado por la ordenanza aprobada, Martín Sosa, integrante de la asamblea, advirtió: “Sus integrantes dan cuenta de que, en realidad, no se va a avanzar demasiado más que en cuestiones declamativas y, al ser ad honorem, eso queda muy a discreción. Y también nos parece hasta peligroso que haya organismos estatales con la participación de estos actores, porque entendemos que puede ser un punto para que tengan más control sobre el territorio y operen con la legalidad que les pueda otorgar la Municipalidad para seguir ampliando sus negocios”.
Del nacimiento de una alternativa a su vaciamiento
La iniciativa popular Río Cuarto Agroecológico nació en el año 2013, al calor de la lucha que la asamblea ya venía desarrollando contra Monsanto y que, a fines de ese mismo año, terminó con el rechazo a la instalación de una planta experimental en la ciudad. En ese marco, sumado a las denuncias y reclamos que seguían creciendo por las consecuencias de las fumigaciones en la salud, se comenzó esta campaña para proponer alternativas al actual modelo productivo.
“Estuvimos haciendo actividades para que los vecinos y las vecinas fueran conociendo el proyecto y también para concientizar sobre qué estábamos comiendo, porque también, en ese proceso de saber sobre el agronegocio, empezamos a ser mas conscientes de que no era solamente el veneno que nos llegaba por las fumigaciones, sino que también nos llegaba a través de la comida”, cuenta Geraldine.
Así fue que, en mayo de este año, el proyecto fue presentado por la asamblea en el Concejo Deliberante para su tratamiento. “La normativa dice que, como iniciativa popular, tiene que ir con por lo menos el 0,5 del último padrón electoral, lo que eran entre 600 y 700 firmas, pero nosotros llegamos a juntar más de cuatro mil firmas, o sea que estábamos seguros que el proyecto iba a ingresar”, cuenta Martín Sosa, quien también trabaja como asesor del bloque del Partido Respeto en el Concejo Deliberante. Es decir que el órgano legislativo estaba obligado a tratar la propuesta.
Después de un tiempo, el proyecto ingresó a la Comisión de Ambiente, encabezada por el concejal de UPC, Armando Chiappe, para ser tratado en ese ámbito. Allí, se convocó a varios actores para que realicen exposiciones sobre la ordenanza propuesta, entre ellos, la Asamblea Río Cuarto Sin Agrotóxicos, el INTA, el Mercado de Abasto, la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto y la Mesa de Buenas Prácticas Agrícolas. “Nosotros consideramos que faltaron actores”, señalan desde la asamblea y mencionan la ausencia de productores agroecológicos o el Observatorio Socio Ambiental de la Defensoría del Pueblo.
Finalmente, días atrás, el oficialismo presentó a cada bloque un borrador de un dictamen de comisión. “Ese dictamen lo hacen dejando nueve artículos de los 42 que tenía el proyecto, o sea que lo desguazaron: las cuestiones de fondo del proyecto desaparecieron”, denuncia Martín. Agrega, además, que nunca se notificó a la asamblea: “Ahí, hay una desidia que, incluso, viola la normativa, ya que cuando se hacen las modificaciones, deben avisar a los autores del proyecto, que son diez, pero ninguno fue notificado”. Así fue que, el jueves pasado, el oficialismo firmó el despacho y el proyecto modificado fue tratado y aprobado en el Concejo, con los votos de UPC y Cambiemos, mientras que sólo tres concejales, de Respeto y el Socialismo, se opusieron.
“Sostenemos que esas modificaciones no podrían haberse realizado a un proyecto de iniciativa popular porque ya deja de ser el proyecto que firmó la gente y pasa a ser otro. Estamos analizando la posibilidad de accionar judicialmente en ese sentido porque creemos que se está incurriendo en una ilegalidad. Utilizaron la iniciativa popular para hacer este mamarracho”, denuncian desde la asamblea. A esto, se suma que, la semana pasada, antes de la votación y frente a la falta de debate, solicitaron también la Banca del Ciudadano, un mecanismo garantizado por ley para que vecinxs puedan exponer sus opiniones ante el concejo, y les fue negada.
El consenso y Cambiemos
Además de los reclamos al oficialismo, desde la asamblea, señalan la complicidad del bloque Cambiemos y expresan que se sintieron traicionados porque los concejales de ese partido les habían manifestado días antes en una reunión que no apoyarían con sus firmas el proyecto hasta que las modificaciones no fueron más consensuadas. “No obstante, en la sesión, se dieron vuelta, apoyaron las modificaciones y tildaron de extremistas a los asambleístas por el proyecto”, denuncia Martín Sosa.
Consultado por la falta de consenso con la asamblea y su compromiso, el concejal Martín Carranza de Cambiemos responsabilizó a UPC: “Sabemos que la asamblea no se siente representada. Nosotros nos llevamos muy bien con ellos, tuvimos un muy buen diálogo previo y también nos enteramos que el oficialismo había decidido hacer despacho, pero no se dio un trabajo desde el oficialismo de interconsulta para mejorarlo”. Sin embargo, celebró el proyecto aprobado también por su bloque, “el oficialismo planteó algunas modificaciones, nosotros planteamos algunas modificaciones y terminó siendo aprobado el jueves pasado. Y para nosotros es un adelanto, un avance muy importante porque se creó una mesa de trabajo permanente, de seguimiento para avanzar en un proceso de modificación hacia un modelo más agroecológico”.
*Por Lucía Maina para La tinta.