El año de los ortibas
Por Diego Valeriano y Luciano Debanne para La tinta
Tendríamos que haber sabido que amor ya no es arrancar, que lo que empieza también termina y que, como mucho, se deviene corrida bancaria. Tendríamos que haber sabido que la foto de Macri y Chocobar inauguraba el año de los ortibas y que hay ríos que corren más hondo que nuestros apuros y desesperanzas.
Tendríamos que haber sabido que este año nos iba a re caber la alegre venganza de las viejas, el rencor dulce de los retirados de la fuerza, las lágrimas de los chetos ajustadores. Tendríamos que haber sabido que lo ortiba es contagioso, que los pone contentos, los emborracha, les da ganas de festejar.
Tendríamos que haber sabido que también ellos pierden. Que existía el glitter y las tetas al aire y la licuadora de pijas. Que no alcanzó, pero va a caer.
Tendríamos que haber sabido que, en medio de este año ortiba, alguien iba a escribir, alguien iba a tener un hijo, alguien iba a cagar a piedrazos un patrullero y alguien iba a llorar al más guacho de los guachines tirado ahí al costado de la calle con una bala ortiba en el corazón.
Tendríamos que haber sabido que la navidad siempre llega, que diciembre se mastica adentro, que alguien comparte el pan. Que de lo que se trata, siempre, es de cuándo, cómo y con quiénes. Que la historia es eso.
Tendríamos que haber sabido que no iba a caminar, que los números no daban, que quién carajo iba a comprar. Tendríamos que haber sabido que era verso, que no hay que comprar por internet, que siempre hay uno más pillo; que esto es el Congo, la selva, el desierto más grande del mundo, que estamos bajo la lluvia y al rayo del sol.
Tendríamos que haber sabido que el consumo libera y que, en este año de los ortibas, también puede fusilarte hasta la Cruz Roja o salvarte la vida uno peor que vos.
* Por Diego Valeriano y Luciano Debanne para La tinta
