“Buen día a todos menos a la yuta”
Atardecer de un viernes frío. Comienza el primer fin de semana de agosto. Hago algunos arreglos de carpintería para dos vecinos del barrio. La señora Sara, de la calle Bambilla, esquina Iriarte, me llama preguntándome si soy carpintero. Días atrás, un viento fuerte partió el marco del postigo de un algarrobo de una de las ventanas que dan a la calle. La vecina siempre está sentada en su vereda alta del lado de adentro. La acompañan dos perras que no paran de revolotear desde la reja a su falda. A veces, se echan a sus pies sin perder el sentido de alerta por todo lo que pueda moverse en la calle. Realizo el trabajo a medias. Hay que dejar prensada la abertura, y después, en un par de días, continuar con la reparación. En pocos minutos, me cuenta algunas impresiones sobre el barrio. La escucho como si un viento helado me hubiese escarchado la conciencia antes que la piel.
“… Ese tiene la ropa nomás, acá todos sabemos que además de ser policía ese tipo vende veneno… vive al lado de la señora canosa… a propósito ¿cómo está ella? Me enteré que estuvo muy mal. A muchos de los chicos de este barrio no les interesa tener algún oficio para aprender”. Le respondo que puede haber algunos… me retruca: “dicen que se perdió la cultura del trabajo”. ¿Acá en este barrio? Pero si acá los primeros que jodieron a estos chicos fueron sus abuelos que con buenos trabajos volvían chupados a sus casas descargando puñetes sobre sus mujeres e hijos. ¿Qué queda para esos nietos? Ahora hay que tener cuidado, esos niñitos no tienen muchas posibilidades”.
Sigo camino para la bajada de Iriarte y Mayor. Acá el asunto es una tabla de estantería que se partió al medio y que debo volver a unir junto a otros estantes. El “hombre araña” quiere que estén presentables para poder venderlas. Algunos tienen buen aspecto para obtener algo de plata. Hago prácticamente el mismo trabajo en las dos casas: restaurar maderas partidas. Comienza a lloviznar. Le digo que las guarde adentro ya que son placas de terciado y el agua y la humedad las rompe. No deja que me vaya. Me pide que antes, lo escuche. Me quiere contar algo: “… el domingo pasado -22 de julio de 2018- a la hora de la siesta, sin ninguna orden hacen un allanamiento… y a esto me lo contó el mismo hombre… él vende, sí, porros… entonces caen los de la FPA (Se refiere a la Fuerza Policial Antinarcotráfico, una división policial que actúa bajo el mando de la Fiscalía General de la Provincia de Córdoba creada por el gobernador José Manuel De La Sota, en 2014, tras hacerse público el llamado ‘narcoescándalo’) en una camioneta negra, entre las cuatro y cinco de la tarde, una cuadra arriba de la cancha de Bella Vista, en Zado y Paraguay… uno se queda en la puerta, con un pedazo de fierro -fusil de asalto- cruzado en el pecho… los otros cuatro entran, patean puertas, le sacan unos cuantos porros al viejo, y algo de plata… se van y le dicen ´chito, calladito, usté ni nos vio´. A ver si podés entender lo que viene… hace unos diez días más o menos, en el Barrio Suárez -aledaño a Bella Vista-, llegan unos tipos en una chata tipo Hilux, todos de civil, y le roban a un guaso que vende, también lo mismo que el otro… entran tranquilos, llevan unos chalecos negros, que no tienen escrito nada… algo pasa y le pegan un tiro al chabón, no lo matan, queda herido, le sacan fasos y plata, se van. En los dos quilombos no detuvieron a nadie… ¿qué relación hay? Dale, mové esa cabeza que tenés y decí algo… yo tengo una idea, no soy boludo, no me como esas giladas que publican… pienso que son los mismos… solo que cuando salen como cobanis van de chetos…”.
Le pregunto: ¿qué es ir de chetos?
-Que van en pleno día, de caño, aunque sean cobanis, así de cara, pateando y gritando, y directamente roban, como hicieron estos cinco de la FPA… es eso… en cambio lo otro, fue totalmente distinto, le roban tipos que son ladrones comunes, que van en onda choro, moviéndose, conociendo, sin hacer tanto quilombo… guarda que hay choros nuevos que van de chetos también… lo del tiro no cierra… pero ¿son ladrones comunes? ¿quiénes son los que pueden hacerlo así?… Simple, la yuta. Saben los lugares, quiénes pueden estar a tal o cual hora, los quioscos que hay, saben como nadie esas cosas, conocen a choros porque se relacionan a cada rato con ellos… a una chata la pueden alquilar y listo… conocen muy bien los dos lados… así que terminan el turno… cuando es con chaleco es para el comisario… después, ya sin ropa de cana se juntan en la esquina y ahí arreglan para salir a hacer trabajitos de estos, pero para ellos, con otro chaleco… hacen rapiña los giles… acá hay pibes que actúan así, con la sangre fría… de ponerte un fierro en las costillas y sacarte lo que tengas, más si hay buena plata… y a esto lo saben bien, si entre una buena guita se mete alguien le tiran un corchazo, lo ponen sin dudar… a los canas mismos, hasta los chalecos, les arrancan, los hacen arrastrar por el piso, les chorean el arma, los canas jóvenes se mean, no están preparados para semejante roce… acá en este barrio (Bella Vista) estamos en la gloria, el fin de semana pasado fui para el lado de Maldonado, Müller, Lola… andá, metete y fijate cómo viven los pibes, los guasos están sentados en la vereda, chupando y fumando, sin nada que hacer, a dónde irán a ganarse una vida honrada, como dicen esos giles en la tele, y otros giles que después repiten como loros que otra cosa es posible, los barrios medios cómodos y los que compran el chamuyo creen que es así… y los más pibitos creciendo en esa vida… no hay muchas posibilidades de escaparse”.
El mismo día domingo, que, según el vecino, cinco hombres uniformados de esta división ingresaron a un domicilio particular, la misma Fuerza Policial Antinarcotráfico publicó en Twitter.
*Por Liberto Ferrer para El Furgón / Imagen: Colectivo Manifiesto.
*»Buen día a todos menos a la yuta. Atte la 3″
Frase escrita en una ochava, en esquina Mayor y José de Iriarte, en barrio Bella Vista. “La 3” es el primer nombre, la primera denominación con que antes se identificaba a esta calle del barrio. Después vino el nombre José de Iriarte. Hoy, los jóvenes y adultos del barrio no la nombran con el nuevo nombre -José de Iriarte-, sino, a secas, “calle 3”)