La gran protesta de López Obrador
Con un discurso crítico y poco común en México, López Obrador asumió la presidencia de un país cruzado por la violencia, el narcotráfico y la corrupción.
Por Arleen Rodríguez Derivet para Cubadebate
Eso de llamar protesta a la toma de posesión, dicen que quedó definitivamente establecido en la cultura política mexicana desde el siglo XIX, con el surgimiento del Estado laico. Una vez separado el Poder Ejecutivo de la Iglesia, se dejó de jurar sobre la Biblia y empezó a levantarse la mano. Ya no se juraba, se protestaba. Desde entonces, nadie en México lo llama de otra manera.
Acaso el pueblo azteca, tan creativo y singular para nombrar las cosas, también lo bautizó así a la espera de un día histórico como este 1 de diciembre de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador (AMLO) protestó absolutamente, como no lo había hecho jamás un elegido para la primera magistratura del país, al menos en las últimas cuatro décadas.
Sonó muy enojado el nuevo Presidente mexicano al referirse a ese periodo -él mismo fijó las fechas- de la tristemente célebre era neoliberal que le robó las riquezas y las virtudes al país. “Lo digo con realismo y sin prejuicios ideológicos: ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país”, afirmó.
Y dijo más: “La crisis de México se originó no sólo por el fracaso del modelo económico neoliberal, aplicado en los últimos 36 años, sino por el predominio, en este periodo, de la más impúdica corrupción pública y privada… Nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y la pequeña minoría que ha lucrado con el influyentismo. Esa es la causa principal de la desigualdad económica y social, y también de la inseguridad y la violencia que padecemos”.
Y en cuanto a la ineficiencia del modelo, probó con datos irrebatibles que ni siquiera en términos cuantitativos ha dado buenos resultados. Después de recordar que, desde los años 1930 a 1970 del siglo pasado, la economía de México creció a una tasa promedio anual del cinco por ciento y que luego, entre 1970 y 1982, creció también a una tasa del seis por ciento, aunque con graves desequilibrios, es decir con inflación y endeudamiento; calificó el período transcurrido desde 1983 a la fecha -auge neoliberal- como la más ineficiente en la historia moderna de México.
“En este tiempo, la economía ha crecido en dos por ciento anual. Y tanto por ello como por la tremenda concentración del ingreso en muy pocas manos, se ha empobrecido a la mayoría de la población hasta llevarla a buscarse la vida en la informalidad, a emigrar masivamente o a buscar el camino de las conductas antisociales”, dijo.
AMLO fue particularmente duro al juzgar la famosa reforma energética: “Nos dijeron que venía a salvarnos. Y sólo ha significado la caída en la producción de petróleo y el aumento desmedido de los precios de la gasolina, el diesel, el gas y la electricidad”.
Precisó que cuando se aprobó esa reforma hace cuatro años, se afirmó que se iba a conseguir inversión extranjera a raudales. El resultado es que apenas llegaron 760 millones de capital foráneo, el 1,9 por ciento de la incipiente inversión pública realizada por PEMEX en el mismo período y apenas el 0,7 por ciento de la inversión prometida.
“Se aseguraba que este año íbamos a estar produciendo tres millones de barriles diarios. La realidad es que estamos extrayendo 1 millón 763 mil barriles por día, 41 por ciento menos de lo estimado y con tendencia a la baja. Es tan grave el daño causado al sector energético nacional que, no sólo somos el país petrolero que más gasolina importa en el mundo, sino que estamos importando crudo para las seis refinerías que sobreviven, porque desde hace 40 años no se construye una refinería en el país”, afirmó el presidente mexicano.
Otros datos demoledores:
“De México es originario el maíz y somos la nación que más maíz importa. Autosuficientes en todo lo energético, México ahora compra más de la mitad de lo que consume”.
“El salario de los mexicanos es de los más bajos del planeta, tenemos el doble de enfermos de diabetes en comparación con países de América Latina. Durante el periodo neoliberal nos convertimos en el segundo país del mundo con mayor migración, viven y trabajan en Estados Unidos 24 millones de mexicanos y por lo que hace a la violencia estamos en los primeros lugares del mundo”.
“El distintivo del neoliberalismo es la corrupción. Suena fuerte, pero privatización ha sido en México sinónimo de corrupción, desgraciadamente casi siempre ha existido este mal en nuestro país, pero lo sucedido en el periodo neoliberal no tiene precedente. En estos tiempos, el sistema en su conjunto ha operado para la corrupción: El poder político y el poder económico se han alimentado y nutrido mutuamente y se ha implantado como modus operandi del robo de los bienes del pueblo y de las riquezas de la nación”.
La cuarta transformación
A esa política de abuso y saqueo, sobre cuyos efectos se extendió mucho más en hora y media de discurso, López Obrador opondrá lo que ha definido como la Cuarta Transformación Política de México. “Puede parecer pretencioso o exagerado, pero hoy no sólo inicia un nuevo gobierno, hoy comienza un cambio de régimen político”, afirmó con energía. “A partir de ahora se llevará a cabo una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y radical, porque se acabará con la corrupción y con la impunidad que impiden el renacimiento de México”, aseveró.
Y explicó en pocas palabras las tres grandes transformaciones de la historia mexicana: “En la Independencia se luchó por abolir la esclavitud y alcanzar la soberanía nacional; en la Reforma por el predominio del poder civil y por la restauración de la República; y en la Revolución nuestro pueblo y sus extraordinarios dirigentes lucharon por la justicia y por la democracia. Ahora nosotros queremos convertir la honestidad y la fraternidad en forma de vida y de gobierno”.
“No gastaremos más de lo que ingrese a la hacienda pública –explicó AMLO-, se respetarán los contratos suscritos por los gobiernos anteriores pero ya no habrá más corrupción, influyentismo y negociaciones con empresas particulares, me comprometo, y soy hombre de palabra, a que las inversiones, las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros, estarán seguras y se crearán condiciones hasta para obtener buenos rendimientos, porque en México habrá honestidad, estado de derecho, reglas claras, crecimiento económico y habrá confianza”.
López Obrador habló de impulsar proyectos productivos con inversión pública y privada, nacional y extranjera, como cortinas de desarrollo de sur a norte del país para retener a los mexicanos en sus lugares de origen. “Queremos que la migración sea optativa, no obligatoria, vamos a lograr que los mexicanos tengan trabajo, prosperen y sean felices donde nacieron, donde están sus familiares, sus costumbres y sus culturas”, remarcó.
“Por ello -informó- se construirá el tren maya, se sembrarán un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables en el sur sureste, se rehabilitarán las refinerías existentes, y haremos una nueva refinería en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, para dejar de comprar la gasolina en el extranjero”.
“En el istmo de Tehuantepec se promoverá la creación de una vía férrea para un tren de contenedores de carga y se ampliarán los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos para comunicar en menos tiempo a los países de Asia con la costa este de Estados Unidos –se explayó el presidente-. En este corredor habrá energía eléctrica y gas a precios bajos, así como subsidios fiscales para la instalación de fábricas y la creación de empleos. En tres años estará funcionando, además del actual, el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, con dos pistas adicionales en la base aérea de Santa Lucía; asimismo, desde el primero de enero próximo entrará en vigor la zona libre a lo largo de los tres mil 180 kilómetros de frontera con Estados Unidos. Esta franja de 25 kilómetros de ancho se convertirá en la zona libre más grande del mundo”.
“En cuanto al bienestar de nuestro pueblo el plan es combatir la pobreza y la marginación como nunca se ha hecho en la historia”, aseveró. Anunció, igualmente que justo al tomar posesión entrega formalmente al Congreso proyectos de reformar la Constitución para establecer el estado de bienestar y garantizar el derecho del pueblo a la salud, la educación y a la seguridad social.
“Haremos a un lado la hipocresía neoliberal -sentenció-, el Estado se ocupará de disminuir las desigualdades sociales, no se seguirá desplazando a la justicia social de la agenda del gobierno, no se condenará a quienes nacen pobres a morir pobres”.
“Todos los seres humanos tienen derecho a vivir y ser felices –manifestó AMLO-, es inhumano utilizar al gobierno para defender intereses particulares y desvanecerlo cuando se trata de proteger el beneficio de las mayorías. No es lícito, no es jugar limpio defender la facultad del Estado para rescatar instituciones financieras en quiebra y considerarlo una carga cuando se busca promover el bienestar de los más necesitados (…) Es pertinente pues exponer con toda claridad que vamos a atender y respetar a todos, que vamos a gobernar para todos, pero que le vamos a dar preferencia a los vulnerables y a los desposeídos. Por el bien de todos primero los pobres. Nuestra consigna de siempre es, a partir de hoy, principio de gobierno”.
AMLO enumeró algunas acciones: se cancelará la mal llamada Reforma Educativa. Se creará el Instituto Nacional para la Atención de los Pueblos Indígenas. Iniciará de inmediato el programa de atención médica y medicamentos gratuitos en las zonas marginadas del país y se volverá universal en todo el país este programa de atención médica y medicamentos gratuitos a la mitad del sexenio.
Los aumentos al salario mínimo no volverán a fijarse por debajo de la inflación, como llegó a suceder en el periodo neoliberal. Más de 2 millones 300 mil jóvenes serán contratados para trabajar como aprendices en talleres, empresas, comercios y diversas labores productivas o sociales y se les pagará un salario mientras se van capacitando. “Ya no va a haber ‘ninis’, no se va a dar la espalda a los jóvenes ni se les va a ofender llamándoles de esa manera, porque no es culpa de ellos que no tengan oportunidad de trabajo y de estudio”, indicó.
Entre otros programas, anunció la entrega de 10 millones de becas a estudiantes en todos los niveles de escolaridad, la creación de 100 universidades públicas, el fomento del deporte y las actividades artísticas, la ciencia y la tecnología, así como el aumento de las pensiones a los adultos mayores y a los discapacitados.
Se atenderá de inmediato a los damnificados por los sismos, se otorgarán créditos a la palabra de agricultores, ganaderos, pescadores, a dueños de talleres, a los artesanos, a pequeños comerciantes, empresarios, se ayudará a productores del campo con subsidios y precios de garantía y se venderá a precio justo una canasta de alimentos básicos para combatir la desnutrición y el hambre.
“Es importante precisar que los destinatarios de estos programas -dijo AMLO-, recibirán lo que les corresponde de manera directa, personalizada, sin intermediarios, con el propósito de que no haya manipulación de los apoyos con fines electorales y que lleguen a sus beneficiarios completos estos apoyos, sin moches, ni comisiones indebidas”. También sentenció que no se permitirá el fracking en la extracción petrolera, ni los transgénicos en la agricultura.
“Esto no significa, como se piensa en otros países, un mero conjunto de ajustes en el gasto productivo y social del presupuesto. Aquí lo entendemos no sólo como un asunto administrativo, sino como una política de principios, toda vez que implica terminar con los privilegios de la alta burocracia”, señaló.
“Juárez decía que los funcionarios y debían aprender a vivir en la justa medianía y nosotros sostenemos que no puede haber gobierno rico, con pueblo pobre –destacó AMLO-. Por eso, bajarán los sueldos de los altos funcionarios públicos, ya se aprobó esa ley en este Congreso, en esta legislaturas van a bajar los sueldos de los de arriba porque van a aumentar los sueldos de los de abajo”.
En detalle, López Obrador anunció que “el presidente de la República ganará el 40 por ciento de lo que recibía el presidente saliente. No habrá compras de vehículos para funcionarios, se reducirá en 50 por ciento el gasto de publicidad del gobierno, se van a disminuir las unidades administrativas en el país y no habrá oficinas del gobierno en el extranjero, salvo, por supuesto, las embajadas y los consulados”.
Como se había anunciado, López Obrador no vivirá en la residencia oficial de Los Pinos, que ya se abrió al público y se integrará al Bosque de Chapultepec con la idea de crear “espacios más grandes e interesantes del mundo para el arte y la cultura”. Desaparecerá la flota de aviones y helicópteros de la Presidencia y el Estado Mayor, de unos ocho mil efectivos debe integrarse en una Guardia Nacional que, junto a las Fuerzas Armadas, deberán modificar el peligroso escenario de violencia y corrupción policial.
Bolívar, Martí, Juárez y la política exterior
En materia de política exterior, López Obrador aseguró que se apegarán a los principios constitucionales de no intervención, autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y cooperación para el desarrollo. “Buenas relaciones con todos los pueblos y gobiernos del mundo” dijo, antes de saludar a los mandatarios presentes, comenzando por sus vecinos del Norte, Estados Unidos y Canadá.
Pero sus palabras adquirieron el tono más cálido al dar la bienvenida a los presidentes de América Latina y del Caribe. “México no dejará de pensar en Simón Bolívar y en José Martí, quienes junto con Benito Juárez siguen guiando con sus ejemplos de patriotismo el camino a seguir de pueblos y de dirigentes políticos”.
A Cuba la trató de hermana, al saludar a su presidente Díaz Canel y calificó de “embajador de la poesía y de la congruencia” a Silvio Rodríguez, invitado especial. En ambos momentos, los aplausos de los asistentes se hicieron sentir de modo particular, según anotaron varios testigos.
“Llegamos después de muchos años y en mi caso, como en la mayoría de los que forman parte de este gran movimiento, sin dejar la dignidad en el camino, manteniendo en alto nuestros ideales, nuestros principios, en mi caso particularmente, también en el de muchos otros, mujeres y hombres, mi honestidad, que es lo que estimo más importante en mi vida. Estoy preparado para no fallarle a mi pueblo” dijo ante el Congreso en la mañana y luego en la tarde frente a la multitud, conformada mayormente por personas humildes venidas de todo el país, que lo vitorearon en el Zócalo, la plaza de mayores dimensiones, al menos en esta parte del mundo”, afirmó AMLO.
“Nada material me interesa ni me importa la parafernalia del poder –añadió-, siempre he pensado que el poder debe ejercerse con sabiduría y humildad y que sólo adquiere sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás. Estoy consciente de la gran expectativa que existe entre los mexicanos y el desafío que significa enfrentar los grandes y graves problemas nacionales, pero soy optimista y creo que vamos a salir bien, vamos a enfrentar bien los grandes y graves problemas nacionales porque creo en el pueblo, en su cultura, la cultura del pueblo, de nuestro pueblo, las culturas de México, que siempre han sido nuestras salvadoras. Con nuestras culturas hemos enfrentado epidemias, terremotos, inundaciones, hambrunas, invasiones, guerras civiles, crisis económicas, epidemias, malos gobiernos y otras calamidades, y siempre hemos resurgido con dignidad y con orgullo”.
Como si respondiera indirectamente a quienes han ofendido al pueblo mexicano, elogió “la herencia de civilizaciones (que) nos ha forjado como un pueblo tenaz y combativo, luchón, emprendedor, honesto, con una excepcional idiosincrasia de fraternidad, de amor al prójimo, de verdadera solidaridad”.
“Nuestro pueblo no es flojo, no es perezoso, no es indolente, por el contrario, es de las sociedades más trabajadoras del mundo, y ahí está el ejemplo de nuestros paisanos migrantes que por necesidad han ido a ganarse la vida a Estados Unidos y ahora están enviando a sus familiares 30 mil millones de dólares anuales. Esas remesas son la principal fuente de ingresos de nuestro país y el dinero de mayor beneficio social que recibimos del extranjero”, expresó.
“México no es el cuerno de la abundancia que su silueta en el mapa pareciera evocar, pero aun así tenemos muchos recursos naturales, agua, petróleo, gas, yacimientos minerales, vientos, sol, playas, contamos con bosques y selvas, con buenas tierras para la producción agropecuaria, forestal, somos de los países con mayor biodiversidad en el mundo”, agregó AMLO.
“Por eso estoy optimista, creo que ya estamos logrando, se está iniciando y ya vamos en el camino de lograr el renacimiento de México –apuntó-, que nos vamos a convertir en una potencia económica y, sobre todo, en un país modelo que habrá de demostrar al mundo que acabar con la corrupción es posible. Y así lo haremos porque, de esa manera, construiremos una sociedad más justa, democrática, fraterna y siempre alegre. Son tres cosas las que necesitamos para enfrentar la crisis de México y dos de ellas están aseguradas de antemano, lo reitero, un pueblo trabajador y suficientes riquezas naturales. Pronto, muy pronto, tendremos lo tercero, un buen gobierno. Y en ese compromiso empeño mi honor y mi palabra”.
Mucho más dijo el hombre al que se le cerraron de las peores maneras el acceso al poder en dos ocasiones anteriores y hoy es el presidente 65 de la historia constitucional de México.
Sus decisiones en cuanto a prescindir de protección y beneficios por su responsabilidad, sus ideales programas para rescatar a la gran nación de los graves abismos en que la sumió el modelo neoliberal, hoy parecen más sueños que realidades posibles.
Pero, ¿qué revolucionario cambió algo que no hubiera soñado antes? En su caso, en sus palabras y su vocación de servicio a los pobres de la tierra, no es difícil encontrar cercanías muy cercanas –valga la redundancia-. Como Fidel en enero de 1959. Como Chávez al jurar sobre la Constitución muerta de Venezuela en 1999.
En eso pensaba mientras veía caminar por las calles cercanas al Zócalo, a los hombres, mujeres, niños, ancianos, gente toda de a pie, que no querían perderse el primer día del provenir mexicano y lo celebraron entre canciones y luces, escuchando las promesas de su líder.
No hay que dudar que se hagan realidad. El propio AMLO ha dicho que hay de donde sacar. De las arcas de las que tanto se han robado los poderosos, de los dineros de la corrupción, del esfuerzo y el talento de este pueblo que tanto significa para Nuestra América.
*Por Arleen Rodríguez Derivet para Cubadebate