La última crisis
Por Hugo Seleme
Acaba de hablar el presidente Macri. Nos dice que espera que la generada por él, sea la última crisis que tengamos que vivir los argentinos. Nos dice que sufre, y mucho, por hacernos padecer, pero también nos asegura que no dejará de hacerlo porque a la larga es por nuestro propio bien. Como un padre acongojado, nos asegura que le gustaría invertir más en ciencia y en presupuesto universitario, pero que con los bolsillos estatales que ayudó a vaciar esto ya no se puede hacer. Nos asegura que el fracaso económico y social de las políticas que ha implementado, si persistimos, se trastocará en éxito. Para robarnos el presente, nos ha vuelto a vender, edulcorado, el futuro.
El discurso no es de extrañar. El 21 de Julio del 2017, antes de las elecciones legislativas, tuve oportunidad de predecirlo y no porque tenga dotes de adivino, sino porque el neo-liberalismo es reiterativo.
Ese día escribía: “El conservadurismo neo-liberal, como toda ideología, se alimenta de su propio fracaso. Si el ajuste no baja la inflación, sino que genera recesión y desempleo, esto debe ser porque no se ajustó lo suficiente. Si la flexibilización laboral no aumenta el nivel de empleo sino que precariza el existente, la solución debe ser flexibilizar más. Si la liberalización del flujo de capitales no produce una copiosa “lluvia” sino una estrepitosa “fuga”, la solución es rebajar aun más los controles. Si el endeudamiento externo es exorbitante y los intereses de la deuda no pueden pagarse, entonces la solución es endeudarse más para hacer frente al pago de intereses.”
También decía allí que “el Neo-Liberalismo se sostiene gracias a un electorado enfermo que, aunque famélico por el ajuste se sigue viendo obeso y cree que la solución es adelgazar. Para esta porción del electorado el fracaso del gobierno neo-liberal, no es una muestra de que su tiempo se acabó sino de que todavía no tuvo suficiente. El fracaso se vuelve una razón para la esperanza trastocada en ilusión. Creen que el ajuste es como una especie de poda invernal que posibilitará una primavera llena de retoños y nuevos brotes. No les importa que el invierno dure años o que la poda llegue a las raíces, porque lo radical de la poda sólo muestra lo necesario que era y lo vigorosa que será la primavera siempre por llegar.”
Para que el deseo presidencial de que ésta sea la última crisis que tengamos que vivir los argentinos, es importante que esta sea la última vez que elijamos a un presidente como él. Mientras esto no haya sido percibido y parte del electorado siga creyendo que el veneno tomado en grandes dosis se vuelve un remedio, estaremos condenados a escuchar discursos de presidentes que nos aseguran que cada una de las crisis que sus políticas indefectiblemente generan es la última que tendremos que padecer.
* Por Hugo Seleme / Imagen: Colectivo Manifiesto.