Condiciones de libertad desde contextos de encierro
Este lunes a la siesta, jóvenes de diferentes puntos de la ciudad de Córdoba participarán de la presentación de una nueva edición de la revista Tumbando Rejas en el Patio Mayor del Cabildo, en el marco de la 31ª Feria del Libro de Córdoba.
Se trata de la revista que realiza un grupo de jóvenes privados de libertad alojados en el Complejo Esperanza, en el marco de las escuelas que funcionan en el establecimiento.
Además de exponer la octava publicación de la revista, este año presentarán la novela «La otra vida de los pibes pistoleros» , una creación colectiva realizada entre alumnos y profesores de la institución.
La Comunidad Educativa Complejo Esperanza es una institución que depende del Ministerio de Educación destinada -según la descripción oficial- a contener a niños y jóvenes que se encuentran en conflicto con la ley penal.
Paradigmático que el verbo contener tenga dos acepciones: encerrar, dominar; comprender, abrazar. El verbo como exclusión de los pibes o como acompañamiento en un proceso de «inserción».
En numerosas ocasiones, los medios reflejan sólo una parte de lo que sucede en Esperanza: deterioro de la infraestructura, hacinamiento de los jóvenes, mala alimentación, fuga de internos y falta de recursos y personal.
Pero poco se habla del trabajo que sí suma oportunidades a los pibes. Al margen del oscilante protagonismo mediático y reclamos políticos, cerca de 250 adolescentes de entre 12 y 18 años continúan viviendo allí y en medio de eso aparece Tumbando Rejas.
Tumbando es un proyecto socioeducativo multidisciplinar de participación, formación y comunicación; una propuesta de promoción en derechos que apunta a la construcción de nuevas relaciones sociales.
Libre expresión donde no hay libertad
Educandos trabajando para brindar herramientas para la transformación de su visión de la realidad desde su propia realidad vivida, creando un espacio de libertad en donde se reflejen a través de la palabra escrita los aspectos emotivos de los alumnos y su concepción del mundo.
La titánica tarea de afrontar este proyecto está a cargo de la comunidad educativa de las escuelas del Complejo Esperanza; en tanto que el excelso trabajo es realizado por jóvenes que aún privados de su libertad, aún vedados de ciudadanía, intentan apropiarse de sus discursos y reflejar una reflexión crítica sobre ideas, emociones y vivencias que atraviesan a los jóvenes en situación de encierro.
«El taller de escritura, es un espacio de expresión de la palabra propia y compartida. La escritura de la palabra propia, en el espacio del encierro –espacio de dolor, ausencias, vulneraciones, aislamiento, soledad y opresión- potencia su sentido: ayudar a contar lo que nos pasa, lo que cuesta ser nombrado, habitar otro espacio y otro tiempo, dejar una huella», sostuvo Ana Barral, integrante del equipo educativo.
La trabajadora señaló que además de contar lo que se vive en el encierro, los talleres funcionan como sostén, como lugar de encuentro para compartir, además de la escritura: charlas, café, música; se trabajó con libertad, con la gran naturalidad de la creatividad de los jóvenes y con su increíble dosis de humor y alegría.
«Al principio yo no tenía mucha ganas porque no tenía experiencia, ni idea como se hacían las revistas, el contenido, las fotos… era mucho para mí. Pero después lo fui entendiendo y de a poco me fui metiendo y empecé a participar más. Me di cuenta de que una sola palabra que decía podia servir, era un granito más de arena que sumaba», manifestó el «Negro» Luna, uno de los jóvenes que participó de la confección de Tumbando Rejas.
En diálogo con La Tinta, Luna señaló que le gustaba contar historias de la vida y destacó el espacio de trabajo que se conforma en el marco del taller. «Fue algo único, nunca había participado en algo así. Compartíamos muchas cosas, historias, bromas, mates», recordó.
Franco, otro de los pibes que participó del taller, expresó que la revista «significó un escape de las rejas».
«El cole que hay ahí me ayudó a no desesperarme ni a bajar los brazos. Tuve el apoyo de los profesores y eso creo que no sólo a mí me pasó. Le debo mucho a esos profesores y directivos de la escuela. La Tumbando y el cole es lo mejor que hay ahí adentro», apuntó.
«Escribí cuando estuve en libertad y contar qué es estar en libertad cuando salís del complejo fue algo hermoso. Contar sobre qué estaba haciendo de mi vida, mi día cotidiano», expuso Rivadero, otro joven que participó de las revistas.
El muchacho contó a la La tinta que en ese contexto de encierro, el Tumbando le aportó «un espacio en el cual uno podía reflexionar acerca de varios temas o situaciones que se plantean en la vida; un espacio de pensamiento y reflexión».
La cita
Este lunes 12 a las 15:30, en el Patio Mayor del Cabildo, se realizará la presentación de un nuevo número de la revista y del libro «La otra vida de los pibes pistoleros», una novela colectiva escrita y encuadernada por los alumnos en el marco de los Talleres literarios que se realizan en la Biblioteca.
«Los jóvenes que escriben estas páginas han puesto su corazón y su esperanza en este proyecto. Algunos han recuperado su libertad pero sus palabras están presentes. Con ellos y por ellos apostamos a que el destino no está determinado y que podemos transformarlo, generando nuevas oportunidades de vida», expresan los encargados del taller.
Lecturas a cargo de: Luciano Debanne, Marysel Segovia, Lucía Miani, Camila Sosa Villada, Joaquín Collazo, Mabel Gaitan, Bichi Luque, Jere, Gladys Gutierrez, Fátima Cerione, Silvia Palacios, Nico Milanesio.
