René Houseman: un sueño de pájaros
«Al poco tiempo de llegar a Huracán me contó su historia. ¿Qué es René Houseman? Los sociólogos llenaron carillas tratando de explicarlo. Lo sabemos todos», escribió el periodista Pedro Urquiza en un artículo para el libro «El fútbol nuestro de cada día», del año 1974. A 65 años de su nacimiento, recordamos al Loco con un fragmento de aquella publicación. Una breve biografía. Un sueño de pájaros.
Por Pedro Uzquiza (extraído de Deporte y Literatura)
Al poco tiempo de llegar a Huracán me contó su historia. Aquel río de La Banda, en Santiago del Estero. La llegada de la familia a Buenos Aires… Se instalaron en el Bajo Belgrano, pasando las vías. Del otro lado de la opulencia de los pisos señoriales de la avenida del Libertador, de la aristrocracia de las Barrancas, de la quietud de la calle Cuba… Allí donde pudieron.
Donde encontraron un lugar. Donde el muro divide el barrio con sabor a fútbol y a turf. Los patios de los studs, «emparrado de glicinas, vigilan los sueños del peoncito que quiere ver ganador a su potrillo. El grito de gol que llega de los viejos tablones de la cancha de Excursionistas. Allí se afincaron los Hoseman con sus cuatro hijos. Cuando René empezó a acariciar la primera pelota de goma. Cuando el fútbol no era nada más que diversión porque la verdad era otra: trabajar. Me contó que fue dependiente en una carnicería. Que Julio Penna lo quiso hacer jockey pero que entre las dos pasiones populares del barrio había elegido el fútbol.
Así llegó Defensores de Belgrano. Las divisiones inferiores y el salto a la primera. Campeón de Primera C. La vuelta olímpica. La primera gran alegría compartida con su familia y su novia. La piba del barrio que conoció jugando al voleibol en el Huayra, el club modesto donde se hermanan paraguayos, bolivianos y argentinos. Me siguió hablando de su llegada a Huracán. Del afecto de sus compañeros, de la amistad que le brindó Menotti. El debut en primera y la Seleccion (…)
¿Qué es René Houseman? Los sociólogos llenaron carillas tratando de explicarlo. Lo sabemos todos. Ya no interesa tanto. Yo me quedo con el René que me contó su sueño de pájaros cuando se mojaba los pies allá en La Banda. El que quería sentarse en el cordón de la vereda con sus amigos del Bajo. El que vi contagiar con su carcajada sonora al vestuario de Huracán. El que me hizo poner de pie para aplaudir su magia con el gol en Vélez o en Argentinos Juniors. El de los hamaques de cintura en la jugada previa al gol en el Estadio Nacional de Santiago frente a Colo Colo, en el último minuto. Ese es el Houseman que quiero, respeto y admiro.
*Por Pedro Uzquiza, «El fútbol nuestro de cada día» (Ed: La Línea) – Fragmento extraído de Deporte y Literatura
