Cinco aspectos clave del ingreso de Colombia a la OTAN
El gobierno colombiano apuesta a integran la OTAN como «socio global», en un nuevo avance del militarismo estadounidense sobre América Latina.
Por Misión Verdad
En tiempos de balcanización global, con el Imperio del Caos estadounidense en plena debacle y en disputa geopolítica con el bloque euroasiático, Colombia se inserta en el escenario latinoamericano y caribeño como “socio global” de la OTAN, entidad (liderada por Estados Unidos) responsable de muchos de los desastres “humanitarios” en Europa oriental, África y Medio Oriente en las últimas décadas.
¿Qué es la OTAN?
El 4 de abril de 1949 se firmó el Tratado del Atlántico Norte, también conocido como el Tratado de Washington, que unía a 12 países fundadores: Estados Unidos, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos, Noruega, Portugal y el Reino Unido, en una sola organización de cooperación militar, mejor conocida en español como OTAN.
Posteriormente, nuevos miembros firmaron el tratado. Turquía y Grecia se unieron a la organización en 1952; Alemania occidental en 1955; España en 1982; Hungría, Polonia y República Checa en 1999; Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumania en 2004; Albania y Croacia en 2009; Montenegro en 2017. Actualmente hay 29 miembros.
Cabe destacar que la mayoría de países que se unieron a la OTAN luego del desmantelamiento de la Unión Soviética en 1991, formaron parte del llamado Pacto de Varsovia fundado el 14 de mayo de 1955 como respuesta a la organización atlantista, ya que significaba, en el marco de la Guerra Fría, una amenaza militar al denominado bloque comunista del este europeo y parte de Eurasia.
La OTAN nació en un contexto de altas tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, con la guerra frontal siempre a la vuelta de la esquina, por lo que las alianzas multinacionales de cada bando en ese momento contribuyeron a neutralizar ese tipo de confrontación, aunque jugaron un papel importante en lo que sería conocido como la Guerra Fría, de confrontación bélica indirecta, política, económica, cultural en diferentes puntos del planeta, incluida Latinoamérica.
Un factor importante de la OTAN es que respalda activamente el mantenimiento de armas nucleares, bajo su responsabilidad, ya que supuestamente favorece a la paz mundial.
Estructura y operatividad de la OTAN
Esta organización mantiene un comando central permanente e integrado, en el que el personal militar y civil de todos los países trabaja de manera colectiva. Los dos comandos estratégicos de la OTAN se encuentran en Bélgica y Estados Unidos, los comandos de fuerza conjunta en los Países Bajos (Holanda) e Italia, el comando aéreo en Alemania, el comando de tierra en Turquía y el comando marítimo en el Reino Unido.
El más importante artículo del tratado es el número 5, pues reza: “Las Partes convienen en que un ataque armado contra una o varias de ellas, acaecido en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque dirigido contra todas ellas”. El artículo 5 sólo fue invocado una vez como consecuencia de los ataques (de bandera falsa) en Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001, en el que los aliados de la OTAN asistieron a dos operaciones militares en Afganistán.
La organización se preserva como una entidad netamente política y militar, por lo que operaciones de inteligencia y contrainteligencia son usuales, así como actividades relacionadas al terrorismo, el narcotráfico, distintos operativos ilícitos y defensa integral de sus miembros.
En teoría, los países que conforman la OTAN deben gastar el 2% de su PIB en defensa militar. Para este 2018, sólo cinco de ellos llegaban o contribuían por encima de esa cifra.
También, la OTAN mantiene relaciones con otros países y organizaciones internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU, con la que mantiene una más que estrecha relación), la Unión Europea (UE) y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa. Desde 2005, la Unión Africana ha recibido apoyos de la OTAN. Y la organización tiene socios y aliados tanto en Medio Oriente como en Asia y América Latina (Irak, Pakistán, Japón, Corea del Sur, etc.), con los cuales tiene acuerdos bilaterales y algunos son “socios globales”.
El acuerdo Colombia-OTAN
La novedad consiste en que se firmó no un acuerdo bilateral sino uno de seguridad. Llamado Acuerdo de Seguridad de la Información entre Colombia y la OTAN, se rubricó el 25 de junio de 2013 entre el vicesecretario general de la organización atlantista, Alexander Vershbow, y el ministro de Defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón. Desde entonces, los ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores de Colombia enviaron un proyecto de ley para ratificar la alianza al Congreso de su país.
En ese mismo año, Colombia participó en la Conferencia de la OTAN con una ponencia sobre la construcción de la integridad militar. Según la misma organización, el país sudamericano supuestamente podría contribuir a la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo internacional.
A su vez, el ejército colombiano intercambiaría con la OTAN insumos de inteligencia, así como gestiones a las prácticas en operaciones “humanitarias”, lo que equivaldría a un fortalecimiento militar de cara a los objetivos del país latinoamericano.
El acuerdo no permitía que Colombia se pudiera convertir en miembro pleno de la OTAN por consideraciones geográficas y de orden administrativo, y tampoco admite el despliegue de tropas extranjeras (salvo las estadounidenses, como lo es de facto hoy) en suelo colombiano. Eso en teoría.
Este acuerdo fue transformándose en el tiempo, hasta que el 18 de mayo de 2017 se llegó a la formalidad de que Colombia podía convertirse en un “socio global” de la alianza atlantista como ya lo son Mongolia, Japón, Afganistán y Nueva Zelanda, por ejemplo. Sería el primero en América Latina.
¿Qué significa ser un “socio global”?
Acuerdos bilaterales se han firmado entre la OTAN y países latinoamericanos. La relación con Argentina, por tomar un ejemplo, ha sido muy estrecha: en 1997 fue nombrada por la Administración Clinton “aliada importante extra-OTAN”, un estatus que comporta colaboraciones en diferentes áreas militares. Incluso, los argentinos han llevado batallones a otros países en operaciones “humanitarias” de la OTAN en Croacia, Haití, Angola, Mozambique, Guatemala, Kuwait, Líbano, Chipre, a lo largo de la década de 1990.
Pero sociedades de ese tipo son menos profundas que la categoría de “socio global”, que compone otras características. Significa, básicamente, un enlazamiento íntimo entre el país y la estructura de la OTAN, que abarca la mayoría de las áreas militares en estrecha colaboración.
Efectivamente, desde 2013, Colombia y la OTAN han participado en una Iniciativa de Construcción Integral en limitadas áreas como “educación militar y entrenamiento, seguridad marítima, buena gobernanza e integridad constructiva”, según la página oficial de la alianza.
Para ello, Colombia ha permitido que la OTAN trabajase en profundidad en la institución militar local, y ha llevado a su personal correspondiente a cursos de la escuela de la OTAN en Oberammergau (Alemania) y al Instituto de Defensa de la OTAN en Roma (Italia) desde 2013. Colombia asimismo ha participado en numerosas conferencias militares de alto nivel relacionadas a la organización atlantista.
En 2015, Colombia apoyó operaciones navales de “contrapiratería” de la OTAN en el Cuerno de África, según el mismo portal de la organización multinacional.
En el futuro, ya con el país latinoamericano como “socio global”, podría participar en operaciones y misiones lideradas por la ONU, con asesoría de la OTAN a las fuerzas armadas colombianas según los estándares y normativas de la organización.
Implicaciones geopolíticas en América Latina
Tomando en cuenta que Colombia está íntimamente vinculada a la estructura e infraestructuras del Pentágono, con nueve bases militares estadounidenses en su territorio, y una nueva doctrina militar que estrecha las relaciones y visiones entre las fuerzas armadas colombianas y las de Washington; sabiendo de antemano que el plan del Pentágono consiste en caotizar el planeta entero, destruyendo estados-nación y sociedades enteras, para reorganizarlo en dos principales áreas geoeconómicas políticas, el Norte y el Sur, constituyendo así una nueva visión no sólo militar de Estados Unidos sino del desenvolvimiento global de las relaciones internacionales, podemos sugerir que Colombia se inserta como principal pivote latinoamericano de una estrategia que pretende imponer a las élites occidentales como el “gendarme necesario” de una región en disputa geopolíticamente por otros actores de gran peso. Nos referimos, por supuesto, a Rusia en el aspecto político-militar, y a China en lo económico-financiero.
La OTAN, liderada desde su origen por Estados Unidos, ha tomado parte de esa misma estrategia en varias partes del mundo: en la balcanizada Yugoslavia (Europa del Este), en Libia (África), en Irak y Siria (Medio Oriente). Las operaciones militares “humanitarias” en los primeros dos países terminaron en desastres distópicos en los que gobiernan las más diversas actividades delictivas y de degradación humana y cultural, y la partición oficial o de facto de sus territorios en poderes multinacionales o terroristas, en beneficio de la eliminación de las fronteras. En Siria fracasó el plan, luego de siete años de guerra, aun con el apoyo de la alianza atlántica a grupos terroristas en Medio Oriente y a los ataques de Estados Unidos a Damasco.
Si tomamos en cuenta la actitud beligerante de Colombia contra Venezuela y Ecuador (recordar el incidente militar-diplomático en 2008), y sobre todo con relación al gobierno de Nicolás Maduro, es posible dilucidar que la OTAN apoyaría los esfuerzos militares de Colombia en su papel como miembro activo del Grupo de Lima.
La otanización de Colombia, en su figura de “socio global”, podría darle un carácter de “regularidad” y apoyo logístico a las células del paramilitarismo colombiano en la frontera colombo-venezolana, lo que ajustaría el pivoteo pre-bélico del vecino país con relación a Venezuela. En una analogía respecto al conflicto sirio, decíamos en 2013 que “Colombia jugaría a cabalidad contra Venezuela el mismo papel que Turquía (antes de la negociación con Rusia e Irán) juega contra Siria: el de cabeza de playa para variopintos ‘frentes armados’ apoyados logística y militarmente por los países de la OTAN”.
El mismo gobierno venezolano hizo público en un comunicado de 2016 el rechazo a la integración de Colombia a la OTAN: “El gobierno venezolano se opone firmemente ante el intento de introducir factores externos con capacidad nuclear en nuestra región, cuyas actuaciones pasadas y recientes reivindican la política de la guerra, violentan acuerdos bilaterales y regionales de los cuales Colombia forma parte (Unasur, Celac), a través de los cuales se declaró a América Latina y el Caribe como Zona de Paz”.
Además, sería un “ejemplo a seguir” para el resto de socios estadounidenses en la región, como Argentina, Brasil, Chile, Perú, Panamá (en resumen, el Grupo de Lima), ya que esta asociación militar tiene implicaciones en las diferentes operaciones supuestamente antiterroristas y “humanitarias” que llevan a cabo actualmente Estados Unidos y la OTAN en el resto del globo.
*Por Misión Verdad