Naturalización de la violencia policial y las ganas de bailar
No son hechos aislados, no son situaciones desafortunadas ni “malos momentos”, el amedrentamiento policial es sistemático y lo sufren cada fin de semana miles de cordobeses en los bailes. Desde el Colectivo de Jóvenes, denuncian las prácticas represivas sufridas por uno de sus integrantes.
Por Redacción La tinta
Cualquiera que haya asistido a un baile de cuarteto conoce el desmedido operativo policial que se realiza previo, durante y post evento. Desde la organización Colectivo de Jóvenes, denuncian las violencias sufridas por uno de sus integrantes y cuestionan la fuerte presencia policial que “no tiene nada que ver con la música, con divertirse, con disfrutar, con bailar”.
El hecho ocurrió en la madrugada del domingo pasado, en el baile de Ulises Bueno, en el Estadio del Centro, a pocas cuadras de la Jefatura de Policía.
En un comunicado difundido por la organización, detallan que un miembro del Colectivo de Jóvenes, al salir del baño, fue obligado a desnudarse por completo y requisado por un efectivo policial.
“¿Qué estás haciendo? Andá para allá”, me dice y señala el fondo del baño. Me ordena que me saque la gorra y lo que tenga en los bolsillos. Hago caso y entrego gorra, llaves y DNI. “Sacate la ropa” es la siguiente orden. “Sacate todo”, ya por dentro temblaba y dudaba de por qué accedí a hacerle caso. Cumplo la orden, en ningún momento quise o intenté decir que no, simplemente agaché la cabeza e hice caso. Me saqué la remera, me saqué la bermuda, quedé en calzoncillos y zapatillas. Volvió a repetirme que me desvista por completo, así que me saqué el calzoncillo”, relata el joven, que mantiene el anonimato por cuestiones de seguridad.
“Ahí estaba en un baile, en la zona céntrica de la ciudad, en un baño que es una letrina, completamente desnudo y humillado por un policía de la Provincia de Córdoba. Un funcionario público que me seguía obligando, ahora a darme vuelta mientras me alumbraba con su linterna”.
“Yo sabía que eso que me estaba haciendo no corresponde bajo ninguna circunstancia, que la policía no tiene ningún derecho a desvestir personas, que yo sí tengo derechos, que eso que hizo es un delito. Pero, así y todo, me sentí aplastado, entregado, como una presa indefensa ante un ser asqueroso que me degradaba. Y si ese policía quería sacarme del baile, violentarme y humillarme aún más, lo podía hacer tranquilamente sin que nadie se entere, como lo hacen a cada rato. Y eso me daba mucho más miedo”, agrega el joven.
Desnaturalizar el miedo
Además, desde el Colectivo de Jóvenes, denuncian que no son casos aislados, sino que las prácticas violentas y represivas ejercidas por la Policía de Córdoba sobre la juventud y los sectores populares son una herramienta de control social.
“Es una urgencia comprender que la policía es, sobre todo, una estructura utilizada para generar y sostener el delito complejo, y es, principalmente, un negocio y una herramienta de control social que mediante el miedo, el terror, las torturas, las detenciones arbitrarias, las desapariciones forzadas y los fusilamientos ayudan a sostener la gobernabilidad (…). Es necesario, en estos tiempos de “polidisciplinamiento democrático”, no sólo institucional, sino también de nuestra sociedad en general, pensar que el grito sea cada vez más fuerte y exija fuera la yuta de nuestras vidas”, concluye el comunicado.
Leé el comunicado completo haciendo click acá.
*Por Redacción La tinta. Foto: Colectivo Manifiesto.