Alzar la voz: mujeres que escriben desde la cárcel

Alzar la voz: mujeres que escriben desde la cárcel
15 diciembre, 2017 por Redacción La tinta

“Las del mundo al revés. Cartas inevitables para todxs desde la cárcel” es un libro que reúne escritos de mujeres que participaron durante el 2015 y 2016 del Taller de lectura y escritura de cartas en la Cárcel de Mujeres de Bouwer. «Yo, quiero que en el libro queden expresadas nuestras necesidades, la realidad y, el que está afuera, pueda comprendernos» explica a modo de presentación.

Por Florencia Ogas para La tinta

El Pabellón Brujas de Ciudad Universitaria está convulsionado. Es fines de noviembre y para la época, hay un ritmo inusual. Se empiezan a asomar cuerpos que se agolpan en la galería para hojear el libro recién editado por la Cooperativa Fuerza y Trabajo. Un espacio autogestionado por personas que estuvieron en un contexto de encierro y se convocaron con la idea de pensar alternativas de subsistencia para transitar la vida afuera de los muros.

En el ejemplar -con detalles en sus bordes que se asemejan a una carta- se puede leer los nombres de Alhelí, Alma mía, Ana J. Vera, Ángel, Esperanza, Chuchú, Conny, Dove, Flavia, Indi, La sureña, Lí, Lulú, Marce, Mariluz, Marilyn, Mimí, Miranda, Mónica, Nashla y Roan. Todxs formaron parte del Taller de lectura y escritura coordinado por Marcela Carignano, Julia Monge, Flavia Romero y Lucía Scoles, y que contó con el apoyo de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC y el Proyecto Universitario de la Cárcel (PUC).

En las primeras hojas, a modo de declaración, se puede leer:

“Queremos de nuestro libro:
que refleje nuestra realidad.
Para que nadie más se encuentre en la cárcel.
Porque refleja mi realidad actual.
Porque expresa mi necesidad, compartir hacia afuera.
Para que sea universal, se conozca, se aprecie, se valor y se aprenda.
Se conozca, sea un hito de nuestra historia, que marque un antes y un después en nuestra vivencia cotidiana, aprendamos de los viejos errores, no los volvamos a cometer.
Yo, quiero que en el libro queden expresadas nuestras necesidades, la realidad y, el que está afuera, pueda comprendernos.
Las condiciones reales de este encierro, que más allá de cambiarte, te reciente y te trauma.
La verdad de la cárcel.
Queremos que este libro sea conocido por todos para que se dé a conocer un mundo desconocido.
Yo no sabía que existía y lo tuve que conocer.
Porque siempre es bueno conocer y dar a conocer otras realidades, la tuya, la mía , la de todos, porque es libro abre una ventana para que, a través de ella nos veamos y unamos todas las realidades posibles”.

¿Cómo piensan y sienten las mujeres privadas de su libertad? ¿Por qué escribir un libro que traduzca la realidad del encierro? En una sociedad que condena y estigmatiza desde la cuna, alzar la voz es un gesto imprescindible y libertario.


“Parece que la cárcel no formara parte de la sociedad, no es un hecho simbólico, Bouwer está alejado materialmente de la ciudad y para llegar al aula hay que atravesar once puertas. El pasaje entre el adentro y el afuera no es nada metafórico, es real. De muchas idas y venidas es que surgió el libro. El libro nunca fue un objetivo del taller”, relata una de las coordinadoras a La tinta.


En la primera edición del taller -2015- participaron diez mujeres y luego se sumaron el doble el año siguiente. El cruce de experiencias y voces, las animó a soñar un libro que atravesara las rejas -reales e imaginarias- para gritar a la sociedad toda que están presas, pero no muertas y que sólo una reja las separa de nosotrxs. “Se consolidó la idea de lo colectivo, de que somos un grupo. Por eso el libro está firmado por ‘MuGeres con Voz’ y a partir de esa consolidación, de la creación de lo común, es que el libro surgió como un deseo de todas. Al principio nos espantamos, pero las chicas fueron muy firmes y dijeron: ´No queremos una revista, queremos un libro. Y un libro libro´. Entonces decidimos hacerlo”, explica Julia Monge.

En los encuentros semanales entre las talleristas y las coordinadoras, los disparadores se transformaban en dispositivos de creación y expresión que les permitían rumiar en los deseos y sueños agazapados: “Partíamos de la lectura de una carta (literaria, de archivo, política), se tomaba como guía alguna idea para recorrer distintas líneas y temas de discusión, ensayando diferentes tipos de apropiación -reproducción grupal en voz alta, teatralización, reconstrucción con fotografías, imágenes, música- y luego volcado todo ello en la escritura. Otras cartas son producto de pervivencia de algún pensamiento, impresión, palabra o simplemente del deseo de escribir más allá de los encuentros, que hallaron su expresión en otros momentos y contextos de la vida en la cárcel y fuera de ella. También así los dibujos que las acompañan”.

“Este libro se creó cruzando puertas reales y simbólicas que tenemos para con nosotrxs mismos, para con los demás como sociedad. La idea del financiamiento haciendo una venta anticipada fue tratar de replicar lo importante de crear algo en común y en diálogo. La respuesta fue maravillosa y se generó algo entre dos partes que no se conocían. Eso fue inmenso y no lo esperábamos. Por eso planteamos una presentación, una celebración de lo colectivo” reflexiona Marcela Carignano.

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Anidar en una jaula

Ana es una de las mujeres que participó del taller mientras se encontraba privada de su libertad. Lejos del tiempo tirano, ahora los relojes se volvieron a su favor. Participó de la presentación del libro y algo nerviosa, se animó a poner en diálogo a dos mujeres, en dos contextos disímiles:

“Yo soy Ana. Una de las que se atrevió y se animó. Una de las que apostó a escribir y a atravesar todas esas puertas de las que ella hablan que, simbólica o no, reales o no, para muchos piensan que no existen. Sí, si existen. Y en muchos casos -como el mío- marcan etapas, marcan muchas cosas en la vida de una. Pero lo que más puedo llegar a rescatar de esta situación, es la manera en la que uno habla, dice, escribe y se expresa de acuerdo a los diferentes contexto en los que se encuentra. En ese momento yo escribía algo como esto:

No para mí que me atreví a gritar y a no dejarme vencer por la adversidad
sacar provecho de lo que pude
salir a flote
reconectar de mi las cenizas
las brasas que aún arden de mí y elevarme al cielo
pero no para desaparecer como el humo de un incendio
sino para arder como una llama que quiere seguir viva
afrontar la vida
ser fuerte
amarla, respetarla y vivirla
sobre todo eso
luchas por vivir a pesar de todo y a favor de todos.

Ese es un fragmento para que quizás, puedan entender. Yo en este momento podría decir otra cosa totalmente diferente, pero hablo justamente del contexto por esa razón. Creo que ahora estamos en un contexto diferente y yo podría llegar a decir que hay una diferencia abismal entre lo que opinaba en ese momento con lo que opino hoy. Hay que vivir la vida, hay que amarla, hay que respetarla, hay que animarse siempre, allá adentro y acá afuera mucho más. Hay que ser fuertes”.

El Brujas estalla en un aplauso sostenido. Algún que otro lagrimón cómplice se pianta en el rostro de lxs presentes. Otra de las participantes del taller que no pudo asistir a la presentación del libro, eligió sumarse a través de un audio. En su voz, se escucha cómo teje en palabras el universo de las del mundo al revés: “¿Por qué las del mundo al revés? Porque allí, en ese lugar donde estás condenada a la reflexión, a la pena, al olvido, donde quien no olvida no solo en esta sociedad sino también nosotras mismas, de que el mundo es redondo. Porque confinadas a esa jaula de hierro y cemento las esperanzas por momentos bajan a cero, cuando parece que más necesitas de alguien de tu familia (si es que la tienes), de tus amistades (si es aun recuerdan tu nombre), de Dios mismo que parece paradójico que en la calles nos chocamos con una iglesia, con un culto, con un templo, no nos buscan. Allí en ese lugarcito, en donde algunas de las que estamos aquí, estuvimos y todavía las que están van a buscar a Dios y le preguntas y te preguntas ¿cómo es ese mundo? ¿por qué todo es al revés? ¿por qué yo pertenezco a ese mundo que no es nada redondo?. Allí en ese lugar tan sombrío donde la dignidad humana pasa por un túnel tan largo como estrecho, difícil es que salgas integras, difícil es que creer que a ese túnel lo construimos mujeres como nosotras mismas, con una carrera, con una instrucción, con un empleo, con un juramento, con un uniforme. quienes te recordaban día a día lo poco que vales desde su punto de vista como si ellos fueran juez para juzgarte, pero para respuesta de nuestras plegarias es aquí este contrapunto, éstas otras mujeres de carne hueso a quienes presencian hoy la culminación de esta primera loca idea que parece mentira, pero que hoy palpamos que sí, si se puede. Por más que nuestros cuerpos estuvieron presos, más presos de la inequidad del sistema judicial y la pobreza humana. Y cuando hablo de pobreza, me refiero al mínimo exponente de la dignidad por el prójimo, allí en ese lugar donde la justicia es pobre, y cuando la justicia es pobre, es peligroso tener razón. Allí en ese lugar llegaron ustedes chicas, así nuestras palabras pudieron ser libres, gracias totales en nombre de las que estuvimos y las que aún están allí en ese lugar, en el mundo al revés”.

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El goce por el encuentro es infinito. Los aplausos y la celebración nos envuelve a todxs. Una de las coordinadora toma la palabra y nos invita a participar de una actividad de lectura y creación a partir de una carta que Frida Kahlo le envió a Diego Rivera, después de haber sufrido la amputación de una de sus piernas. Afuera del Brujas nos esperaba un ritual, una quema colectiva para eliminar todo aquello que no quisiéramos que exista en el mundo, como un acto de despojo sin culpa. Las hojas en blanco circulaban entre la gente y algunxs garabateaban ideas o dibujos. “La idea es que sea una participación en conjunto de diferentes tipos de expresiones. En un principio, el taller también fue pensando no necesariamente para gente que supiera leer o escribir. Nos gustaría que podamos participar de este quema todxs juntos por lo vivido y por lo que vendrá. El fuego como una sensación de culminación e iniciación de otras cosas”.

Mujeres que quieren justicia es:

Ser reconocidas en la sociedad
y ser bien remuneradas por nuestro trabajo
en este contexto de encierro donde nos encontramos.
Quisiera estar libre para estar con mis dos hijos
porque estoy de onda por un fiscal que te quiere quitar
hasta el aire mismo que uno respira
la justicia es lenta, es lenta pero llega
cuesta pero esta uno mismo
en la voluntad de uno mismo por seguir
por salir, por vivir, por crearte motivos para salir adelante
Salir adelante mientra vivo una injusticia
buscando y viendo si realmente la puedo conseguir
Sólo podremos lograr justicia y libertad para nosotras “Mujeres”
si nos proponemos que los demás no crean
que por estar privadas de libertad
no aportamos ideas y formas de cambiar
La mujer quiere justicia
que se la valore y no se quede en la nada
queremos justicia y libertad para expresarnos
Es saber que nunca dejamos de sentirnos libres
Pensar el día de mi salida
contar y cantar “las 40” como decían antes
a todos aquellos que no quieran escuchar
y a los que no
que sigan viviendo en la ignorancia de la existencia
de este submundo para el afuera
tan vigoroso para nosotras que lo vivimos tan desconocido
deslucido e ignorado por tantos
Buscar justicia es una lucha que nunca termina
que nos lleva a reivindicarnos como mujeres que somos
y que con trabajo y dedicamos buscamos solamente
hacer de este mundo algo mejor para todos.

*Por Florencia Ogas para La tinta.

Palabras claves: Cárcel de Bouwer, contexto de encierro

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