Asume la primera mujer en el sindicato de prensa de Córdoba

Asume la primera mujer en el sindicato de prensa de Córdoba
4 diciembre, 2017 por Redacción La tinta

La representante de la Lista Blanca “Unidad y Participación”, María Ana Mandakovic, fue elegida por 298 votos. Será la primera Secretaria General del sindicato desde 1984. Charlamos con ella sobre la crisis en el sector de prensa, el rol del Estado, la participación de los medios alternativos, el machismo sindical y los desafíos la gestión.

Por Florencia Ogas para La tinta

El Gremio está revolucionado. Es que María Ana Mandakovic -su nombre real, aunque todos la conozcan como “Mariana”- es la primera mujer en asumir el cargo de Secretaría General en el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren). Obtuvo, junto a Javier De Pascuale – Secretario Adjunto-, 298 votos de sus pares en lo que fue una jornada de plena democracia sindical. También, resultaron ganadores, en la Seccional Río Cuarto, Marta Maezo; en Villa María, Diego De Giusti y, en San Francisco, Antonio Muratore. El próximo martes a las 18 horas, será el acto de asunción en la sede de Obispo Trejo 365.

Históricamente, los espacios sindicales y gremiales son lugares hostiles para las mujeres que tienen una participación activa en las comisiones directas y aún más para aquellas que aspiran a llegar a los cargos de toma de decisiones. En Argentina, la Ley 25.674 de cupo sindical femenino fue sancionada hace 15 años y establece que cada sindicato debe contar con una cantidad de mujeres proporcional al total de trabajadoras de la rama y que, además, los cargos electivos de los sindicatos deben reflejar una presencia proporcional de mujeres. En el Cispren, tuvieron que pasar casi 34 años desde su creación para que se concretara: “El sindicalismo es centralmente verticalista y machista. Esa es la característica que tiene y eso hace que vos tengas que salir a jugar en condiciones de desigualdad. Algunos compañeros me han llegado a decir ‘¡Lo que pasa es que vos querés ser secretaria general!’ ¿Está mal, no se puede, está prohibido? Siempre está esto de darnos permiso, de aprobarnos. A veces, en una comisión directiva, hasta que no gritás un par de veces, no te escuchan. O levantás la mano para hablar, empezás y te cortan. Esas cosas pasan todo el tiempo”, relata a La tinta.

“Yo no estaría acá si no hubiesen existido compañeras que se hicieron cargo de lugares determinantes como la ‘Toti’ Sileoni de Comercio y Justicia, Estela González, María José Quiroga, Liliana Arraya, María Rosa Grotti, mujeres que militaron siempre en el sindicato y que formaron parte de comisiones directivas, con posiciones críticas que, inclusive, lideraron lista opositoras que no ganaron, pero que recuerdo”.

Una de las promesas de campaña, además de crear la “Secretaría de Autogestión” que trabajará junto a los medios alternativos, populares y autogestivos, es abrir una “Secretaría de Género” que lleve adelante acciones concretas ante las necesidades y demandas específicas de las trabajadoras de prensa: “Estos espacios es donde las luchas de género sirven para nutrirlas de una concepción de clase. Es la primera vez que una vocal se hará cargo como secretaria de género”.

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Foto: Colectivo Manifiesto

¿Cómo iniciaste tu camino en el Sindicato?

—Arranqué siendo delegada entre el 95′ y 96′, lo recuerdo porque estaba embarazada de algunos de mis dos hijos mayores. Una de las cosas que me decían era “¡Uh! para qué te metes como delegada embarazada”. Lo típico. Después de eso, en el 2001, cuando hubo una elección, pasé a ser vocal y ahí traté de conseguir que hubiese otros delegados en la empresa donde yo trabajaba, y entré en la comisión directiva hasta el 2003, que fui Secretaria de Cultura. En diciembre de 2005, voy a la Secretaria de Obra Social, porque no había quien se quisiera hacer cargo. Ese también es un tema.

Un área complicada…

—Hoy, la obra social es el patito feo, te toca bailar con la más fea si vas a la obra social. En algún momento, no fue así. El sindicato nació en el 84′ cuando se fusiona el Círculo de la Prensa con el Sindicato de Prensa y, en ese momento, se arma la obra social y, más o menos, había situaciones, pero eran muy pocas. Más o menos, es la misma cantidad de afiliados que tiene hoy, hemos llegado a un punto y, luego, hemos bajado. Pero, en el último tiempo, apostamos a un sistema solidario de salud en un mercado cada vez más concentrado y descarnado en donde la enfermedad es un buen negocio y nosotros no compartimos esa teoría, donde hay que jugar con las reglas de un sistema cuando vos tenés otros principios.

Mariana recuerda los años al frente de la obra social, se anticipa a la pregunta para interpelarse a sí misma y no duda en el valor de la autocrítica sobre los pasos que la formaron y le permitieron, hoy, representar a sus compañeros y compañeras.

«Si vos me preguntaras si cometí muchos errores cuando estuve en la obra social, te diría que sí. Cometí muchos, pero algunos los volvería a cometer cuando está en juego la vida de un compañero y te dicen que tenés que pagar un tratamiento que supera cualquier dimensión y a sabiendas que tu compañero no se va a salvar. Entonces, ¿cuánto vale la vida de un compañero? No importa, lo pagás, decidís hacerlo. En un sistema donde todo se compra y se vende, te desfinancia».

¿Y después cómo continuaste?

—Me quedé en el área de la obra social desde el 2011 al 2014, que fue la última gestión. En esa época, cambiamos de Secretario General y asumió Carlos Valduvino. Yo empecé con algunas diferencias a la hora de la conducción. Algunas tenían que ver con que se achicaba la obra social y manteníamos una estructura que nos iba a comer. Le planteé que en esos términos no seguía, con esa construcción política que se estaba planteando. Bajé a vocal y, de la vocalía, armamos esto.

¿Cuáles son los desafíos de la gestión?

—El primer desafío es fortalecer la institución gremial. Esto está en una crisis terminal, pero no solamente por el problema económico financiero que existe tanto en el sindicato como en la obra social, sino porque esto es reflejo de una crisis que tiene la actividad de la prensa en general. No solamente en Córdoba y en el país, sino que en el mundo también. Se cayó el modelo de periodismo que teníamos internalizado todos, ustedes son más jóvenes y vienen con la tecnología incorporada y salen al cruce de otra manera, pero para los que pensamos que el periodismo era un oficio, que había que trabajar de una determinada manera, eso se cayó. Se cayó el negocio que tenían los medios o los grandes capitales vinculados a lo mediático. Hoy, la publicidad corre por otro lado. Las agencias de noticias se fijan en lo que sale o no en la redes sociales, una locura. A nadie le importa lo que necesita la comunidad, la sociedad, sino que es lo que mide, cuántos clicks tuvo tal noticia.

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Foto: Colectivo Manifiesto

¿Se ha desvalorizado el oficio periodístico?

—Yo creo que hay que repensar todo y tener la convicción de que nadie va a valorizar el trabajo de los trabajadores de prensa y la comunicación si no lo valoramos nosotros. Es un oficio central para la construcción de democracias participativas genuinas.

Ante el cierre de medios y despidos masivos de trabajadores, ¿el Estado debería intervenir?

—Yo creo que el Estado tiene que intervenir para garantizar el derecho humano de la comunicación y la información. El problema es que nosotros sabemos que tenemos un Estado que hoy responde a un determinado modelo dentro de lo que es el sistema capitalista, pasamos de un modelo a otro y tenemos que ser conscientes de eso. Sobre la intervención estatal, en materia de comunicación, de información y en poder regular, no estamos en el mejor momento. Ellos están interesados en regular el negocio que hay de la mano de la comunicación como lo es la ley de convergencia tecnológica. Están más interesados en quién maneja los soportes que en cómo se producen los discursos, los contenidos y lo que cambia pautas culturales son los contenidos, no los soportes.

Yo siento que a los trabajadores de prensa y la comunicación nos está manejando la herramienta. Sobre todo, a los que estamos en relación de dependencia, nos flexibilizan, nos hacen hacer tres trabajos por un solo pago. En el caso de los que trabajan desde la autogestión o tienen otra forma de organización, la herramienta sirve para potenciar.

El problema sigue siendo la sostenibilidad.

—Claro, y si el Estado no entra a garantizar eso, vamos muy mal. Uno de los principales desafíos es fortalecer la institución gremial para poder dar la batalla y poder instalar estos debates, instalar el debate de por qué es importante que existan trabajadores de prensa y la comunicación, por qué es importante ejercer el oficio del periodista de otra manera, desde otro lugar y por qué tenemos que reivindicar eso. Es un debate que tenemos que instalar socialmente, nadie lo va instalar por nosotros. El sindicato, más allá de defender lo derechos, de defender el estatuto y el convenio colectivo, también tiene que animarse a mirar para adentro porque el convenio no incluye ninguna de las nuevas formas de trabajo que tienen que ver con la tecnología, por ejemplo. Todo el que se sienta trabajador de prensa y la comunicación tiene que estar acá adentro y nosotros vamos a tener el desafío de pelear carnet para la actividad para que haya un reconocimiento y una defensa, para que no te allanen los medios alternativos, para la distribución de la pauta oficial, entre otras cosas.

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Foto: Colectivo Manifiesto

Las paritarias de prensa están estancadas, ¿qué análisis hacés de la situación que atraviesan los medios en Córdoba?

—Nosotros venimos perdiendo poder adquisitivo desde hace rato. La paritaria, en algún momento, la sacamos con cuchillo y palo. Cerramos en un 14% el primer semestre y nosotros pensamos que no podemos cerrar por menos de un 10% en el segundo semestre, y nos están ofreciendo un 8% por ciento, desdoblado. No quieren que cerremos en un básico de 20 mil. Nosotros empezamos la paritaria el segundo semestre con la apertura de los retiros voluntarios de La Voz del Interior y se fueron más de 50 personas. Eso es una manera de ajustar, flexibilizar y de echar para atrás cualquier paritaria.

Aún es difícil percibirnos como sujetos y sujetas trabajadores de prensa

—Somos trabajadores intelectuales. No te sentís igual al que trabaja, por ejemplo, construyendo una silla. Vos estás trabajando con ideas y hay una significación muy grande. Por ahí, a muchos no les gusta que les pongan el overol. Además, existe esto de “El Periodista”, se hace una construcción simbólica muy grande. Los mismos medios eligen las caras que lo representan y después es difícil decirle a esa cara que vaya a hacer un paro si está en juego que siga apareciendo o no. Pero estas son construcciones colectivas que hay que ir planteando y que hay que ir deconstruyendo y volviendo a construir.

Ante un presente poco alentador para el periodismo en el país y en el mundo, Mariana coincide en que el desafío, los miedos y la incertidumbre son muy grandes. Aún así, insiste e invita a construir un gremio participativo y en pie de lucha: “Hoy, hay que construir colaborativamente. Hay que construir un sindicato acorde a estos nuevos tiempos para dar la pelea, que es muy grande, pero no hay otra forma de hacerla. Los miedos son muchos por la situación de crisis, pero tenemos la certeza que si hacemos las cosas bien y pensando en los compañeros y compañeras trabajadores de prensa y la comunicación, no nos puede ir mal. Aunque empecemos de cero”.

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Foto: Colectivo Manifiesto

*Por Florencia Ogas para La tinta.

Palabras claves: Cispren, machismo, María Ana Mandakovic, sindicalismo

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