Encierro o entierro, el destino campesino en Paraguay
A fines de agosto se presentó en Córdoba el libro “Desde nuestro rincón de lucha: memorias de una década de injusta prisión” sobre los 6 campesinos paraguayos presos desde hace más de 10 años. Conversamos con Alvino Villalba y Sandra Gonzales, quienes nos dieron un panorama de la situación política y social de país hermano.
Por Redacción La tinta
El libro
En el marco de la Campaña por la Libertad de los Seis, el viernes 25 de agosto se lanzó en el Café del Alba el libro «Desde nuestro rincón de lucha: memorias de una década de injusta prisión». Fue presentado por Sandra Gonzáles integrante de la CONAMURI y Alvino Villalba del Partido Comunista Paraguayo. El mismo reúne cartas enviadas y recibidas por los seis campesinos presos, así como artículos sobre su situación durante sus primeros diez años de injusta prisión, una especie de voz viva de la injusticia contra el campesinado en Paraguay y en una denuncia al sistema político y judicial que los mantiene presos.
El libro se convierte en “una ventana que permite mirar muros adentro y encontrar a estos militantes que, demonizados y criminalizados, traen su palabra para contar su historia, oportunidad que no tuvieron a lo largo de estos años en Paraguay” (De la presentación del libro), y nos permite acercarnos a conocer la larga historia de injusticias del país vecino.
Los presos
En el año 2004, Cecilia Cubas, hija del expresidente de Paraguay Raúl Cubas Grau (1998-1999) fue secuestrada y cinco meses después fue encontrada muerta. Este hecho fue adjudicado a 5 militantes y dirigentes de Patria Libre, organización de izquierda cercana a la Teología de la liberación que se creó en los años noventa y que luego se convirtió en partido político y 1 militante del Movimiento Agrario Popular (MAP), organización que lucha por la reforma agraria integral y que está integrada por pequeños agricultores.
Los seis campesinos actualmente presos en Tacumbú, penal ubicado cerca de Asunción, son Agustín Acosta, Arístides Vera, Basiliano Cardozo, Gustavo Lezcano, Roque Rodríguez y Simeón Bordón.
Al principio fueron acusados de “omisión” aunque la carátula de la causa 2 años después se convirtió en secuestro y asesinato. Meses después de la primera acusación y teniendo en cuenta los antecedentes de arbitrariedades cometidas por el Estado paraguayo, los acusados viajaron a Argentina y pidieron asilo político. La respuesta del Estado argentino fue encarcelarlos en un penal.
Entre gestos de solidaridad y pedidos de excarcelación, en el 2008 los 6 campesinos comenzaron una huelga de hambre en la cárcel argentina. Dos meses después, fueron extraditados a Paraguay, donde vinieron las complicaciones. Los imputaron con “nuevas pruebas”, falsas, conectándolos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
La batalla judicial, implicó para los campesinos acusados de secuestro y asesinato una asimetría donde el Estado paraguayo los encarceló sin fundamentos jurídicos. En el 2011, después de 5 años de prisión, se les negó una solicitud de liberación y revocación del pedido de prisión preventiva, cuestión que está prevista en la legislación penal paraguaya. Todos, absolutamente todos los habeas corpus, fueron negados.
En el 2012 los seis campesinos fueron condenados a 35 años: 25 de prisión y a 10 de medidas de seguridad. La sentencia fue confirmada en 2014. La Coordinadora de Derechos Humanos de Paraguay (Codehupy) viene denunciando sistemáticamente la situación judicial de los presos políticos. Este año presentaron una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Nada impide que sigan presos.
Asesinatos y encarcelamientos
El caso de los 6 no es aislado, nos dice Alvino Villalba: «Vivir y luchar contra las injusticias en Paraguay implica tener en cuenta que una puede terminar en el cementerio o en la cárcel».
«Desde 1989, con el regreso de la democracia en Paraguay, ya han sido asesinados 150 dirigentes campesinos que luchan por la recuperación de tierras. Los que no fueron asesinados fueron encarcelados. Estos son los dos destinos de los campesinos paraguayos y luchadores sociales y contra esos destinos se está dando una incansable batalla», afirma.
Uno de los casos más conocidos sucedió años después de que se iniciara esta causa contra los 6. Se trata de la Masacre de Curuguaty, en la cual 17 personas fueron asesinadas; 11 campesinos y 6 policías. Los campesinos sobrevivientes a la masacre fueron condenados a prisión en 2012. Todos las fuerzas policiales involucradas permanecen impunes y sin haber sido siquiera citadas a declarar.
También es paradigmático el caso de Pedro Espinoza y Dora Mesa, dirigentes sociales, políticos y gremiales en Alto Paraná. Fueron acusados y encarcelados acusados de tener estupefacientes: “Alrededor de 50 kg de marihuana podrida que seguramente sacaron de la fiscalía para realizar ese operativo”, presume Villalba. Si bien hoy no están encarcelados, estuvieron 7 meses presos y hoy sólo cuentan con libertad ambulatoria limitada. Vale un dato poco azaroso: de los policías que hicieron el operativo, uno de ellos declaró que recibió órdenes del por entonces vice Ministro de Seguridad Interior, Jalil Rachid, fiscal del caso Curuguaty.
Las mujeres
Sandra Gonzales pertenece a la CONAMURI, organización de mujeres indígenas y campesinas de Paraguay que está al frente de la “Campaña por la libertad de los Seis”.
Nos plantea que el avance de los agronegocios coloca a las mujeres campesinas e indígenas en una situación de vulnerabilidad total: “La situación de violencia que acosa a las comunidades toma una dimensión mucho mayor y hasta sus cuerpos se vuelven mercancía, objeto de cambio”.
Desde la CONAMURI buscan organizar a las mujeres campesinas e indígenas para politizar la vida campesina y colocar en el escenario público lo que ocurre en el mundo privado.
La tierra
La lucha por la tierra está inscripta en el ADN de los habitantes paraguayos. Hay una reforma agraria que nunca se llevó a cabo. Los campesinos no participaron de la repartida de tierras que hizo el gobierno fascista de Stroessner pero caudillos, comisarios y militares sí.
Más de la mitad de los habitantes del país vecino, no tienen acceso a la tierra y mucho menos a una vivienda digna. Se calcula que entre el 2 y el 4 por ciento de la población paraguaya (en un total de 7 millones de personas) concentra el 90 por ciento de la tierra.
Al respecto nos dice Alvino: “Hay miles de tierras conquistadas por campesinos pero faltan todavía recuperar. La lucha por la tierra es primordial y es una lucha que el sistema entiende bastante bien. La oligarquía paraguaya está compuesta por 135 familias y un círculo pequeño que recibe también beneficios de ese grupo. La lucha por la tierra es vital. A raíz de eso varios campesinos ya fueron asesinados. Y otros cuantos están en la cárcel acusados de distintos delitos: invasión a inmueble ajeno o cualquier acto terrorista. Se crea falso testimonio, falsas pruebas y se lo condena. El sistema tiene estos dos destinos: el encierro o el entierro”.
*Por Redacción La tinta. Foto: SubCoop y Colectivo Manifiesto.