Rosa Luxemburgo y los pueblos indígenas de América
Por Sergio Abraham Méndez Moissen para La Izquierda Diario
Rosa, “La Roja”, fue una de las más importantes revolucionarias del Siglo XX. Su historia es un ejemplo de lucha para las generaciones que hoy recuperan la bandera por el cambio del mundo.
Luxemburgo fue una dirigente, mujer de una minoría étnica en un país oprimido por la gran “nación rusa”: la judía. Fundadora del socialismo de su país, decidió militar en Alemania, en las filas de la Socialdemocracia Alemana (SDS) como una de las principales especialistas de los pueblos llamados “orientales”. Fue opositora a la mayoría del partido, cuyo referente principal del ala derecha era Eduard Bernstein, y fundó después el Grupo Espartaco junto a Karl Liebknecht.
Muchos son los temas que Luxemburgo sugiere en el debate marxista: la espontaneidad de la lucha de clases (en oposición al gradualismo y reformismo del SDS), el papel de la huelga general de masas (criticando el pacifismo de su partido alemán), la violencia en la lucha revolucionaria y la crítica al centralismo propuesto por Lenin.
Criticó duramente la capitulación del SDS en 1914 cuando la mayoría de su partido decidió aprobar los créditos de guerra, en lo que Lenin llamó la primera carnicería imperialista. Vislumbró la categoría “acumulación por despojo” o de la importancia de la desposesión en el capitalismo en su acumulación de capital. Polemizó con los bolcheviques pero siempre estuvo del lado de la Revolución de 1917. Su inteligencia le permitió hablar alemán, ruso, yidish, polaco y en una reseña hermosa, el crítico cultural John Berger cuenta que en la cárcel, hablaba con los pájaros durante la gran guerra de 1914. Fue asesinada por la socialdemocracia tras el levantamiento trágico del Grupo Espartaco, en medio de la gran revolución alemana.
¿Comunismo incaico?
Antes de lo escrito en defensa de los pueblos incas por José Carlos Mariátegui en sus Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Rosa Luxemburgo se aproximó a la idea de que en América los pueblos llamados “bárbaros” sin civilización y sin “cultura” representaban valores, ideas y formas de organización social superiores a los de la civilización capitalista.
Luxemburgo desarrolla tal tesis en su Introducción a la Economía Política, un texto que se publicó póstumamente a partir de los apuntes que escribió para una Escuela Central para la formación de los cuadros del Partido Socialdemócrata alemán en Berlín, en 1906.
Para Rosa Luxemburgo el comunitarismo, la forma colectiva del trabajo agrario, la forma de organización estatal asamblearia, la inexistencia de las clases, la forma de organización del hombre y la naturaleza en los pueblos llamado “bárbaros” son formas de organización “previas al capitalismo” y por lo tanto funcionales, puntos de apoyo para la revolución socialista.
Similar a las reflexiones sobre la comuna rural rusa que Marx intercambió con Vera Zasúlich y extrañamente parecido a la fascinación de Walter Benjamin por la cultura mexicana, Luxemburgo se aproximó al pensamiento indígena del Perú.
Dice Michael Löwy que “hay que tener en cuenta que la expresión comunismo inca se encuentra en Rosa Luxemburgo, en su libro sobre Introducción a la Economía Política habla del comunismo inca. ¿Qué quiere decir esto? En la civilización Inca, además de la estructura absolutista, el poder del inca y su oligarquía, existían en la base, en las comunidades indígenas, formas comunitarias de vida, de trabajo, con propiedad común de la tierra, etcétera. A eso lo llama comunismo inca.”
Luxemburgo llega a conclusiones similares a las de José Carlos Mariátegui: el indígena en América no es un problema, como pensaba el pensamiento burgués y liberal. Para Luxemburgo las formas sociales, culturales y de organización llamadas “precapitalistas” son puntos de apoyo para la revolución socialista.
*Por Sergio Abraham Méndez Moissen para La Izquierda Diario