Laboratorios, Go Home
Una puja en el Congreso Nacional para actualizar la ley de VIH, desnuda una compleja trama de intereses: entre el lobby internacional y la presión de las organizaciones locales que buscan la soberanía en materia de salud.
Por Julián Fernández para La tetera
¿Qué puedo decir de nuevo si quiero escribir sobre VIH? ¿Cuidate? ¿Usá forro? Suena todo tan antiguo. La respuesta, claramente, no estaba dentro de mi cabeza así que me acerqué a charlar con Mariana Arce, presidenta de la Asociación Civil VOX. Llegué entre la lluvia a Entre Ríos y Cochabamba, a donde me esperaban con mates.
Una sigla nos acompaña durante toda la charla: AHF. Sé que ya estás corriendo a Wikipedia para saciar tu curiosidad pero no te aceleres, nosotrxs te contamos. Es habitual que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hagan recomendaciones a los países, sobre cómo deberían tratarse algunos temas. La última recomendación es el ya conocido 90-90-90: 90% de la población testeada, 90% de la población diagnosticada y el 90% de lxs detectadxs en tratamiento (si Macri se entera le da un ataque por la cantidad de plata que debería asignarle al Ministerio de Salud).
Hay un cuarto 90 agregado por el ex viceministro de Salud, Federico Kaski, en el cual se recomendaba que el 90% de las compras que el Estado debe realizar anualmente se haga con la medicación más económica que entre en la licitación, para evitar seguir relegando parte de nuestra soberanía a laboratorios extranjeros y, eventualmente, apuntar a la producción nacional de estos fármacos.
La AHF (Fundación para el cuidado del SIDA por sus siglas en inglés) es una organización yankee camuflada de “organización sin fines de lucro”, que ingresa a los países otorgando servicios de prevención de VIH, pruebas y asistencia sanitaria a pacientes, pero como reza el dicho “cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”.
La AHF está en muchos países y a los Estados les viene genial porque descargan su responsabilidad en el trabajo de esta ONG, desligándose así de los cuidados de la salud pública. ¿A qué costo vamos a seguir las recomendaciones de la OMS y la OPS? Calculo que al mismo precio de seguir recomendaciones del FMI o el Banco Mundial.
Si algunx es tan desconfiado como yo, seguramente se está preguntando ¿y para qué quiere la AHF entrar a Argentina? ¿Qué busca? Mariana cuenta que en nuestro país la Ley Nacional de SIDA está desde 1990 y necesita una actualización. “En los ‘90” recuerda “la única medicación con la que se contaba en el país era AZT, el primer medicamento antiretroviral, y para muchxs un diagnóstico reactivo era equivalente a una sentencia de muerte”. Sabemos que hoy la situación es distinta: una persona que vive con VIH puede tener calidad y esperanza de vida con un tratamiento adecuado.
En 2015 se presentaron dos proyectos de ley para reformar la legislación vigente: por un lado está el redactado por el Ministerio de Salud durante la gestión kirchnerista en conjunto con organizaciones y personas que viven con VIH. Por otro lado, el que presentó la AHF ingresada en la Cámara de Senadores. Según nos cuenta Camila Arce, coordinadora nacional de la RAJAP (Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos) y Lucas Fauno Gutiérrez, también de RAPAJ, el proyecto creado entre Estado y sociedad civil fue tratado hace algunas semanas en la comisión de salud, y espera por su tratamiento en legislación y presupuesto.
Parece que la palabra que divide aguas es “soberanía”. El proyecto creado entre Ministerio de Salud, organizaciones de la sociedad civil y personas viviendo con VIH tiene dos puntos que me interesaría resaltar:
1- Determina la creación de la “Comisión Nacional de VIH, Hepatitis virales e ITS” donde “son atribuciones de esta Comisión definir las políticas públicas en materia de VIH, SIDA, Hepatitis virales e ITS, incluyendo las directrices de prevención, diagnóstico, tratamiento y asistencia en la materia“ y el espacio estará integrado por “representantes de las agencias estatales, del sector de las organizaciones de personas con VIH e ITS, del sector de las organizaciones con trabajo en VIH e ITS, y sociedades científicas […]”.
2- Propone que se declare de interés nacional “la investigación y el desarrollo de tecnologías locales para la producción pública nacional de dichos insumos que garanticen la sustentabilidad de las políticas públicas vinculadas, la disponibilidad de formulaciones pediátricas para VIH y Hepatitis virales y la defensa de la soberanía sanitaria nacional».
Hablando con Fauno sobre las leyes y el contexto nacional que nos atraviesa, me asegura que “pase lo que pase vamos a seguir visibilizando y trabajando para que la ley sea actualizada. Vivimos con una ley de los 90, que si bien es muy de avanzada en lo que propone, no tiene en cuenta tantas otras. La de los 90 es una ley de urgencia de vida que no tiene en cuenta la calidad de vida, lo cual es lógico porque en ese momento, no teníamos expectativa de vivir más que unos pocos años. Pero estamos en el 2017 y nos seguimos muriendo, y gran parte de la responsabilidad de esto es un Estado ausente. También cuenta que la iniciativa busca incluir a jóvenes nacidxs con el virus, y que contemple derechos laborales y sociales, además de los derechos humanos.
No te voy a decir qué pensar, ni qué proyecto de ley bancar, pero sí creo que es necesario que todxs estemos al tanto de lo que está pasando en nuestro país en algo tan importante como es una nueva legislación en lo que VIH/SIDA respecta.
Una vez más el liberalismo ocupando el sillón de Rivadavia se desliga de sus responsabilidades como Estado, comprometiendo el futuro de la Nación y su Pueblo. La lluvia paró y mientras camino por Pellegrini pienso que cuanto más tiempo pasa, más se evidencia para cuán pocos se gobierna. Definitivamente este modelo de país es solamente para la que puede.
*Por Julián Fernández para La tetera.