Merece Arder, militantes e incendiarias de la palabra

Merece Arder, militantes e incendiarias de la palabra
4 julio, 2017 por Soledad Sgarella

El programa de radio -que sale por Eterogenia los miércoles a la tarde- propone, desde el 2014, miradas sobre diversos temas con el humor como pilar y la lucha feminista como perspectiva para ver el mundo y reconstruirlo, considerando a la radio como un espacio clave para construir cultura y aportar nuevas y necesarias miradas en estos tiempos que corren.

Por Soledad Sgarella para La tinta.
Fotos: Tania Pérsico y Daniel Salas.

Fresquísima, inquieta, intensa y con el humor siempre afilado, Mariana Palmero es comunicadora, docente universitaria e integrante del equipo de Merece Arder junto a Sol Arellano al aire, Stefani Barbini Pugno en producción y redes y Tania Pérsico en operación. Hincha de Belgrano, se sabe que es ella quien pone la música en las fiestas de sus amigos del alma y baila hasta que se prenden las luces. En el día de les locutores, La tinta se acercó a esta radionauta (que tiene la sonrisa cerca de lo que dice y siente) para preguntarle un poco más sobre cómo gestaron el programa que llevan adelante, cómo ve el lugar de las mujeres en los medios y cómo cree que la radio construye cultura.

—¿Quiénes son Merece Arder?

—Las Merece Arder somos mujeres, somos comunicadoras,  somos militantes de la palabra , podemos decir en algún punto. Somos mujeres que nos conocimos siendo mucho más jóvenes de lo que hoy somos, y nos juntó la Escuela de Ciencias de la Información allá por fines de los 90. Sol Arellano, Veronica Rey García, y a otro par de compañeras que no han formado parte del proyecto de Merece pero sí nos juntamos por aquellos años para poder armar alguna propuesta radiofónica e integrarnos a la Radio Revés, que en ese momento estaba surgiendo.

Vimos que no había voces femeninas -o las que estaban, tenían como un lugar subsidiario en algún punto- entonces quisimos formar parte, y ese formar parte tuvo que ver inicialmente con irrumpir en un programa que estaba hecho por varones: irrumpimos, y tomamos ese programa, y a partir de ahí, de esa toma simbólica que hicimos (y que incluyó encerrarnos y hacer un programa dos horas dejando afuera esperando a quienes hacían el programa, que si leen seguramente la nota se van acordar… (risas) y a partir de ahí pensamos en una propuesta concreta que estuvo en el aire entre el 2001 y el 2005 que fue Mujeres Inconvenientes, un programa que abordaba diversas temáticas por programas desde una mirada femenina, decíamos. Después de terminar ese programa nos seguimos viendo particularmente con Sol y con Virginia Flores, y cada vez que nos cruzábamos era: “tenemos que volver a hacer radio, tenemos que volver a hacer radio, tenemos que volver a hacer radio”.

—El nombre del programa es muy fuerte y pregnante… ¿de dónde surgió, o con qué intenciones?

—En el invierno del 2013 coincidimos con Sol y con Virginia, en una bar de Ciudad Universitaria, y empezamos a pensar un espacio. No teníamos ninguna emisora en vista, sabíamos que teníamos ganas de volver a hacer radio juntas, y aunque no queríamos repetir Mujeres Inconvenientes sí queríamos que tuviera nuestro sello y que pudiésemos trabajar distintas temáticas:  abordar la cultura, el arte, la música, el rock, el cine, los movimientos sociales y políticos desde la mirada que cada una tenía, y así le fuimos dando forma a un proyecto que escribimos y presentamos. 

En el año 2014 arrancamos con esto que inicialmente nombramos Todo lo que merece arder, y que tenía que ver con dos cuestiones o perspectivas: primero con aquello que no nos gustaba y que tenía que extinguirse por la acción de lo que podíamos hacer arder, y por otro lado lo que merecía arder en términos de lo que queríamos revalorizar, lo que queríamos reivindicar y por lo que queríamos luchar. Y nos movilizó entonces esta posibilidad de generar un espacio que contuviese todas esas inquietudes. Veníamos de distintas experiencias de vida y de militancia también, algunas con una mirada un poco más definida en relación al feminismo y otras que se estaban recién acercando. Y en ese momento, el 2014, era un momento que creíamos propicio para generar un espacio que posibilitase a quienes nos acompañaran,  construir o poner a discutir algunos sentidos sobre lo que nosotros llamamos la realidad sociocultural y ofrecer la posibilidad de un espacio con distintas miradas y despojado de ciertas rigideces estéticas. 

Encontramos este espacio en el que estamos, que es la Radio Eterogenia del Centro Cultural España Córdoba, que es un espacio en el que podemos expresarnos de manera muy libre y abierta y ha contenido y contiene actualmente a otros programas en donde al menos hay una intencionalidad y un trabajo por visibilizar las voces de las mujeres y de distintos colectivos y distintas luchas. Hay posibilidades, si bien en los circuitos y en los espacios más difundidos y hegemónicos eso no es posible hoy, y quizás estamos bastante lejos, pero sí en las alternativas que podamos inventar, pensar y construir colectivamente. Creo que la lucha básicamente tiene que ver con abrir nuevos espacios para que podamos hacernos visibles las mujeres y para que podamos existir de un modo libre y de un modo en el que hagamos valer nuestras autonomías y nuestras posibilidades.

—¿De qué y a quienes le hablan?

—En ese punto y pensando de qué hablamos y a quienes les hablamos, hablamos de lo que nos pinta, de cuestiones que nos interesan pero que creemos que son al menos de un interés general o temas que se están problematizando en estos momentos. Hablamos de música, y sobre todo de artistas mujeres: nos gusta hablar de las consagradas y de las que no han quedado visibilizadas, por la industria o por la historia. Hablamos de sexo, de sexualidad, de la sexualidad atravesada por el amor, de las sexualidades y de las posibilidades de vivir una sexualidad por fuera de lo que la heteronormatividad indica, hablamos de cine, de literatura, de dolores -los físicos y los sociales-, y que muchas veces nos tienen de protagonistas o como víctimas a nosotras, hablamos de lo que nos gusta y nos hace reír, aunque ridículo y absurdo. De lo que otras y otros hacen hablamos muchos: ha sido una constante en Merece tener invitadas o invitados que nos vienen a contar lo que están haciendo o a los que les proponemos un tema y lo vienen a compartir.

Inicialmente pensamos en un público configurado por mujeres, pero les hablamos a mujeres y a hombres… a los que nos quieran escuchar y a los que nos quieran acompañar y se sientan interpelados, les estamos hablando.

—¿Qué es para vos hacer radio en este programa?

—Hacer este programa es parte de mi vida porque la radio es un espacio que me permite pasar un buen momento y compartir con mis compañeras (y mis amigas de muchos años) pero básicamente, y eso lo hemos discutido y hablado mucho con Sol, en este último tiempo, y después de los resultados de las últimas elecciones presidenciales, de estos cambios tan dolorosos que hemos sufrido en nuestras vidas. De alguna manera, para mí hacer radio es una posibilidad de decir y denunciar, lo que no nos gusta y lo que nos está dañando como sociedad y en las luchas que sostenemos es un espacio donde a esa palabra es posible activarla y habilitarla.

Entonces es un espacio que queremos cuidar y en el que tratamos de generar distintas posibilidades para poder decir, y al cual repensamos constantemente. Es pensar en poder luchar contra lo que nos oprime cotidianamente, y no contra una estructura tan grande, si no lo que nos oprime en el día a día . Y por otro lado, hace un año es un espacio en el que a mí, personalmente me está sirviendo para hablar del amor y de las posibilidades múltiples que ese sentimiento puede convocar, no solo con una pareja sino con todas las personas con las que compartimos nuestra vida.

—La radio entonces como construcción, como experiencia cultural… ¿cómo creés que están construyendo cultura con la radio y con su programa, específicamente?

—Yo entiendo que la cultura tiene que ver con la prácticas a partir de las cuales le damos sentidos a nuestras vidas, y nombramos el mundo y explicamos el mundo e interpretamos el mundo. Entonces desde ese lugar, y pensándome desde Merece Arder -pero pensando también la radio como un proyecto que no solo desde la palabra si no desde propuestas musicales y artísticas (incluso la producción de fotos que este año nos animamos a hacer y con la que quedamos muy contentas)- digo que la radio hace cultura porque la radio propone modos de interpretar situaciones, hechos, esto que creemos que nos pasa.  La radio crea cultura porque crea sentidos: sentidos sobre el mundo, sentidos sobre la vida, sentidos sobre lo que nosotras creemos que somos las mujeres, que podemos las mujeres, que queremos las mujeres, que deseamos las mujeres. Construir cultura es justamente proponer y poner a circular sentidos, en distintos formatos, y la radio es uno de ellos. 

—Es el humor uno de los ingredientes principales en este quehacer cultural que tienen en Merece Arder… ¿cómo fue que eligieron el humor como bastión en el programa?

—El tema del humor se fue dando y ha sido la posibilidad de sostenernos, básicamente porque nos divertía mucho y la pasábamos muy bien, permitiéndonos abordar temas que no sé si hubiéramos podido si hubiésemos caído en rigideces o en esos lugares comunes desde los que por allí se abordan en otros proyectos radiofónicos. Es un sello que pretendemos seguir cultivando. De todas maneras, Merece Arder se sostiene en tres pilares, puedo decirlo hoy: el primero fue el trabajo desde el humor (ahí Virginia Flores es la autora fundamental porque no solo ha aportado frescura si no un gran trabajo desde la construcción humorística y la mirada así sobre muchos temas que le gusta decir que son banales o más bien mundanos, pero que han sido fundamentales).

El otro punto es la música, que no es un dato menor. Hay un trabajo muy fuerte que se ha ido consolidando año a año y que puntualmente tiene a Sol Arellano como protagonista, que es una buscadora incesante de nuevas experiencias musicales y hace un trabajo de curadora en cada programa para seleccionar la música que considera acorde a las temáticas que seleccionamos y discutimos.

Y la otra pata, que la hemos ido puliendo sobre todo en estos últimos dos años, es la de abordar distintas temáticas desde una mirada de género y desde un compromiso con esta lucha que es una lucha por la igualdad y la visibilización de la situación en que las mujeres vivimos, desde el origen de los tiempos o al menos de esta sociedad. Este pilar digo que lo hemos ido consolidando porque es un ejercicio que hacemos semana a semana y que por ahí advertimos que tenemos que ajustar y seguir siempre vigilando, cuando volvemos a escuchar los programas… por ahí nos advertimos utilizando términos o miradas que nos devuelve el espejo de este patriarcado que siempre decimos nos atraviesa. Por eso hacemos fuerza en poder cuestionarnos y seguir consolidando una perspectiva que creemos que es necesaria y que podemos aportar desde nuestro lugar de radionautas y comunicadoras.

—En ese sentido, hace poco publicamos en La tinta un artículo en el que según un monitoreo de radio -realizado por Nos Quemaron por Brujas-, los programas de radio más escuchados, tanto en AM como en FM, son conducidos en un 80% por varones. ¿Cómo ves el rol o los roles de las mujeres en los medios?

-Considero que esto no es privativo de los medios sino que básicamente tiene que ver con los lugares que las mujeres ocupamos en el sistema productivo, ¿no? En el sistema productivo y en diversos aspectos de la producción cultural. Y cuando hablo de mujeres no quiero dejar de mencionar a otros colectivos que también están en la lucha feminista, que son los colectivos trans, travesti, transexual, transgénero… digo, minorías con las que compartimos estas situaciones de opresión. Por eso lo importante de gestar o generar. No sé si va a cambiar en un corto plazo poder ocupar en los programas más escuchados un lugar de protagonismo, sí me parece que es una posibilidad generar nuevas alternativas y nuevos proyectos en donde nosotras podamos no solo estar liderando si no estar acompañando a otras compañeros y otros compañeros, proyectos colectivos en los que podamos estar al frente y también hacer visible y dar lugar, de tener la potestad de la palabra.

Podemos destacar varios proyectos en radio… a mí personalmente me gusta mucho el de Futurock, una radio online porteña donde hay figuras como Julia Mengolini, Malena Pichot, que son reconocidas pero que básicamente están intentando plantear una forma de hacer radio donde las mujeres tengamos ese otro lugar que queremos, donde podamos hacer columnas de opinión y que esas columnas no sean solamente de interés general si no que sean de economía, de deportes, de temas que además son privativos en general e históricamente de los hombres.

Para redondear un poco, que un 80 % de programas tanto en AM como en FM de los más escuchados tengan a conductores varones, en una ciudad en la que “el” conductor de “el” programa que se retira por suerte y se pregunten por su sucesor y no se hable de sucesora, por ejemplo, o en donde en los medios de la Universidad Nacional de Córdoba también la preeminencia sea de varones, o en donde el lugar de la mujer es un lugar muy subsidiario, leyendo los mensajes, o dando los anuncios o haciendo pequeñas columnas, no es algo que nos sorprende.  Viene siendo todavía un lugar muy relegado el que tenemos en los medios, o en los grandes medios, pero creo que hay una posibilidad en la alternatividad o en la posibilidad de gestar nuevos proyectos. No sé si son las épocas en términos de la posibilidad de financiamiento claramente, pero sí me animo a decir que desde lo colectivo, y gestando o encontrándonos con otras y con otros podemos generar alternativas en donde nosotras tengamos la posibilidad de otros espacios y de otras posibilidades expresivas. 

Por Soledad Sgarella para La tinta. Fotos: Tania Pérsico y Daniel Salas.

Palabras claves: feminismo, Mariana Palmero, Merece Arder, Radio Eterogenia

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