Todo para la foto
Una vez más, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, montó la escena. Igual que en La Salada y la represión en la 9 de Julio, las cámaras llegaron para ver a los 2000 agentes de las fuerzas de seguridad entrar a la villa 1-11-14, en el Bajo Flores. En la búsqueda de los capos narcos -que por la espectacularidad del operativo hicieron pensar en el Chapo Guzmán sin las cifras millonarias-, los habitantes del barrio quedaron atrapados: los niños faltaron a la escuela, los adultos al trabajo.
Por Cosecha Roja
“Es todo para la foto. En la manzana 18, que va a la calle Varela, el colectivo 23 no pudo entrar ni salir de la villa, entonces los chicos no pudieron ir a la escuela. A la gente que se iba caminando le pedían documento y la retenían. ¿Cómo justificás en el trabajo una falta o una llegada tarde? ¿Decís que en tu barrio hicieron un allanamiento a los narcos? Eso te pone de rodillas, te estigmatiza”. El que habla es Leo, el hermano de Ezequiel Demonty, el joven torturado y arrojado al Riachuelo por la Policía en 2002. Es vecino del Bajo Flores y está indignado por el enorme despliegue de las fuerzas de seguridad sobre la 1-11-14.
Leo, al igual que muchos vecinos, no se opone al combate contra el narcomenudeo. “En este barrio la mayoría trabaja y algunos pocos viven de la manera en que viven. Pero cada vez que hacen una cosa así, no aparecen 200 narcos. Aparecen 10 y unas cuantas dosis o kilos de droga. ¿Quién les vende a ellos? Porque nunca los agarran”, dijo a Cosecha Roja.
“La policía sabe a dónde van y cómo proceden. Se llevaron 5000 pesos de una casa y 15 mil de otra. Para ser dinero narco es bastante poco. Ahora los vecinos están haciendo las denuncias de que les falta ese dinero. Puede ser su sueldo, su ahorro o lo único que tienen”, contó Demonty.
El megaoperativo fue ordenado la madrugada del viernes por el juez federal Sergio Torres: 2000 agentes de Gendarmería y de las Policías Federal y de la Ciudad realizaron más de 100 allanamientos y detuvieron al menos a 15 personas, entre ellas dos líderes de la llamada “Banda de los paraguayos”.
Las fuerzas de seguridad incautaron 450 kilos de marihuana, 40 dosis de cocaína, 45 mil dosis de paco, dinero y armas de fuego. Una de las detenidas fue la suegra de Marco Antonio Estrada González, quien suponen que ocupó el lugar del narcotraficante. El capo cayó en diciembre por un kilo y medio de cocaína y hoy está preso en el complejo de Ezeiza. Ese día Bullrich festejó en las redes: “¡Detuvimos a uno de los capos narcos más importantes del país! A las 16.30 voy a dar una #conferencia de prensa”.
“De alguna manera, aunque nos moleste, con el cambio de gobierno nos hemos acostumbrado a estas maneras espectaculares de actuar”, dijo Demonty en relación al operativo que se realizó el 21 de junio en la feria La Salada.
Sin embargo, entre ese operativo y el de la Villa 1-11-14 hubo algunos golpes al narcotráfico que salieron desdibujados en los medios de comunicación. No solamente por la escena mediática fabricada para las cámaras sino también por los volúmenes de mercadería incautados.
– El 28 de junio, por ejemplo, en el ‘Operativo Frigoverde’ hallaron cinco toneladas de marihuana provenientes del Paraguay que viajaban disimuladas en un camión.
– El 13 de junio incautaron 10.000 kilos de droga ocultos en un cargamento de soja en un barco remolque que navegaba en el río Paraná.
– Unos días antes, el 8 de junio, el Escuadrón 9 Oberá de la Gendarmería Nacional interceptó un camión con 4 toneladas de marihuana.
Cerca de las diez de la mañana, en el corazón de la villa dio una conferencia de prensa junto al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y al jefe de la Policía Federal, Néstor Roncaglia. La exposición de la ministra tuvo intermitencias: un hombre se subió a un árbol, aplaudió y gritó. Ella desde abajo decía “que lo bajen”. No pudieron los gendarmes: fue un vecino el que le ofreció 50 pesos. El hombre bajó, los agarró y volvió a subirse.
Cuando volvió a captar la atención de las cámaras, Bullrich informó sobre el número de los detenidos y dio detalles de la suegra de Marcos. Dijo que ella “seguía manejando la organización criminal” tras la reclusión del capo narco en el penal de Ezeiza. “Ésta es una política que nos encomendó el Presidente y el Jefe de Gobierno porteño, de trabajar en los barrios más humildes donde hay gente que quiere dominar al territorio. Son muchísimos los que salen de acá a trabajar y a estudiar, quedan presos de estas bandas”, dijo.
Luego habló Rodríguez Larreta: “el Estado viene para quedarse. A partir de mañana iniciamos un proceso de diálogo con el barrio, en el que buscamos el consenso para la integración, como hicimos en otros barrios de la Ciudad, como la Villa 20, la Villa 31, la “Rodrigo Bueno” o Fraga. Queremos que este barrio sea igual que otro, con seguridad, derechos y responsabilidades”.
El discurso de la ministra y sus acompañantes tiene un doble intención. Según el sociólogo Daniel Rosso, ante las próximas elecciones, el gobierno necesita armar un escenario de lucha contra la corrupción. “Construir esa lucha contra el ‘afuera de la ley’ permite poner en un lugar central el discurso liberal clásico. El narcotraficante, los corruptos, los planeros que cortan una calle y los militantes ociosos son un conjunto de actores que en el macrismo están homologados en ese afuera de la ley”, dijo a Cosecha Roja.
“La ministra y el jefe de Gobierno vienen a ser los que reponen la ley. ¿Cómo? En este caso con la fuerza: 2000 efectivos haciendo 100 allanamientos en una villa, dándole espectacularidad, diciendo ‘Este es nuestro discurso contra las mafias. Miren, si ustedes nos votan es lo que vamos a generalizar en el futuro”, explicó.
Por unas horas, la villa 1-11-14 entró en la lógica de los #BarriosSeguros y la #ArgentinaSinNarcotráfico del gobierno. Pronto le tocará, según Rodríguez Larreta, a la 20, la 31, la Rodrigo Bueno y la Fraga.
*Por Cosecha Roja / Foto de portada: La tinta