«SanCor nació como respuesta a la crisis del ‘30, la salida tiene que venir también por ahí»
La planta de Brinkmann peligra cerrar y dejar en la calle a sus trabajadores. La comunidad realizó un abrazo simbólico porque no está dispuesta a convertirse «en un pueblo fantasma»
Por Gustavo Sarmiento y Jonathan Raed para Tiempo Argentino
El 15 de agosto de 2012, todo Brinkmann celebró un hecho histórico: el gobernador reconoció por decreto que este pueblo del noreste de Córdoba, a 262 kilómetros de la capital provincial, por fin superaba los 10 mil habitantes (10.049 exactos) y pasaba a ser, oficialmente, ciudad. De esos actos y festejos, con asueto y embanderamiento de edificios y comercios, pasaron a una realidad opuesta que hoy los pone en alerta: Brinkmann es una de las cuatro localidades donde puede cerrar o achicarse la planta de SanCor, con 113 familias en riesgo de quedar en la calle.
No es una empresa más en Brinkmann. La primera reunión constitutiva de las 16 cooperativas de Santa Fe y Córdoba que formaron SanCor fue allí. “Representó el progreso”, dice el intendente Gustavo Tevez. La primera planta se estableció en Sunchales en 1940; la segunda, en 1943, fue en Brinkmann, dedicada a elaborar manteca y luego cuartirolo. Hoy conserva quesos para exportación y recibe leche para refinarla. También representa una mutual, proveeduría y farmacia para sus trabajadores, que supieron ser 460 hace menos de una década. Hoy son 133.
Fernando, trabajador de la planta, amplía el panorama: “En un par de años se pasó de elaborar 4 millones de litros de leche por día a un millón y medio, la mitad que hace cuatro meses. Se fueron muchos tambos a otras empresas, algunas de ex presidentes de SanCor, como Lactear”.
Tras cinco años en rojo, el último balance dio un déficit de 2421 millones, que incluye una deuda de Venezuela por leche en polvo. Funcionarios del gobierno nacional se quejaron a la empresa porque “dieron aumentos de salarios en paritarias de hasta el 40%”, aunque los sueldos representen menos del 20% del presupuesto de la firma: no habrá ayuda del Estado si no se “reestructura” de 4000 a 2500 empleados.
La planta de Sancor está en pleno centro de Brinkmann. Es, literalmente, el corazón de la ciudad. Llegó a tener 60 mil unidades de quesos con calidad de exportación, pero ya no recibe producción por el cierre de la planta de Moldes que los elaboraba. “El cierre significa también la afectación de un sistema comercial y económico que se mueve alrededor de la fábrica”, enfatiza Tevez. Pero aclara que esa ciudad donde Macri ganó con el 60% no está dispuesta a convertirse “en un pueblo fantasma”.
El abrazo
El jueves a las 18, Brinkmann tuvo una cita. Esa ciudad acostumbrada a la alegría, sede del Festival Nacional del Humor y la Canción, se propuso darle un “abrazo simbólico” a la planta de SanCor, con la presencia de cientos de vecinos. Una bandera blanca con letras azules cubrió todo el frente: “SanCor, historia de Brinkmann”. Habló Juan Cortéz, titular de la seccional Brinkmann del gremio Atilra: “El 40% de la población pasó por acá. Hoy nos quieren llevar todo.”
Horas antes llegaban las últimas novedades: SanCor y el gobierno avanzaron en la idea de vender al menos el 51% a capitales extranjeros. Y mencionaron a grupos como Lactalis (Francia) y Lala (México).
Para Tevez, la solución debe ser otra. Quiere declarar que el inmueble sólo sea destinado a la actividad láctea; y la utilidad pública del lote de 12 hectáreas: “SanCor nació como propuesta local frente a la crisis del ‘30, ahora la salida tiene que venir también por ahí. Se constituyó en cooperativa para no entregar la mercadería a las grandes empresas extranjeras, esas que ahora quieren quedarse con lo que no pudieron tener hace 80 años”.
Llueve sobre mojado
A las pésimas administraciones de SanCor se suma la crisis del sector lácteo. De acuerdo a cifras de la Subsecretaría de Lechería de la Nación, 2016 fue el año de menor producción en casi una década. Un 10% menos que en 2015. Retracción del precio internacional, aumento de los costos locales y falta de regulación forman un combo negativo al que se agregan las lluvias. En la cuenca lechera del noreste cordobés, unos 135 tambos padecieron las inundaciones de enero. El pequeño productor tambero cobra el litro seis veces menos que en un supermercado y pierde, aún con subsidio, casi 7 pesos por cada cien invertidos. El resultado: a lo largo de 2016 se cerraron alrededor de 460 tambos.
Los precursores
“Lo de SanCor es la crónica de una muerte anunciada”, se lamenta Félix Stradella, hijo y homónimo de aquél que entró en los libros de historia por ser el primer intendente comunista elegido por el voto popular en toda América, en 1958. La experiencia duró apenas dos años por la intervención federal de Frondizi en la provincia. Félix hijo tenía 16 años. Su misión era ir a la feria a tomar nota de lo que pagaban el precio de ganado en pie y el kilo de pan y ver cuánto lo cobraba después el carnicero o el panadero. “Si la vaca la pagaban 10 pesos, la carne la podían cobrar a 20, no más. Fuimos los precursores de Precios Cuidados”. ¿No se puede hacer eso hoy con la leche? “Nuestro ejemplo fue simple. Un gobierno con pelotas puede regularlo, pero desgraciadamente hay muchos intereses en juego”.
*Por Gustavo Sarmiento y Jonathan Raed para Tiempo Argentino