El gol de todas
El fin de semana Juan Pablo Sorín visitó a Las Aliadas, las pioneras del fútbol femenino en la Villa 31. Allí les leyó «El gol de todas», un cuento que Mónica Santino escribió para Pelota de Papel, libro en el que los autores son los jugadores. La entrenadora es la gran responsable de esa aventura de jugar a la pelota en un mundo de hombres.
Pelota de Papel es algo más que su simple descripción: «Un libro de cuentos de fútbol escritos por futbolistas, presentados por escritores y acompañados de ilustraciones de artistas plásticos». Como diría Alejandro Dolina, es algo más que su composición elemental de papel y tinta. Allí los jugadores se abrieron a una faceta desconocida para algunos y oculta para otros.
Entre estos llamativos autores se encuentra Juan Pablo Sorín y Mónica Santino. El «Juampi», ex capitán de la Selección Argentina, mundialista, campeón con River, ex jugador de Barcelona, Cruzeiro, Juventus…etc. Mónica es una de las máximas referentes del fútbol femenino en el país, ex jugadora y directora técnica de Las Aliadas, equipo que ya es orgullo de la Villa 31.
Ambos se juntaron ahí, donde un grupo de chicas un día quiso disputar los espacios. La cancha para entrenar, los tiempos para ir a practicar y toda la batería de prejuicios que sostienen aún al fútbol como un patrimonio exclusivo de los hombres.
Con un ejemplar de Pelota de Trapo, Sorín llegó para leer unos cuentos, entre ellos el que escribió Mónica: «El gol de todas», que justamente refiere al camino desarrollado por Las Aliadas desde el Barrio Güemes hacia el mundo.
También hubo tiempo para los consejos tácticos: cómo salir jugado por la banda, cómo para un fútbol y siempre levantar la cabeza y mirar a los compañeros. Pero como supo explicar Albert Camus, el fútbol nos enseña sobre la vida y quienes amamos la pelota sabemos trazar permanentemente ese paralelismo: “Porque si levanto la cabeza puedo ver al otro, puedo saber si el otro necesita mi ayuda, puedo tener la sensibilidad de ponerme en su lugar”, dijo el excapitán nacional.
Del barrio al continente y al mundo
A finales de noviembre del año pasado en Caseros, provincia de Buenos Aires, se desarrolló el primer Festival Latinoamericano de Fútbol y Derechos de las Mujeres. Allí participaron Las Aliadas junto a combinados de Córdoba, Zárate, Villa Martelli, un equipo en representación de Colombia y hasta un combinado de alemanas, brasileñas, y otros países.
La organización del evento estuvo concentrada en Mónica Santino y sus compañeras de La Nuestra, pioneras en el fútbol femenino en Argentina. El encuentro sirvió una vez más para encontrarse, compartir experiencias, debatir y repensar al fútbol practicado por mujeres como escenario y estrategia contra la violencia machista, las imposiciones culturales y el discurso hegemónico.
«La Nuestra es algo que nos llena de orgullo a todas las que pertenecemos. Nos llena de orgullo pertenecer, consideramos que eso es importantísimo, por la identidad colectiva, el sujeto colectivo, la lucha colectiva, todo por encima de los nombres propios. En el barrio este nombre cobró sentido, desde que estamos en Noviembre de 2007, acá se llenó de contenido, se hizo más ‘nuestra’ digamos», les dijo Mónica en aquellos días a La Izquierda Diario.
No se agota nunca en contar las dos grandes conquistas que Las Aliadas supieron ganar antes que cualquier partido: el derecho al lugar y al ocio, al tiempo libre, ese que se naturaliza en el hombre y asusta cuando se trata de ellas: «A mí me parece que pararse en una cancha de fútbol en un barrio, que es el espacio público más importante, y tener un horario y lugar para entrenamiento de mujeres, eso empodera de por sí. Te para frente a la vida de otra manera. Algunas lograron, entre otras cosas, que mientras juguemos al fútbol los compañeros varones cuiden a lxs niñxs, y sobre todo levantar la cabeza y mirar para adelante, que eso es muy importante en el fútbol. Si vos no levantas la cabeza no le podes hacer un buen pase a tu compañera. Ves cómo las pibas defienden su espacio y se dan cuenta de la conquista y el orgullo que les da cuando se habla de la famosa cancha de la Villa 31 en nombre de ellas».
«Tenemos muchas expectativas porque está hecho a pulmón, con el corazón, porque la construcción entre todas es horizontal y es importantísima porque hay mucha gente que no pertenece necesariamente a La Nuestra y vino a laburar y a poner el hombro en el Festival, por la presencia de los equipos que vienen de otros países, por lo que le va a pasar a nuestras chicas estos días. Tenemos la esperanza de que el fútbol practicado por mujeres crezca, de ver para adelante qué estrategias desarrollamos para que esto suceda y para que el acceso al deporte para mujeres sea considerado un derecho. Pensar en el derecho al juego desde la perspectiva de género para reforzar lo que creemos y para nuevas ideas de acá para adelante. Sin olvidarnos de que a esas expectativas enormes le agregamos el pasarla bien, jugar a la pelota y disfrutar hasta el último segundo cada taller y cada palabra que se diga».
Entre partidos y talleres, se habló de fútbol y la violencia machista que existe en cada rincón: la casa, la calle, la escuela, el trabajo. Pintaron banderas y paredes. Como en la cancha, cada espacio se pelea y se gana. Sobre una de las paredes del polideportivo municipal de Caseros hoy se puede leer: «Soy mujer, puedes ver. Como ves, conquistando al mundo. Jugar no te hace más hombre ni menos mujer. Solo soy yo misma, sintiéndome libre y a gusto dentro de la cancha».
Fotos: @LibroPelota