AMMAR y una nueva apuesta comunitaria en el centro de la ciudad
Hace unas semanas, se inauguró el Polo Integral Productivo, Sociocultural, Sanitario y Educativo «Sandra Figueroa», abierto a toda la comunidad y en pleno centro. Un espacio para el encuentro, la organización y la construcción de redes.
La primera escuela primaria de trabajadoras sexuales en Latinoamérica, por la que muchas personas han pasado y terminado sus estudios desde 2003. La cooperativa textil. El consultorio con médica generalista, ginecóloga y testeos para VIH. Un espacio de primera escucha que trabaja sobre el consumo problemático. Cursos de capacitación y, obviamente, una cooperativa de barbería y otra de estética, uñas y maquillaje que vienen en camino. El primer Museo Global de las Trabajadoras Sexuales, con una muestra de fotos de trabajadorxs de Latinoamérica y el Caribe, parte de RedTraSex LAC, que, al igual que en AMMAR Córdoba, luchan por el reconocimiento del trabajo sexual. Todo esto sucede en la calle San Martín 723, en pleno centro de la ciudad, en la nueva sede de AMMAR.
También, cuentan con la sede de la salita cuna, que ahora está en el Bv. Guzmán, donde muchas mamás que trabajan en la zona del Mercado Norte, limpiando vidrios o de changas por el centro, dejan a sus niñxs, que hoy son más de 40 en el turno mañana y tarde. Una política que sostienen desde hace muchos años y que alivia las tareas de cuidado, tareas que siguen siendo una gran deuda del Estado y más en los sectores de la informalidad.
Estuvieron más de un año buscando alquiler porque tuvieron que mudarse de la anterior sede. Recibían un no rotundo ―y, en algunos casos, escandalizado― cuando escuchaban que el alquiler era para la Asociación de Meretrices. Les cerraron muchas puertas. «Eso muestra la discriminación que seguimos sufriendo, no importaba saber que nuestra sede es un servicio a la comunidad», dicen las compañeras organizadas en AMMAR Córdoba.
Trabajaron mucho, todo a pulmón, y acá están, con un nuevo y ambicioso proyecto, un gran gesto para la época que vivimos. Blanca Mendoza, secretaria gremial de AMMAR Córdoba y secretaria de Políticas de Reconocimiento del Trabajo Sexual – Central Provincial de Diversidad Córdoba, en diálogo con La tinta, dice: «Este Polo es una forma para que las compañeras sigan viniendo a compartir, a organizarse, a disfrutar de las cosas que aquí se van proponiendo. Estamos justamente en un lugar que es de la ‘zona roja’, donde particularmente se ejerce mucho el trabajo sexual. Entonces, estar aquí hace que nos sigamos encontrando para seguir luchando por nuestros derechos, porque todavía nos falta un montón, porque no hay reconocimiento por los derechos laborales de nosotras, las trabajadoras sexuales”.
Para quienes ya son más grandes o no quieren seguir ejerciendo, cuentan con la posibilidad y el apoyo desde el sindicato para otros proyectos. Blanca sostiene que es importante pensar en otras opciones y otros horizontes para que puedan seguir generando dinero, «que es lo que importa hoy, ¿no?». La realidad que vivimos en el país no escapa al trabajo sexual: «Ha bajado muchísimo la demanda porque no hay plata. Cuesta muchísimo el día a día para sobrevivir porque, en la mayoría de los casos, somos sostén de hogar, de familia ampliada. Somos mujeres, madres, hijas, tías, esa es toda la carga que llevamos. Con el gobierno de Javier Milei y sus políticas económicas, vemos un claro retroceso, no alcanza la plata que hacemos a diario. Y nos duele ver que las leyes que se han conseguido están siendo atacadas», detalla.
El Polo Integral Productivo, Sociocultural, Sanitario y Educativo lleva el nombre de Sandra Figueroa y, en ese gesto de traer su memoria cargada de sentido para la comunidad de AMMAR, es símbolo de resistencia y lucha por los derechos de las trabajadoras sexuales, que continúan exigiendo justicia y reconocimiento.
Sandra ejercía el trabajo sexual en el Parque Sarmiento y era constantemente acosada por la policía. «El 11 de agosto de 1995 fue asesinada y su cuerpo tirado detrás de la pileta del parque. Horas antes de su muerte, había sido amenazada: ‘Vas a amanecer tapada con diarios’. Ella se negó a someterse a la corrupción y respondió con firmeza: ‘No arreglo'», cuentan desde el sindicato. A pesar del tiempo transcurrido, su asesinato sigue impune.
“Sandra nos enseña a seguir luchando porque ella dio la vida por negarse, en esos momentos, a arreglar con la policía. Les dijo no, algo que no todas pudimos. No queremos que nos vuelvan a pasar esas cosas y, después de todos estos años, podemos decir que su legado hizo camino, algunas cosas mejoraron y otras no, por supuesto. Es un logro habernos sacado la policía de arriba derogando el artículo 45, que era por el que nos llevaban detenidas por algo que no es un delito. Eso fue un avance, también que hoy podamos tener una sede, tener voz propia”, dice Blanca con mucha convicción.
En una idea que nombran como alocada, inauguraron el Primer Museo Global de Trabajadorxs Sexuales. Pueden ver fotos de compañerxs de Latinoamérica y, con un QR, acceden a sus historias, a sus formas de vida, las dificultades que atraviesan y las formas de resistencia de compañeras de Bolivia, de Chile y del resto de la red latinoamericana del Caribe de la cual son parte. «Nos conmovemos con sus historias, son terribles, pero también hay resistencia y mucha organización. Como mujeres militantes, queremos seguir defendiendo y trabajando por el reconocimiento del trabajo sexual, y eso nos une con cada una en cada país», detalla la secretaria general.
Plantea la importancia de las redes con otros países, que permiten verse en perspectiva, además de tejer alianzas regionales de solidaridad y lucha. En ese sentido, Blanca señala algunos logros más recientes: «Estamos participando de la Central de la Diversidad en la Legislatura, es la primera vez que existe la Secretaría de Política de Trabajo Sexual y, por primera vez en la historia, nos vamos a sentar a discutir en Legislatura el trabajo sexual en una mesa junto con las compañeras trans que pelean por el cupo laboral, por la efectiva implementación de la Ley de Identidad de Género. Son pequeños lugares que hay que ocupar”.
Todas las actividades que se hacen desde AMMAR son abiertas a la comunidad, no solo para trabajadores sexuales. «Nosotras siempre fuimos y somos discriminadas, y tuvimos trabas para llegar a ciertos espacios, trayectos educativos, nosotras tenemos en claro lo que se vive y se siente. No podemos hacer lo que nos hicieron, somos parte de esta sociedad y queremos brindar un servicio a la comunidad. Ojalá se acerquen muchas personas, que conversemos, que seamos compañeras de propuestas y que se termine el estigma con el que cargamos. Hemos salido siempre adelante siendo una población vulnerada y, con mucho orgullo, decimos que somos trabajadores sexuales. Esta es nuestra voz, pedimos y exigimos que se reconozca nuestro trabajo. Todos organizadas queremos construir un mundo mejor para nosotras y para toda la comunidad”, expresa con ilusión Blanca Mendoza.
*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Fotografía: Fer Bordón.