Cannoli di Sole, memoria gustativa y nostalgia del paladar

Cannoli di Sole, memoria gustativa y nostalgia del paladar
15 marzo, 2024 por Soledad Sgarella

La comida nos conecta con nuestros ancestros y, los hayamos conocido o no, ese microcosmos cultural atraviesa generaciones, uniéndonos a través del hilo visible y sabroso de lo que ponemos en los platos

Mantenemos viva esa conexión a través de recetas. Las tres cuartas partes de mis genes vienen del sur de Italia. Cuando en plena pandemia apareció en mi pantalla una foto de una bandeja de cannoli ―escroleando Instagram―, intuitivamente guardé la publicación con la promesa de probarlos, conocer quién estaba en esa cocina y sentirme un ratito en alguna casa familiar, aunque mis abuelas no hubieran hecho nunca ese postre.

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Francisco Trovato, el padre de mi amada abuela Virginia, nació en la Comuna de Gangi en Palermo, Sicilia, de donde viene este postre típico del sur de Italia. Con un brazo atrás y uno adelante, llegó a Córdoba con la promesa de hacerse la América, pero murió pobre y sin soja. Nos dejó, en cambio, el gusto por la música, unos ojos grandes y tristes, y una ciudadanía para usar.

Sol Ardiles Alonso es la psicopedagoga y cocinera cordobesa atrás de Cannoli di Sole. Dice que desde siempre le gustó cocinar recetas dulces y que, en pandemia, con mucho tiempo libre y ganas de hacer algo novedoso, se le ocurrió probar la receta de los cannoli para comenzar a emprender. Los conoció cuando estuvo de viaje en Napoli, aunque la cocina italiana ―de la mano de su nonna, «que era más de los tallarines los domingos»― impregnó sus vidas de tradiciones.

Cannolo significa «pequeño tubo». Los cannoli (el plural) se hacen con una masa crocante de vino Marsala y los clásicos están rellenos con ricota, naranjas confitadas y chocolate. Con pistachos o azúcar impalpable, originalmente se preparaban sólo en carnaval, pero actualmente se consumen durante todo el año.

La pastelera cuenta que muchas personas le escriben porque este postre típico «les hace viajar a Italia con su sabor o recordar los que hacía su abuela o su abuelo». Hace un tiempo, le pidieron una cajita para compartir con el siguiente mensaje: Sfutta il vero sappore della terra del nonno. «Los cannoli para mí son una gran oportunidad para disfrutar de una pasión que siempre tuve, le encontré la vuelta para llegar a la gente haciendo algo que me encanta y que disfrutan a través del sabor y el recuerdo de lo que les genera«. La memoria gustativa y la nostalgia del paladar en todo su esplendor.

Un disparador me hizo recordar el proyecto de Sol: al final de «Peces», el sexto episodio de la segunda temporada de «The Bear», un tenedor estaciona en una bandeja abundante de cannoli presentados para la fiesta navideña. Esta comida siciliana es un símbolo de la cultura italiana en distintas películas y series. Aparecen también en «Los Soprano» y «El Comisario Montalbano», pero tienen un lugar protagonista en «El Padrino» cuando Clemenza le dice a su compañero sicario: «Deja el arma, toma los cannoli».

La dolce vita: «Disfrutar de momentos de encuentro a través de la comida es algo que me encanta. Con los cannoli, las respuestas que tengo es que son un momento de reunión, el disfrute de un viaje, un buen recuerdo, la añoranza de la famiglia unita o del almuerzo de los domingos. Haber logrado eso me reconforta y me dan ganas de seguir ofreciendo un producto de calidad», concluye Sol.

*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Victoria Ardiles.

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Palabras claves: Cultura, Gastronomía

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