Unidad feminista en Córdoba contra la crueldad del gobierno de Milei
Desde el 2017, el paro internacional feminista conjura los malos tiempos y los malos gobiernos. El dolor ha sido pulsión, la bronca y la injusticia también. En este 8M, el Paro Internacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, No Binaries e Intersex nos encuentra en un contexto donde burdamente el gobierno libertario, en su conformación de ultraderecha, ataca por todos lados. No es sólo con lo enunciativo contra la «ideología de género», el lenguaje inclusivo y el aborto. Provocan y distraen con falsas contraposiciones, el centro es la vida que están precarizando y despreciando.
En su vocación antifeminista, el gobierno libertario está todo el tiempo provocando. Lo hace con sus medidas, que atacan particularmente las batallas ganadas desde los transfeminismos, lo hace en lo enunciativo el presidente, lo hace el vocero, lo hacen sus trolls. Conocemos muy bien la táctica de la provocación; además de sádica, en esta gestión presidencial, adquirió las características del revanchismo. Crueles y cínicos tiempos que nos tocan, acá y en muchos países donde la ultraderecha tomó poder y avanza. Este paro es transfeminista e internacional, contra la avanzada de discursos y políticas antigénero en la región, que no son casualidad y las intenciones de disciplinamiento saltan a la vista.
No es sólo la provocación, es una política distractiva en el arrebato de querer “sacarnos” por lo simbólico de nuestras luchas, nos quieren en la falsa dicotomía de jerarquizar las demandas y los derechos. No se trata de una lucha sólo por los derechos, por la identidad, por la “e”. El feminismo es un movimiento por la vida y ahora está en riesgo el sostén de la misma. Tocan el centro: falta la comida, aumenta inmoralmente el precio de los alquileres y el transporte, licuaron los salarios, las jubilaciones son una miseria, atacan la educación y la salud pública, quitan medicamentos, ningunean la organización social, atacan a una diputada racistamente, cortan y/o congelan los programas de asistencia y acompañamiento para violencia de género, la sobrecarga de tareas que hacen las mujeres y cuerpos feminizados aumenta y la pobreza tiene esos rostros. Las razones para marchar son muchas, tanto como es el desprecio de este gobierno hacia las mujeres y disidencias.
Entre el «no va a hacer todo lo que dice» al ajuste y reducción de la presencia del Estado que cada día profundizan, en menos de dos meses, se agravó y fragilizó la vida cotidiana, las situaciones de violencia se multiplican, así como las angustias y pesares. Cuando está puesto en jaque lo público en la forma en que lo están haciendo, lo privado parece implosionar más rápido, no sólo por la crisis, sino porque hay algo del lazo social que están quebrando rápidamente, alimentado por el odio, la prohibición y represión en nombre de la libertad, esa es la lengua que hablan el fascismo y el machismo.
Miranda es autoconvocada de la Asamblea Transfeminista y de la Asamblea Ni Una Menos; en diálogo con La tinta, nos cuenta sobre el proceso de construcción de este 8M. “Es un paro en todos lados, formales, informales, jubiladxs, inquilinxs, estudiantes y cuidadorxs. Está nutrido por los cacerolazos, movilizaciones y asambleas contra el DNU, la Ley Ómnibus y el Protocolo Antiprotesta, y en continuidad con el paro del 24E. Es una huelga crucial en un contexto internacional de guerra contra las condiciones de vida, aumento de la explotación, el exterminio y el extractivismo hacia nuestros cuerpos y territorios”.
Ayelén Vadillo es integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito – Regional Córdoba, forma parte de Alerta Feminista y en diálogo con La tinta señala el crecimiento en reivindicaciones y transversalidad a 40 años de democracia ininterrumpida con que llegamos a este 8M. «Sin embargo, los derechos conquistados se ponen en duda, el Gobierno nacional pone en disputa y en discusión la división de poderes, el federalismo y el rol del Estado como garante de derechos, negando los derechos humanos y sociales. Si consolida aún más su política de ajuste y desmantelamiento del Estado, tendrá como consecuencia el aumento de la desigualdad que pone en peligro las vidas de mujeres, lesbianas, travestis, trans, de las niñeces, adolescencias y juventudes», detalla.
Volver al ágora y a la unidad
Del «ahora que sí nos ven» al «no la ven», pasó de todo. La temporalidad es odiosa y nos pesa como el triple de años que pasaron, el escenario actual exige muchos nuevos desafíos. «El proceso de unidad tiene que ver con atravesar internamente las discusiones ideológicas y metodológicas para llegar a acuerdos urgentes y que nos fortalezcan frente a la tremenda arremetida contra nuestras conquistas. El saldo de nuestro recorrido histórico no puede ser sólo mirarnos entre nosotras, hablarnos entre convencidas, estamos desafiadas a dialogar sobre las diferencias, que son muchas y ocasiones estuvieron marcadas por distintas miradas ideológicas y metodológicas del rol del Estado, los sindicatos como instituciones representativas de la democracia», dice Ayelén.
Las asambleas son esos espacios que resisten y reverdecen en cada momento que necesitamos. Con sus conflictos, complejidades y disputas, la política de las asambleas rediscute cada momento histórico. Pueden ser más o menos incómodas, repetirse, inmovilizarse, partidizarse, abrirse o cerrarse, pero están. La experiencia asamblearia trasciende y sostiene, está situada en la experiencia, en los cuerpos que la habitan, en sus historias.
Este 8M, ante los intentos por fragmentar, sectorizar, disciplinar, hacer retroceder las conquistas, enmarañar y desordenar el orden cotidiano, y llevarnos al plano de lo individual, de las redes y del encierro, la respuesta es la unidad, las calles, la disputa en lo público. Nunca nos fuimos a ningún lado, por otra parte.
Para Miranda una de las apuestas de este año ha sido “regenerar el tejido militante feminista que nos acuerpó en los últimos años. En Córdoba, sabiendo las diferencias y debates que hemos tenido, el contexto exigía construir la unidad. No en abstracto o discursivamente, sino, como decimos siempre, unidad en la diferencia, enfatizando el diálogo, socializando los conocimientos, recursos y propuestas para accionar de conjunto con una política feminista, más allá de los modelos burocráticos y masculinizados de militancia”.
Este año, habrá una sola marcha y una única consigna: «Juntas y Juntes contra el plan de ajuste, hambre, violencia y represión de Milei y sus cómplices».
Lina Ávila es de Juntas y a la Izquierda e integrante de la Asamblea Ni Una Menos, agrega con precisión: «El plan de guerra del gobierno contra todo lo conquistado, nos impulsa a construir la unidad, con debates, desafíos y balances diferentes tanto sobre el gobierno anterior y los gobiernos provinciales. Hoy los feminismos trabajamos para que todas nuestras ideas se puedan expresar en una acción de lucha unitaria, por eso habrá una marcha y dos documentos. Ojalá este 8M siente las bases para conquistar también un 24 de marzo unitario, lo fundamental es fortalecer la pelea en contra de todo el plan de ajuste de Milei”.
Volver al abrazo
«El tiempo de hoy nos apremia a construir nuevas alianzas, a dar nuevas discusiones para nuevas mayorías, a resistir organizadas», sostiene Ayelén.
Acuerparnos ha sido una práctica que extensamente en América nos ha cobijado en cada una de las realidades difíciles que se viven, ante la rabia y también para la celebración. En una época de tanta crueldad, de gozo ante el dolor y la desgracia, y de reclusión hacia el adentro y detrás de las pantallas, estar en la calle y abrazarnos es volver a recordar esa fuente de energía que nos nutre, que nos hace vernos y dimensionarnos.
“Quienes nos hemos ido encontrando en las asambleas y reuniones previas sabemos que es el momento para enredar y reconstruir feminismos rebeldes, transformadores y potentes, desde abajo y en solidaridad plurinacional e internacional. Lo que la historia nos ha enseñado es a estar en primera línea: no existe una perspectiva de lucha contra la ultraderecha, los fascismos, el neoliberalismo, el capitalismo patriarcal, racista y colonialista sin los feminismos, dialogando, luchando y construyendo”, dice Miranda.
Un año más en Colón y Cañada, a las 18 h. Tenés que estar, son muchas las razones para hacerlo.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Ana Medero para La tinta.