No tenemos vocación de colonia: reflexiones sobre feminismo y geopolítica
Por Flor Sevila para La tinta
¿Quiénes ponen el cuerpo en las crisis? Es la pregunta-consigna que venimos proponiendo desde el movimiento feminista y transfeminista «en el interior del interior». Los planes de saqueo y de sabotaje de soberanía perpetrados en América Latina se producen sobre las bases del hambre, la muerte y la profundización de la decadencia ambiental, poniendo también en peligro la seguridad alimentaria y económica. En esta situación, somos las mujeres y los cuerpos feminizados quienes generamos resistencias y contraofensivas a la destrucción y el desarraigo, armando redes colectivas para pensar cómo sostener la vida, el barrio, la comunidad.
Patria sí, colonia no
Para colonizar, lo primero que hay que hacer es convencer al colonizadx de que no sirve para nada y esto es lo que Milei y el poder de los intereses extranjeros y corporativos —detrás de su investidura— procuran instalar. No se han cumplido aún «los 100 días de gobierno» y la realidad a la que el presidente y su equipo de gabinete nos está arrastrando es de una crueldad y de un cinismo absolutos. El enfrentamiento de la Nación con las provincias nos empuja al abismo de quedar sin un proyecto integrador de Nación, así el Ejecutivo pretende profundizar el caos y la disgregación social que allane el camino para el saqueo y la voracidad financiera que atenta contra la humanidad misma de nuestro pueblo.
Frente a una nueva redistribución de las zonas de influencia y de los bienes comunes del planeta, Nazanin Armanian sostiene que «planean balcanizar nuevos países para reconfigurar el mapa de la región a medida de sus intereses estratégicos». Ante el escenario mundial y nacional, se requiere de ejercicio y disciplina que permitan al campo popular pensar en clave geopolítica para interpretar la realidad desde el espacio determinado que habitamos. La geopolítica cobra relevancia al examinar la importancia económica, política y cultural que los bienes comunes tienen para el desarrollo de los pueblos, pensarnos situadamente en lo geográfico, político e histórico para analizar la proyección de intereses en disputa entre los actores de la política internacional.
Entender y reconocer la dependencia económica, política y estratégica de nuestra región, arrastrada aún por las estructuras coloniales, la deuda externa, la fuga de divisas y la explotación de nuestros bienes comunes por parte de potencias extranjeras, resulta crucial. En este sentido, la feminista decolonial Aura Cumes Simón plantea que: «En los países latinoamericanos, el patriarcado no se puede entender sin el colonialismo. Tampoco el colonialismo sin el patriarcado». Mediante la colonización, se busca decapitar las formas comunales de organización, perdemos gradualmente soberanía, lo que conlleva al aumento de la violencia, la desigualdad, la deshumanización, el empobrecimiento y la indigencia. Sin embargo, nuestro pueblo sobrevive con la memoria.
Feminismo y geopolítica
Ana Guerrero Santamarina habla de geopolítica feminista, concepto a través del cual propone «bajar» las relaciones globales de poder a la escala de los cuerpos, analizar cómo se construyen y reproducen los discursos hegemónicos globales desde las relaciones sociales cotidianas. La autora insiste en que las conexiones entre los procesos globales y locales no son abstractas, sino que están siempre corporeizadas y situadas en algún lugar concreto. La perspectiva de género en la geopolítica permite reivindicar que el cuerpo es también una escala espacial y, por tanto, un lugar donde se proyectan las representaciones y las prácticas geopolíticas, y evidencia a la vez que es un espacio tanto de resistencia como de opresión. Esto logramos mostrarlo en la lucha feminista por la conquista del aborto legal, seguro y gratuito que adquirió importancia geopolítica a partir de destacar que los cuerpos feminizados, especialmente en América Latina, han sido históricamente insertados en mapas que reflejan desigualdades entre el Norte y el Sur global en el acceso a derechos fundamentales. ¿Cómo crear un proyecto geopolítico soberano adaptado a las condiciones específicas de nuestro país y Latinoamérica? Es un desafío crucial.
El movimiento feminista y transfeminista argentino sólo puede existir si existe Argentina, y el plan de saqueo vigente a través del DNU busca lo contrario: ejercer violencia económica, cultural, política y social, y hacer que las ganancias y los beneficios sean privatizados, mientras que las pérdidas y la crisis son socializadas: las penas son de nosotras, las vaquitas son ajenas.
Es momento de volver a consolidar la fuerza, la creatividad, la resistencia y la ofensiva para reconstruir el campo nacional y popular. Los transfeminismos necesitamos darle vuelta a la forma en que estamos pensando el poder, la dominación, la política y la transformación de la sociedad, implementando una política solidaria a través de la cual no compartimentar, fraccionar ni jerarquizar opresiones, sino formular estrategias y tácticas colectivas sobre la base de una comprensión de cómo se conectan y se articulan las estrategias del enemigo.
Poner sobre la mesa la distribución de la riqueza, tal como lo sostiene Natalia Zaracho, dejar de hablar de pobreza y hablar de riqueza, y conducir un proceso de construcción de derechos y recuperación de soberanía, aportando para ello a la construcción de un sujeto colectivo, conocedor de la cultura política local-regional y creador de nuevas formas de vida liberadoras, dispuesto a combatir la crisis alimentaria y el plan de saqueo, ajuste y empobrecimiento con el que pretenden vender el país.
Este 8M, nuestras Madres vuelven a marcarnos el camino: la patria no se vende, la vida no se entrega, el pueblo se subleva.
*Por Flor Sevila para La tinta / Imagen de portada: La tinta.