Dime cómo ocupas el espacio y te diré quién eres
Por Julián Reynoso(*) para La tinta
La villa “El Pocito” fue uno de los asentamientos populares más emblemáticos de la ciudad de Córdoba, ubicado en la intersección de Vélez Sarsfield y Pueyrredón, dos importantes avenidas de nuestra ciudad, en un área muy cercana al centro que llegó a alojar a unas 200 familias desde el año 1950 hasta su desalojo definitivo en el año 1998.
Para quienes atraviesen hoy esa zona, sin embargo, podría parecer inverosímil. El predio hoy está enteramente cercado por vallas con la inscripción “La revolución de la evolución”, donde un emprendimiento inmobiliario promete “un mismo espacio para vivir, trabajar, comprar y disfrutar”, con tres torres de más de treinta pisos cada una, con piscina semiolímpica, un centro comercial y oficinas corporativas.
Es inevitable preguntarse de qué manera se dio esta transformación. En un contexto de crisis habitacional, ¿es esta la mejor manera de reconfigurar el espacio urbano en una zona tan próxima al centro de la ciudad? ¿Qué hay por detrás de las grandes promesas del emprendimiento?
Una publicación reciente1 de Ailen Suyai Pereyra, investigadora asistente de CONICET y Dra. en Estudios Urbano Regionales, y Gonzalo Zanini, Lic. en Comunicación Social, analiza algunos de los factores que permitieron esta transformación del espacio urbano, con un ojo puesto en los presupuestos de fondo que configuran la manera en la que este predio de más de once mil metros cuadrados pasó de albergar a esas doscientas familias, cuyo proceso de desalojo estuvo plagado de tensiones y complicaciones, a prometer un “hito en la ciudad, tanto por su oferta residencial, corporativa y comercial”, según los propios desarrollistas inmobiliarios que llevan adelante el proyecto.
El análisis de lxs autorxs comienza siguiendo la pista de la procedencia del financiamiento para semejantes emprendimientos: una parte importante de las ganancias que se generan en la producción agrícola en el sur de la provincia se vuelcan en proyectos inmobiliarios en la ciudad de Córdoba. Lxs autorxs llaman a este proceso las “lógicas de reproducción de capital”. Este proceso ha conseguido que la ciudad de Córdoba muestre una fragmentación importante, con desarrollos inmobiliarios que se presentan como progreso y desarrollo para la ciudad, pero que, en realidad, obedecen a intereses meramente comerciales, sin mayor reparo en las consecuencias sociales y ambientales que traen aparejados. Es decir, en pos de las ganancias, se reconfigura el uso del territorio urbano que no respeta necesariamente las necesidades de la población en general.
Este es un fenómeno que no es exclusivo del emprendiendo Pocito en particular ni de nuestra ciudad solamente, sino que se inscribe en una tendencia mundial que comenzó en la década del 70, con un cambio en el papel que cumple el Estado, que deja de proveer soluciones habitacionales llave en mano (en las que a la iniciativa de construcción la llevan adelante los distintos gobiernos), para pasar a facilitar las actividades del sector privado y delegando al mercado inmobiliario la responsabilidad de satisfacer la demanda de viviendas.
Dado que los desarrollos inmobiliarios en la ciudad de Córdoba son financiados por las ganancias del sector agrícola, este cambio en las políticas estatales ha profundizado las desigualdades sociales que ya estaban presentes en el entramado socio-urbano de la ciudad: el capital cuida y beneficia al capital. Mientras, el Estado deja de tener un papel regulador, haciéndose a un costado, mientras “el mercado” gestiona la oferta y la demanda excluyendo, en este caso, a quienes habitaban el asentamiento. El Estado queda reducido a ser simplemente un proveedor de infraestructura y servicios, avalando que la desigualdad pre-existente se mantenga. Pero aún esta tarea se ejecuta de manera desigual: la mayor inversión en obra pública no se hace en las áreas de la ciudad más alejadas del centro -donde fueron trasladadas las personas que vivían antes en Pocito-, sino justamente en el centro de la ciudad, siguiendo la idea de “embellecimiento estratégico”, con la meta de ocultar el conflicto social y mantener la apariencia de una ciudad ordenada.
El megaemprendimiento de Pocito presenta algunas características particulares a la que lxs autorxs dedican gran parte de su estudio. Tal como se señaló al principio, el emprendimiento promete un solo lugar para “vivir, trabajar, comprar y disfrutar”. Es decir, las ideas de practicidad y comodidad son las que rigen el estilo de vida que propone Pocito Social Life. Para lxs autorxs, esta clase de propuestas es un ejemplo de cómo la búsqueda de ganancia configura el espacio urbano en pos de generar espacios de consumo, con la consecuencia de hacer aún más marcadas las desigualdades sociales y profundizando la ruptura del tejido social. Siguiendo al economista David Harvey, señalan que las formas de imaginar y desear otra ciudad “están intrínsecamente vinculadas a cómo nos relacionamos como sujetos pertenecientes a una sociedad”. La propuesta de Pocito Social Life, por tanto, tiene un corte de clase muy marcado.
Pero, entonces, ¿qué otro destino podría haber tenido ese espacio? Quizás la primera opción hubiera sido integrar a sus habitantes a la ciudad, con un plan de urbanización del asentamiento que ya se encontraba en el lugar. Pero también la ciudad de Córdoba presenta un gran déficit de espacios verdes. Un relevamiento llevado a cabo por lxs investigadorxs de la UNC, Miguel Martiarena, Pablo Goldner, Alejandra Rojas y Adriana Verdini, muestra que más de la mitad de las áreas catalogadas por la Municipalidad de Córdoba como “espacios verdes” tienen menos del 33% de cobertura arbórea considerada como un umbral mínimo para la regulación térmica, para así reducir el efecto “isla de calor” que se da por la acumulación de concreto y cemento. Según estimaciones, una apropiada cobertura de verde en la ciudad podría ayudar a disminuir de 1 a 4 grados la temperatura promedio.
Algo que se deja entrever en el trabajo de Pereyra y Zanini es que el Estado ha delegado el ordenamiento y uso de los espacios públicos a las “desarrollistas inmobiliarias” y pareciera traer aparejadas consecuencias indeseables; el emprendimiento de Pocito es un caso ejemplar. Para comenzar, la marginación y exclusión de quienes vivían en el asentamiento, quienes fueron trasladadxs -en muchos casos, de manera violenta- hacia sectores alejados de la ciudad, con la consecuente ruptura de las tramas sociales que les unían y la amplificación de las desigualdades sociales que ya existían. Pero este emprendimiento también señala fuertemente una “privatización de la vida cotidiana”, con su promesa de unificar en un mismo espacio “aquello que la ciudad moderna siempre mantuvo separado: casa, trabajo y comercio”.
Más que una ciudad futurista, el emprendimiento parece haberse inspirado en algún episodio de la serie distópica “Black Mirror”.
*Por Julián Reynoso(*) para La tinta / Imagen de portada: Proyecto «Pocito Social Life», Grupo Proaco.
(*)Instituto de Humanidades (IDH, CONICET-UNC).