Se cumplen 28 años del atentado a la Fábrica militar de Río Tercero
Desde aquel fatídico 3 de noviembre de 1995, cuando minutos antes de las 9 a. m. la ciudad de Río Tercero fue víctima de un atentado sin precedentes en la historia de nuestro país, hay una herida latente. A lo largo de todos estos años, el pueblo riotercerense fue tejiendo diversos entramados para exigir justicia y reparación. En esta nota, repasamos lo sucedido y nos acercamos a quienes abrazan lo colectivo para proponer que la memoria se mantenga viva.
Esquirlas, trotyl, espoleta, polvorines; palabras que cobraron otro significado en cada una de las personas que, el 3 de noviembre de 1995, estábamos en la ciudad de Río Tercero, cuando el horror se manifestó en el cielo con forma de hongo gigante y el ruido de la explosión se convirtió en una señal de alarma que resuena hasta hoy.
De lo sucedido, hay innumerables testimonios, pruebas del delito, relatos individuales y colectivos, documentales y una necesidad latente de resignificar la tragedia con el paso del tiempo.
Desde La tinta, nos acercamos a quienes siguieron encontrándose y organizándose para mantener la memoria activa y exigir justicia y reparación.
Hagamos memoria
El 3 de noviembre de 1995, la Fábrica Militar de Río Tercero explotó. Murieron 7 personas y hubo más de 300 heridos, además de los incontables daños materiales. La Justicia determinó que fue un atentado para encubrir la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia entre 1991 y 1995, durante el gobierno de Carlos Menem.
Pasaron 19 años y, en el 2014, el Tribunal Oral Federal n.° 2 de Córdoba condenó por estrago doloso seguido de muerte a Edberto González de la Vega, coronel retirado y director de Coordinación Empresaria de Fabricaciones Militares, a 13 años de prisión; a Carlos Franke, coronel retirado y director de Producción de Fabricaciones Militares, a 13 años; a Jorge Antonio Cornejo Torino, coronel retirado y director de la Fábrica Militar de Río Tercero, a 13 años; y a Marcelo Gatto, mayor retirado y jefe de la División Producción Mecánica, a 10 años.
El expresidente Carlos Menem fue el único imputado que quedó sin juzgar. Debía afrontar un juicio oral y público, pautado para el 24 de febrero del 2021, y su fallecimiento unos días antes dio lugar a la extinción de la acción penal y el sobreseimiento por muerte.
“Ese día, salí de mi casa a las 6 de la mañana. Trabajaba en una casa de familia y tenía que llevar los chiquitos al colegio Saavedra Lamas. Llevé a la nena que entraba a las 8, preparé al nene que entraba a las 8:55 y cuando íbamos a salir, sentimos un ruido muy, muy fuerte. Se había cortado la luz, se movían las persianas y se sentía mucho calor. Volví al colegio y me encuentro con que tenía todos los vidrios rotos. Se me reventó el oído derecho, me salía líquido y me dolía la cabeza. Era impresionante la cantidad de gente que corría ensangrentada. Veía muchas cosas que caían y, en mi ingenuidad, me parecían que eran maderitas que largaban humo. Me quería ir a mi casa por mis hijos y cuando llegué, no había nadie. A las tres y media de la tarde, me encontré con tres de mis hijos a la orilla del río. Me faltaba uno. Recién el lunes me pude comunicar con él, estaba en Embalse con una familia. El 23 de noviembre a la noche tuvimos una reunión con Defensa Civil que nos aseguró que no pasaba más nada y que ya se habían llevado todo. Nos mintieron. El 24 empezaron de nuevo las explosiones, se escuchaban estruendos y la tierra se movía en ondas. Fue muy terrible, salimos a buscar a nuestros hijos de nuevo”, relata Alicia Almuna.
El Estado pagó daños materiales, indemnizaciones por las muertes y lesiones, pero hay otra deuda pendiente que es la que viene reclamando la Comisión de Damnificados desde el año 1997.
En diálogo con Oscar Roberto Gigena , integrante de la Comisión, nos cuenta que conoció a Mario Ponce el 6 de noviembre -que en ese momento era abogado de la Asociación Trabajadores del Estado- y, desde ese día, empezaron a trabajar en conjunto. Hacían de cuatro a seis reuniones semanales en distintos barrios y así fueron recorriendo toda la ciudad, fortaleciendo la organización colectiva: algunos integrantes ya no están y siempre los tenemos presentes en nuestra lucha, están ahí caminando a nuestro lado, comparte.
“La segunda explosión, desde el punto de vista sociológico y psicológico, fue peor, ya que sabíamos lo que había ocurrido el 3, realmente fue muy fuerte. A partir de ahí, se hacen varias reuniones hasta que, cerca de fin de año, se resuelve poner en marcha una demanda por daño moral y psicológico, la cual no había sido contemplada en ninguno de los decretos presidenciales. Así empezó esta gran historia triste y fue creciendo el volumen de personas hasta que se resolvió crear una comisión conocida como la Comisión de Damnificados para llevar adelante lo que hemos venido sosteniendo en todo este tiempo; para hacer justicia de alguna manera y dejar un mensaje bien claro: la única lucha que se pierde es la que se abandona”, expresa Oscar Gigena.
El 16 de septiembre de 2015, el Congreso de la Nación sancionó la Ley 27.179 que implica el pago de resarcimientos por daños morales y psicológicos a ocho mil personas patrocinadas por el abogado Ponce. La suma de ese pago asciende a unos 24 mil millones de pesos.
La Comisión de Damnificados se trasladó hasta la capital del país el 6 de septiembre pasado, para manifestarse frente al Ministerio de Defensa y concurrir a una audiencia con el Titular de la Unidad de Gabinete de Asesores, Héctor Mazzei. Le presentaron un petitorio con la intención de que se destrabe la causa y se operativice el pago de las indemnizaciones antes de que termine este año.
Durante el miércoles y jueves de esta semana, la Comisión estuvo realizando un acampe en plaza San Martín y hoy a las 18:30 h realizará un acto de conmemoración con una intervención artística producida por Juli Albornoz Tresca, quien propondrá un homenaje a todo el pueblo trabajador de Río Tercero desde la disciplina teatral de la estatua viviente.
Festival escénico Celebración y Memoria
Agustina Chiarella y Antonela Rimoldi son artistas y gestoras independientes de Río Tercero, y son quienes soñaron con organizar este festival para celebrar los 40 años de democracia y hacer memoria sobre el atentado a la Fábrica Militar.
Hablan de resignificar, pero también de la idea de poner en valor, de que eligen celebrar que están vivas, que la ciudad se volvió a reconstruir, que incluso la Fábrica Militar reorientó su producción; y que la perseverancia de muchos grupos de personas dio resultados positivos, como la reciente aprobación de la creación de la Universidad Nacional de Río Tercero.
Dicen a dos voces: «Hemos tenido la ambición de validar nuestra historia local como la historia de la Nación argentina, a eso nos referimos con poner en valor. Sentimos que cuando se habla de los atentados de la década de los 90, se mencionan hechos que ocurrieron en Buenos Aires. Esto nos muestra que la pretensión de federalismo sigue siendo un deseo para lxs argentinxs. Creemos que llenar las calles de arte, generar ruido es una manera de visibilizar la fuerza política de nuestra ciudad. Queremos que el atentado a la Fábrica Militar se inscriba en los libros de historia argentina. ¿No es acaso un hecho de corrupción demasiado grande que un gobierno nacional venda armas de manera ilegal a una guerra en la que era garante de paz?«.
Con un tremendo despliegue de locaciones -Río Tercero, Tanti, Villa Rumipal, Valle de Paravachasca-, el festival se viene desarrollando durante esta semana y cuenta con la participación de muchísimos artistas y colectivos con los que tejieron vínculos. Hicieron alianza desde el principio con la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, la Cooperativa mediática Mestiza Rock sumó fuerzas en la difusión y un grupo de estudiantes realizó una cobertura propia. Rio 3 Verde gestionó 100 árboles para regalar a las personas asistentes a través de Medio Ambiente de la provincia. Por otro lado, las agrupaciones feministas Comunicando igualdad y Las nietas de las brujas quedaron a cargo de la locución de la jornada de hoy, donde un grupo de artistas se hará cargo del bufet y será a beneficio de sus proyectos.
“Estamos felices por la convocatoria, hubo momentos de reflexión y otros de mucha emotividad, como cuando vimos los cortos de lxs pibes del cole, por momentos dudamos de exponer los ojos humedecidos en el escenario, pero cuando nos dimos cuenta, todo el público estaba con lágrimas en los ojos. Fue hermoso porque hubo personas que empezaron a compartir sus experiencias mientras nos preparábamos para dar un salto a la alegría. ¡Terminamos bailando!”, comparten Agustina Chiarella y Antonela Rimoldi.
La conformación de la grilla quedó nutrida y plural, tanto en disciplinas como en géneros -con grupos de salsa, cumbia, cuarteto, rock, metal, pop y orquestal- y la presentación de un libro fotográfico. Lxs chicxs de B.O.M.B.A (encuentro anual de BMX) realizaron intervenciones de deporte urbano instalando sus rampas en la explanada del Museo Enrique Gandolfo, donde practicaban cuando el espacio era apenas ruinas de la primera estación del ferrocarril.
Hacer memoria, resignificar, reconstruir, compartir nuestra historia, aprender a sanar en colectivo con arte y encuentro. Hoy, se cumplen 28 años de un atentado que dejó heridas y también mil maneras de abrazarnos y seguir apostando a la vida.
*Por Fernanda Albornoz para La tinta / Imagen de portada: Oscar Beguan.