Qué ocurre cuando morimos
Tras la polémica generada por la frase que la revista Rolling Stone eligió para promocionar la entrevista al Indio Solari, el escritor Marcelo Figueras, a quien el cantante y poeta eligió para escribir sus memorias, compartió en las redes sociales el intercambio de mails entre Indio y RS.
La semana pasada recibí el mail de un amigo del gremio periodístico. Me alertaba sobre un adelanto que la página de la Rolling Stone argentina daba de la entrevista con el Indio Solari que saldría en el anuario de diciembre. Lo primero que me impactó fue la frase que habían elegido para titular la tapa: ‘Cuando yo muero, mueren todos ustedes’. Me dejó duro. Sonaba más a frase de un dios altisonante que del Indio que yo conozco.
Empecé a preguntarme en qué contexto podría haber dicho semejante cosa. Conociendo su agnosticismo, resultaba posible que hubiese mencionado un hecho de la naturaleza: cuando morimos, todo muere con nosotros. Lo que detestamos y lo que amamos. Sin conciencia, sin mente en funcionamiento, ya no tenemos registro de nada. Al morir nosotros, todo muere para nosotros. Era la clase de cosa que el Indio que conozco podía decir naturalmente. (Más tarde, al leer la entrevista publicada, encontré ese contexto. El Indio dice que ‘cuando uno se muere devuelve el carbón, devuelve el azufre, devuelve esas cosas. Pero la personalidad, esa unidad que sos vos, no va a estar más’.)
Pero sin el contexto —y un título de tapa carece de contexto alguno, es apenas un trompetazo, un slogan—, la frase no podía interpretarse en el sentido que habría sido dicha. Sólo podía entenderse como me había impresionado a mí al leerla: como una cosa petulante, megalomaníaca, de tipo que piensa que cuando él no esté se va a venir todo abajo. Me lo confirmó la página misma de la RS, donde ya unos cuantos pánfilos lo estaban bardeando por decir semejante cosa. Cómo es alguna gente: a pesar de que el Indio ha mantenido una coherencia durante cuarenta años, apenas suena algo disonante no le dan ni el beneficio de la duda.
Le pregunté si había dicho semejante cosa. Y también si había dicho, como afirmaba la RS: ‘Yo siempre fui David Bowie’. (Otra cosa que me sonaba rara, impropia de la persona en cuestión. Sólo me lo imaginaba diciéndola como una broma, cagándose de risa de sí mismo. Cosa que, por cierto, hace todo el tiempo.)
A partir de entonces, me incluyó en el intercambio de mails con la gente de la revista, que incluyo a continuación.
INDIO: Juan, quisiera saber (aquí la RS llega mañana) en que contexto debo leer los extractos de tapa. De haber dicho eso como ustedes lo publican, comprenderás que me tengo que internar en un psiquiátrico. De confirmarme vos esto te pido me envíes una copia de la grabación. Si no, no lo podré creer.
JUAN: Entiendo que suenan fuertes esos extractos, cuando además se dan dentro de una conversación tan amplia, así que para contextualizarlos también te envío esto que publicamos hoy, un apunte doméstico donde contamos un poco cómo se dió esta entrevista (tu décima tapa en RS!) y el por qué de esa frase, que a nosotros nos pareció desafiante y que a la vez entendíamos como un chiste tuyo hacia la revista, o hacia todas las revistas de rock.
Este es el extracto de la ‘aclaración’ que la RS menciona:
«La frase de tapa de nuestra última edición, desde donde el Indio proclama para la historia ‘Cuando yo muero, mueren todos ustedes’, refiere irónicamente a lo que él cree que pasará con las revistas de rock cuando ya no esté, pero también resuena como un mensaje más profundo para describir el proceso de separación de su público que atraviesa en este momento».
Con lo cual todo se embarraba más. Ahora el Indio no estaba diciendo a su público que dejaría de existir cuando él no estuviese, sino que le decía a los medios de rock que se vendrían abajo en su ausencia y sugería que existía un proceso de separación entre él y la gente que lo ama. O sea que seguía siendo una declaración megalómana y alejada de la realidad. (Después, al leer el artículo completo, no encontré alusión alguna a este ‘proceso de separación’. Al contrario, allí se subraya que quizás este sea el momento en que el Indio esté más cerca que nunca, más conectado, con su público.) En resumidas cuentas: otra declaración de la RS de esas que dan sentido a la frase ‘no aclares, que oscurece’.
A esto, el Indio replicó:
INDIO: Muy caballerosas tus palabras también. Me dieron tanta calma que por eso las publicaré en la página de Facebook ‘Virumancia’, para que se calmen los visitantes que están a las puteadas con los maoístas digitales. Si te queda más cómodo enviame una aclaración personal un poco menos ambigua que la que he recibido yo. Tengo la edad suficiente para que cosas como esta mala interpretación me inquiete. (Tengo entendido que hoy esas cosas importan poco.) Vos me conocés lo suficiente como para saber el respeto que tengo por quienes aceptan mis canciones. No me queda en claro la ampliación al público de lo que ustedes describen como dirigido a las revistas. En fin, quisiera así también recorrer la conversación grabada para lograr más claridad que la que ha conseguido mi entendimiento hasta ahora.
A ese planteo, la RS respondió por mail:
JUAN: Si querés publicar ese apuntes domésticos que te envié, no hay problema. Y de todas formas, si te parece que tenemos que pedir disculpas privadas o públicas por haber herido algún sentimiento, lo haremos, simplemente porque nunca pretendimos ser agresivos ni hirientes con nadie, ni una mirada negativa de nada. La frase que elegimos para la tapa estaba untada del tono provocador histórico de la revista; lamentablemente estamos sometidos a una falta de humor y una linealidad de pensamiento en la audiencia online, en esa gente que comenta, que es letal a los fines narrativos. Y una frase en una tapa no viene con su explicación, sino que esa instancia es posterior. Por eso en serio creo que sería bueno que leas toda la nota entera antes de hacer el descargo que vos quieras, obviamente, o te parezca pertinente.
Las críticas a la revista más vale que son viables, pero siento que en el texto todas esas frases que en el mundo online necesariamente tienen que sacar de contexto (nadie lee online un texto de 55 mil caracteres, dicen) están contextualizadas, y que así como puede haber gente en las redes hiriente, los haters o trolls como le dicen (me gusta más maoístas digitales, como vos los llamás), también he visto comentarios de gente -que de verdad conoce tu obra- que está muy a favor. Desde nuestra perspectiva fue una gran entrevista, honesta y profunda, y sólo sentimos gratitud frente al hecho de que siempre has sido un magnífica entrevistado (te lo dije cuando te di el especial de Lennon y hablamos de qué significaba hacer entrevistas y de cómo hacer una entrevista se trata a la vez de pensarte y pensar tu tiempo). En ese sentido, y volviendo a la frase de tapa, para nosotros el fin de la relación con tu público, colegas, periodistas en términos metafísicos también hablaba de vos y de tu obra. Esa frase, entendimos, era acerca del destino de las revistas de rock sin el Indio, pero también formaba parte de una charla más profunda en la que se estaba hablando de la muerte del personaje y de la persona, y de todos los que estamos vivos (vos decís, parafraseando, que cuando mueras no importará quien quede vivo, porque -con toda lógica- no tendrá importancia para vos); la frase hacía sentido también porque remitía a lo que sucederá el día en que, finalmente, se libere todo ese caudal de energía enorme que tu figura convoca. Sobre ese punto, también se me ocurre y te ofrezco que publiquemos en la web de Rolling una aclaración tuya sobre el título de tapa. Me parece que eso podría cancelar toda duda o mala interpretación.
INDIO: Acepto tus disculpas pero al editor deberían abobinarlo un poco. No estaba dirigido ni a las revistas y mucho menos al público. NO fue un afán mío por despedirme de ellos ni mucho menos. Está claro cuándo amplían esas líneas hasta hablar de «la resonancia» que los llevó a pensar que soy el imbécil que dice semejante burrada. Es verdad, hoy al leer la revista está más claro. Pero no lo suficiente como para que el editor no entendiera. Y sí, también los medios que recogieron la noticia hicieron lo suyo, pero quienes pusieron ese extracto en tapa fueron ustedes. Ya el daño está hecho. Muchos de los visitantes se sintieron por horas impotentes y mi nombre adjetivado de muchas maneras petardistas.
Hasta allí el intercambio. Que trata de diluir el impacto del título en la corrección general de la entrevista, cuando todo editor sabe que la diferencia numérica entre la gente que lee el artículo y la que ve la tapa colgada en todos los kioskos es abismal. Algo que ha entendido muy bien el periodismo abismal de los últimos tiempos, que se especializa en títulos sensacionalistas que después no puede sostener en el artículo en sí mismo. Hoy mismo, habrá infinidad de gente comentando ‘lo que dijo el Indio’ sin tomarse el trabajo de leer la nota.
La entrevista publicada está bien en términos generales, muestra al tipo abierto y lúcido que yo conozco. (Aunque la afean ciertas imprecisiones. Como poner en boca del Indio a un tal ‘Line’, cuando estaba mencionando a Ronald David Laing, uno de los capos de la antipsiquiatría. O decir que el Indio me ‘contrató’ para trabajar en sus memorias, cuando entre el Indio y yo no existe contrato comercial alguno.)
Lo que rompe con la línea general de la entrevista es el párrafo final, que es —nada más y nada menos— aquel del que se extrajo el título de tapa. Lo reproduzco entero, así entienden de qué hablo.
RS: Pero, ¿el Indio Solari también muere?
INDIO: El Indio Solari es como la muerte. El Indio Solari se va a morir cuando muramos todos [risas]. Y como yo creo en este momento, cuando yo muero, mueren todos ustedes, desgraciadamente.
Es el único momento en toda la entrevista en que la articulación del pensamiento del Indio aparece confusa. De haber dicho eso textualmente (todavía no hemos podido comprobarlo), se me hace que estaba bromeando o que el cuerpo había empezado a pasarle factura al cabo de tantas horas de charla. Porque ya no está desarrollando un pensamiento sino tirando lo que se llama ‘non sequiturs’: algo que no sigue lógicamente de lo que ha sido dicho antes. Y que, en ese quiebre evidente del discurso sostenido hasta entonces, debería haber alertado a cualquier persona sensible de no subrayar nada de lo dicho en ese momento. Pero, contrario sensu, estos muchachos eligieron justo esas frases confusas para titular.
En fin: delicias del periodismo argentino de hoy, que se especializa en boicotear a toda persona que tenga un ascendiente popular bien ganado. En el contexto de un gobierno tan impopular, no sorprende mucho. Nadie odia más a un tipo bienamado que la gente jodida; esa gente que ya ha muerto por dentro, y sigue andando sin querer darse cuenta.
*Por Marcelo Figueras para Agencia Paco Urondo