«La noche nigromante», cuentos desde Quilino
Por Eugenia Argañaraz para La tinta
Cuando alguien escribe un libro, de la tierra renace el gesto de vida porque algo que estaba quieto cambia, se moviliza para convertirse en acción. Eso es lo que hace Iván Nieto en su antología de cuentos «La noche nigromante», editado por Ems Producciones este año.
El nigromante es el hechicero, el que puede ver más allá de los hechos en sí. En cada uno de sus cuentos, Iván despliega la magia que, como lectores, nos permite conocer lo oscuro, eso que pensamos que está lejos de nosotros, pero que, sin embargo, puede presentarse en nuestros sueños. En lo onírico, se manifiesta eso que excede lo real. Cada uno de los narradores de estos cuentos nos sumerge en lo extraordinario y en aquello que creemos inconcebible, aunque condicione la vida cuando habita más de un pensamiento.
Iván nos recuerda que, en nuestro pueblo -y digo “nuestro” porque es nuestro con lo nigromante y lo no nigromante-, lo inexplicable puede habitar hogares, rutinas y hasta vidas enteras.
¿Qué hacíamos con esos relatos, con esas historias que escuchábamos y que tanto escozor y temor nos generaban? Las guardábamos bien adentro, no las repetíamos ni contábamos en voz alta porque temíamos. A ese temor, Iván lo pudo convertir en ficción y, a su vez, en literatura. Encontramos en su escritura mujeres pájaro, muñecos que parecen niños, pero que en realidad son entidades; constelaciones de dolor tan infinitas en donde la ira deja de ocupar el primer lugar porque la culpa la desplaza.
Todo eso y más en medio de plantaciones de mandarinas que se acoplan en los sueños; allí donde nos preguntamos: ¿qué significará soñar con un nigromante? Los interrogantes sobran cuando las explicaciones son nulas, cuando la ficción supera la realidad como tantas veces escuchamos.
Iván explora el universo del thriller y reafirma que las personas cotidianamente estamos rodeadas de lo que no se ve y, para ello, la escritura se convierte en un mecanismo capaz de transformar.
En el preámbulo del libro, las autoras Micaela Gillini y Rosario Peralta indican que no todo lo extrasensorial es “malo” o busca hacernos daño. Desde este punto, el trabajo con las formas de cada uno de los cuentos muestra una sensibilidad nigromante semejante a un laberinto sin retorno. Iván suma en el prólogo: “La nigromancia con el paso del tiempo se ha convertido en un método de comunicación con el universo de las entidades”. De este modo, escribir es muchas cosas y aquí Iván lo demuestra en cada uno de sus relatos; nos los transmite sin condicionamientos y eso lo vuelve libre.
Con la noche nigromante, descubrimos que podemos renacer desde la oscuridad, podemos, siempre, podemos.
*Por Eugenia Argañaraz para La tinta / Imagen de portada: Iván Nieto.
Iván Nieto: Estudió Turismo. “La noche nigromante” es su primer libro publicado. Creció rodeado de misterio en un pueblo, al norte de la provincia de Córdoba donde nació y al que siempre regresa. Tuvo una infancia de grandes exploraciones y aventuras. Allí descubrió su pasión por las historias tenebrosas. Siente y piensa que la escritura es la herramienta más fiel para intentar comprender aquella naturaleza indómita del universo.
Eugenia Argañaraz: Estudió Letras. Es docente y tallerista. Conoce a Iván desde siempre. Para Eugenia, la literatura debe ser un derecho al que todxs podamos tener acceso. Ambos son de Quilino, Córdoba.