Rosario sin miedo: una nueva cultura política para otra democracia en la ciudad
Juan Monteverde de «Rosario sin miedo» perdió por tres puntos lo que fue una elección de «ballotage», en la que enfrentó al intendente radical devenido cambiemista, Pablo Javkin. Así y todo, la nueva fuerza política salió victoriosa en todas las zonas de la ciudad, con excepción del centro. El aprendizaje de este recorrido y los desafíos a futuro.
Por Mariano Pacheco, desde Rosario, para Revista Resistencias
Otra democracia para la ciudad
Para las diez de la noche del domingo, ya se sabía que la diferencia de tres puntos (casi cuatro) a favor del candidato oficialista, el entonces (y ahora reelecto) intendente Pablo Javkin, era irreversible. Sin embargo, en el búnker de la coalición “Rosario sin miedo”, fue el momento de mayor concentración de personas, y de mayor fervor, cuando el militante peronista y dirigente del Movimiento Evita, Eduardo Toniolli, abrió el acto. “Los anhelos, los sueños, las expectativas de las rosarinas y los rosarinos que trabajan, que producen, que construyen comunidad y que sueñan dar vuelta una página oscura de nuestra ciudad está acá”, expresó entre aplausos.
A un costado del escenario, se la veía a Caren Tepp, candidata que encabezó la lista de concejales de Ciudad futura, y a Mariano Romero al frente de la del peronismo (ambas confluyeron en Rosario sin miedo); Lucila De Ponti (candidata a diputada provincial por El Evita); y, detrás de escena, a quien todos y todas en el lugar esperaban que apareciera: Juan Monteverde, el candidato a intendente de esta nueva fuerza de la ciudad, quien destacó la importancia de que media ciudad se hubiese predispuesto a ir contra los aparatos y la vieja política, contra la mentira y el miedo.
“Hay una mitad de la ciudad que viene latiendo desde hace mucho, que viene pidiendo que se cambien las prioridades. Para mí, es un orgullo formar parte de este proyecto político diverso y plural, para defender a quienes piensan que la vida puede ser otra cosa”, aseguró para luego agregar: “Lo hicimos con herramientas nobles, mostrando un proyecto de futuro, dijimos cómo lo queríamos hacer y nos decidimos a hacerlo. A la mitad, llegamos y, a la mitad que no llegamos, le decimos que estén atentos, porque vamos a mostrarles quiénes somos, qué hacemos, qué queremos y no tengo dudas de que en cuatro años estaremos gobernando la ciudad”.
Luego, llegó el turno de los candidatos a concejales: “Nosotros llegamos acá sin bajar ni una sola bandera, en un contexto en el que parece que, para ganar, hay que parecerse más y más al rival, y eso hace bastante atípica la construcción de esta herramienta electoral”, enfatizó Mariano Romero. Caren Tepp, la figura que más mística militante le imprimió a la jornada y la más extensa en su discurso, hizo hincapié en la importancia de “cambiar la cultura política” frente a un “aparato que está enquistado después de tantos años de gobierno en la ciudad”. La referente de Ciudad futura revalorizó su experiencia como militante más que como candidata e hizo un llamado a redoblar los esfuerzos desde la militancia política, la participación gremial, la militancia social, para transformar el miedo en esperanza.
“Quienes venimos de los movimientos sociales acuñamos una frase: si no es ahora, ¿cuándo?; si no somos nosotros, ¿quiénes? Por eso, le pido permiso a los compañeros peronistas para que nos sinteticemos en esa frase, a partir de mañana, para que reine en el pueblo el amor y la igualdad”.
Una nueva cultura política
El recorrido de Rosario (“sin miedo”) ha servido para inaugurar una experiencia política local que, en su debut, casi logra arrebatarle la gestión de la ciudad a los aparatos más poderosos que la gobiernan desde hace décadas. Ya eso sólo es un mérito destacado. Pero además, intuyo, servirá para el resto de las militancias populares del país para pensar líneas de acción que puedan aspirar a gestar mayorías sin por eso renunciar a las convicciones, aunque siendo capaces de poner en entredicho algunas de las propias certezas sobre cómo hacer las cosas. Algo de eso se puso en juego en la tercera ciudad del país, luego de gestar una serie entre tres trayectos que, con perspectivas similares, pero de modos muy diferentes, venían buscando poner en primer plano una experiencia generacional y visibilizar las voces de los sectores negados por la política tradicional. En ese sentido, puede decirse que Rosario sin miedo expresa de modo auténtico ese lema que muchas veces suele quedar sólo como eslogan: la unidad en la diversidad.
El frente que llevó la candidatura de Juan Monteverde para competir por la intendencia de Rosario nació de la confluencia de su propio partido, Ciudad futura, parido hace una década por el grupo Giros y el Movimiento 26 de junio (inscriptos en las corrientes autónomas de los nuevos movimientos sociales), y el Movimiento Evita, fuerza nacida durante los primeros tramos del gobierno de Néstor Kirchner, cuando confluyeron en él numerosas corrientes de ese peronismo que había resistido al menemato por fuera del aparato partidario. Así fue como Monteverde terminó siendo (tras años de trabajo para instalarse con Ciudad futura como una alternativa en la ciudad) el candidato de un espacio amplio, capaz de presentarse en la interna del peronismo… y ganarla.
En el camino, cosecharon adhesiones y nuevas sumatorias de diversos sectores sociales: del mutualismo y el cooperativismo; del sindicalismo y el mundo universitario; de los movimientos sociales territoriales (en una ciudad en donde todas esas experiencias tienen una amplia presencia en la vida política local). En el plano de la política partidaria, la nueva fuerza electoral no sólo combinó ese archivo peronista (vía el Movimiento Evita que, a través de la figura de Toniolli, intentó disputar la candidatura a la gobernación santafecina en las PASO) con la búsqueda de invención de una nueva izquierda municipalista (más allá de que Ciudad futura, al igual que Podemos en España, busca trascender ese tipo de categorizaciones, así podríamos definirla en términos generales), sino que también logró congregar al Frente Patria Grande (que, en las elecciones primarias pasadas, presentó a Juan Grabois como candidato a la presidencia dentro de Unión por la Patria) y otras fuerzas como el Frente Amplio por la Soberanía que conduce el reconocido periodista y referente político, Carlos del Frade, quien encabezó su propia lista a diputados y senadores provinciales, pero acompañó la candidatura de Monteverde a la intendencia, en un sitio donde se vota con cinco listas separadas a los candidatos a la gobernación, las bancas a diputados y senadores, las intendencias y sus concejales.
Algo se está moviendo en la sociedad argentina y los resultados electorales pueden muchas veces funcionar como índice de lectura de procesos que expresan en la coyuntura cuestiones mucho menos circunstanciales, más estructurales. Javier Milei, a nivel nacional, lo expresó a su modo, por derecha, en las PASO. Experiencias locales como la de Mariel Fernández, primera mujer de los movimientos sociales al frente de una intendencia en el conurbano bonaerense (Moreno) o el batacazo de Rosario sin miedo este domingo, señalan tendencias en otra dirección: la que busca gestar una nueva cultura política para otra democracia.
*Por Mariano Pacheco, desde Rosario, para Revista Resistencias / Imagen de portada: Diego Cazzaretto.