«Imposible», polidrama y mucho de todo
En la escena teatral cordobesa, pasan cosas maravillosas y una es «Imposible», la nueva producción de la compañía Oscuro Laboratorio Escénico, con dirección de Facundo Domínguez. Una vez más, nos dejan de cara con actores de la hostia y la puesta en escena más manierista, exagerada y llena de detalles que puedan imaginar. En esta nota, contamos cositas sin spoilear y conversamos con su director. «Imposible» es que se pierdan esta obra que está en Blick todos los sábados de agosto y septiembre.
Vinito en mano se disfruta mejor. La antesala está repleta como era de esperar, es que estrena una compañía que siempre se las trae. El «Oscuro Laboratorio Escénico», con la dirección de Facundo Domínguez, ya tiene acostumbrado al público a producciones llenas de detalles y atmósferas que envuelven e invitan a habitar el momento en presencia plena y atenta para develar todos los planos de sentido puestos a jugar.
“Imposible” es la obra que nos convoca. Dan sala y traspasar la puerta que divide “Isla negra” (el bar de espacio Blick) de las plateas ya es toda una experiencia. Entramos a otra dimensión, a un hábitat penumbroso y húmedo. Vamos a ver teatro de cerquita, con actores a la mano y múltiples recursos de sonido e iluminación que requieren de mucha atención.
“El príncipe Hamlet debe vengar la muerte de su padre, el Rey Hamlet, quien ha sido asesinado por su hermano Claudio. Los relojes serán suspendidos y el tiempo se detendrá. Preparados sean para esta oda al teatro, donde asesinatos involuntarios y muertes cuidadosamente planeadas arderán ante sus ojos”, dice la sinopsis de la obra que surge de una investigación sobre “Hamlet” de William Shakespeare, uno de los textos teatrales más representados en el mundo. Imposible transforma a Hamlet, va más allá, abarca y la excede en una incansable búsqueda de pasar por el cuerpo la historia y convidar a lxs espectadores con una experiencia escénica abierta y lúdica.
El laboratorio escénico que trae a Imposible tiene como objeto de estudio el texto dramático. En esta línea, investigan textos literarios durante meses para después -de saberlos en detalle y en otros idiomas, en comentarios y en otros actores-, solo después del estudio, pasarlos por el cuerpo, embeberlos de regionalismos, abrirse al juego y a la experimentación para intentar contarlos y cargarlos de sentidos que les interpelan como comunidad creativa. “Nos hacemos cargo del drama”, dice el director. Así les llegó Hamlet, como recomendación, como desafío y como un imposible a alcanzar.
“En lo personal, a mí me seducía la posibilidad de ver qué le encontrábamos de nuevo a la obra de teatro más hecha a nivel universal. Hay algo del saber popular de Hamlet que me parece un fenómeno cultural muy interesante para pensar. Hamlet es súper contemporáneo y creo que lo va a seguir siendo siempre. Uno escucha el monólogo de ‘Ser o no ser’ y decís: Che, pero esto está escrito hoy”, relata Domínguez, el director, quien también reflexiona sobre el concepto de adaptación en relación con el texto y la puesta. “Tomamos Hamlet como pieza literaria y problematizamos sobre eso. Yo no sé si lo que hacemos es una adaptación, porque adaptar algo es organizarlo a un territorio de confort donde se desecha lo que no entra. Adaptar es generar un montón de residuos sobre aquello de lo que yo no me estoy pudiendo hacer cargo y acá fué todo lo contrario. Imposible es una investigación que tiene que ver con cómo nosotros y nosotras construimos algo con ese material literario, hasta dónde nos aguantamos ese material o dialogamos con él. Imposible tiene que ver con hacerlo vital en relación a una coyuntura y a un territorio”.
La obra es una odisea de dos horas y un poquito. Y más que drama, es polidrama y novela. El Oscuro Laboratorio Escénico trae a un Hamlet introspectivo y sensible, un Hamlet en duelo, pero con la perspicacia necesaria para que lxs espectadores podamos sumergirnos en la escena y olvidarnos del afuera. En este Hamlet de aquí hay pasarela, hay moda, terciopelo y piel. Dan ganas de tocar los sacones, quedarse con un botoncito. Sacaron todos los bichos, se pusieron todas las plumas. Y cuando creés que ya lo viste todo, ahí nomás hay otro detalle que te estabas perdiendo.
La puesta es sumamente plástica, quienes gustan de la pintura sabrán entender: hay ‘un capa sobre capa’ infinito, hay veladuras. Hay luces y materialidades que se juntan. Esto también sucede desde el punto de vista simbólico, juegan con campos de sentido superpuestos, sutiles y contundentes a la vez. Todo contribuye a que la obra requiera de presencia y atención plena por parte del público, habilidad que no es difícil de lograr porque el timing invita y convida diversas experiencias de expectación.
Acompaña la música, comunicando, sin palabras, estados de ánimo del protagonista y los acontecimientos que uno tras otro engrosan el drama. “Pensaba como director cuál es la música para Hamlet y me di cuenta de que el fado -género musical portugués- tiene esa saudade, esa melancolía y también la alegría. Hay en el medio una mirada muy hegemónica sobre Hamlet como un joven un poco deprimido en busca de venganza y para mí nada que ver”, comparte el director y continúa: “La obra tiene un timing como de una película de acción donde, si el personaje está todo el tiempo deprimido, se deprime la obra. Entonces necesitábamos jugar con estadíos de euforia, de alegría, de complicidad con Horacio. Y momentos en donde sí aparece la situación más dramática”. Esto ayuda a narrar la escena, es decir, el campo de lo melódico organiza el campo escénico. “Muchas veces la música me ayuda a contar cosas que quiero contar del estado de los personajes o de la percepción hacia donde quiero llevar el oído del espectador”, concluye Domínguez.
Imposible hace uso de un lenguaje cotidiano, local y lleno de notas de humor cordobés. Hay en la obra guiños relacionados al teatro dentro del teatro, el teatro para especialistas y guiños teatrales que tienen que ver con la cultura popular.
Según cuenta el director de la obra, mientras estudiaban el texto original de Shakespeare y muchas de sus traducciones, se dieron cuenta de que había chistes de aquel tiempo y se propusieron hacer una especie de actualización. “Trabajamos con la problemática de pensar dramatúrgicamente cómo ingresaba el humor dentro de un drama que tiene el plus de además ser una tragedia. Estaba buenísimo para la práctica espectatorial crear modulaciones que permitieran ingresar entre el humor, después de una escena súper dramática”, explica el director.
Así, el uso de la palabra, del tono cordobés y la picardía popular construyen un regionalismo desde la escena y se configuran en torno a un saber puntual en relación al público. El Oscuro Laboratorio Escénico y en especial su director se caracterizan por tener bien sabido, bien pensado y bien incluido al público en cada una de sus puestas. “El teatro es territorial”, dice con firmeza Domínguez y explica que para que el teatro funcione tiene que estar ligado a su territorio: “Es un trabajo muy interesante dentro de la práctica directorial: pensar en el espectador, poder idealizarlo, poder corromperlo, poder abrazarlo, poder emanciparlo. Uno en el proceso de creación de obra está pensando para un otrx porque el teatro en con otrxs”.
Imposible en definitiva es un viaje, un juego y es desborde. Un entrar bajo tierra para estar en otra dimensión, apelando a todo lo que podamos imaginar. Imposible es una odisea que rompe con el canon de la mesura en escena, que atrapa al público durante largo rato con actuaciones brillantes, climas lumínicos, sonoros y matéricos que acompañan.
En estas épocas de tristeza y desazón, qué mejor que ir al teatro y permitirse entrar a jugar en un reino donde el tiempo de la cotidianidad se detiene, abran sus mentes al reino de lo imposible. El teatro es el reino de lo imposible. Imposible es Hamlet.
Imposible. En Espacio Blick. Pje. Pérez 11. Sábados de agosto, 21 h. Sigue en septiembre, sábados 21 h y domingos 19 h.
En escena: Hernán Sevilla, Rodrigo Angelone, Liliana Angelini, Elvira Bo, Marcelo Arbach, Gonzalo Parejas, Pablo Muñoz | Asistencia de dirección y producción: Belén Escobar | Diseño lumínico y espacial: Facundo Domínguez | Dirección y puesta en escena: Facundo Domínguez.
*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: Obra «Imposible».