Una selección femenina que creó identidad y convirtió a sus jugadoras en ídolas
A pesar de una nueva decepción en el plano de los resultados, el equipo dio la cara y sentó bases para lo que viene.
Por Ana Dalmasso para La tinta
La imagen que debe quedar en este Mundial femenino para la Selección Argentina es la última que se apreció en el estadio de Hamilton. Tras caer ante Suecia y terminar su participación, las jugadoras se fundieron en un aplauso con la hinchada que cantó por ellas y para ellas.
Cuando la platea sueca ya dejaba el estadio por el frío y la lluvia reinante, la banda albiceleste entendió el momento y les dedicó ese agradecimiento a un plantel golpeado que necesitaba el apoyo. Y ellas retribuyeron ese amor con sus manos. Estefanía Banini, que disputó su último encuentro con la camiseta argentina, regaló sus botines a la tribuna.
Al ritmo de «No nos vamos nada…», la buena hinchada argentina que fue a todas las fechas cerraba la jornada a la altura, como estuvieron sus jugadoras adentro de la cancha. Sin dudas que quedará el sabor amargo de no haber cumplido el objetivo de ganar al menos un partido en un grupo difícil en los papeles, pero que luego dentro del campo nos dejó la sensación de que se nos escapó. Sobre todo el partido con Italia, que fue sobre el final y con un equipo cansado al que le faltaron respuestas desde el banco. Todo lo contrario sucedió con Sudáfrica, donde quienes entraron dieron la talla y permitieron la remontada.
Cerrar últimas del grupo con apenas un punto deja al torneo albiceleste con sabor a poco. Jugó para mucho más que un punto, pero en el fútbol se sabe que con merecimientos no alcanza. El triunfo más grande de este equipo estuvo afuera. El partido se ganó en las calles, en las escuelas, en los clubes y en las canchas. Allí, este grupo dio la muestra de que el fútbol argentino puede cambiar la cara en este tipo de certámenes.
Ya desde antes de la Copa América, en 2021, la selección había conseguido una conexión con la gente, que se afianzó en sus viajes al interior para jugar amistosos. Miles de niñas tuvieron al alcance de sus manos a sus ídolas, vieron que son de carne y hueso, que tienen una historia y que se puede soñar con ser profesional. Como lo dijo Marta, crack brasileña, en una conferencia de prensa que quedará grabada para siempre, ahora las niñas del mundo tienen referentes, mujeres, a las que admiran. Los medios y las redes sociales juegan un papel fundamental en esa visibilidad y en cómo deciden comunicar al deporte femenino.
El Mundial de Australia y Nueva Zelanda seguirá batiendo récords y será el evento deportivo femenino más grande de la historia. Argentina fue una de sus protagonistas y sentó firmes bases para lo que viene. Las nuevas generaciones toman la posta de convertir a la albiceleste en todo lo que está destinada a ser. Solamente hay que soñarlo y trabajar.
*Por Ana Dalmasso para La tinta / Julieta Ferrario para La tinta.
