Una década y una carta desde la publicación de Chonguitas. Masculinidades de niñas

Una década y una carta desde la publicación de Chonguitas. Masculinidades de niñas
15 junio, 2023 por Redacción La tinta

Se cumplen 10 años de la primera edición del libro colaborativo que reunió 44 historias y fotos sobre las infancias y las masculinidades que se despliegan en esos cuerpos que se resisten a la feminidad obligatoria. val flores y fabi tron, compiladoras y artesanas de esa publicación, escribieron una carta titulada «Desde el río que surca la memoria entre Sauce Viejo y Buenos Aires». Después de esta década, en este gesto epistolar, actualizan la trayectoria de Chonguitas, como celebración y con preguntas en el presente.

Por fabi tron y val flores para La tinta

8 de junio de 2023

Desde el río que surca la memoria entre Sauce Viejo y Buenos Aires

A las ruditas curiosas, las ternuras trans, las tortilleras incansables, las marimachas fulgurantes, las chongas de barrio, lxs machonas pobres, las camioneras provincianas, a lxs andróginxs, a les no binaries, a quienes todavía buscan su nombre:

Les saludamos con el corazón revuelto de alegría, perplejidad y desazón. Sí, nos embargan
sentimientos contradictorios y ambiguos en estos tiempos de avanzada fascista y conservadora, de creciente e intensificada precarización, de aumento exponencial de la fragilidad de nuestras existencias queer/cuir. Escribimos esta carta porque este año se cumplieron 10 años de la publicación de Chonguitas. Masculinidades de niñas (que se puede descargar aquí), un proyecto muy querido, anhelado y magnético que imaginamos y materializamos juntas, y nos apetece contarles algunas inquietudes que nos mueven y estremecen hoy en día. Creemos que este cumpleaños merece un festejo colectivo, ocasión que nos invita también a sopesar esa experiencia de irradiación inaudita de conspiraciones desobedientes.

Elegimos el tono epistolar porque su anacronismo rasguña la inmediatez de las redes, porque deseamos una intimidad pública como trama sentimental que desborde la dicotomía entre lo público y lo privado de una conversación, porque el desuso de las cartas puede atraer otros usos desviados en el pensamiento de la disidencia sexual, como esos futuros olvidados que claman por una oportunidad en la imaginación del presente.

Esta carta lleva las huellas de un pensamiento que no se entrega al diagnóstico esclarecedor ni a la certeza política de un gesto heroico, ni a la moral melancólica de que todo tiempo pasado fue mejor. Esta carta lleva el titubeo de nuestras preguntas sobre el presente de las identidades, las heridas de silencios y silenciamientos que envuelven nuestras vidas lésbicas, el dolor de las complicidades rotas, la angustia de nuestras condiciones vitales desde la autogestión carcomidas por una inflación incesante, el ardor de una amistad que en sus movimientos giratorios se volvió espinosa y, por un tiempo, nos volvió irreconocibles entre nosotras, la gratitud del gesto de compañía cuando “chonga” viene a decir tanto una historia del activismo lésbico como una identidad sexo-genérica con nombre propio inventado desde el sur. Y, además, esta carta contiene el aliento y el clamor de amigxs, amantes y novies que insistieron en extender este vacilar como experiencia celebrante del hervidero de un deseo de que las cosas sean de otro modo, de que podamos imaginarlas de otra manera.

Nos gustaría reponerles la trayectoria de Chonguitas como una forma de actualizar preguntas en el presente, como una forma erótica de la nostalgia que se anuda a los problemas que nos inquietan, como un renovado agradecimiento a quienes participaron y a todas aquellas voces que resonaron con su convocatoria participando o no del libro, como un homenaje a quienes ya no están entre lxs vivxs, pero su presencia vive entre nosotrxs, como un intento de trazar coordenadas entre generaciones activistas que se ven deshistorizadas por un relato demasiado homogéneo, único y exitista que impregnó al feminismo y la disidencia sexual en los últimos tiempos, como un modo de sostener la pregunta por las infancias queer sin que se aplaste la multiplicidad de modos de existencia bajo una categoría identitaria ni sus agenciamientos sexuales hoy imposibles de hacerles lugar ante las políticas disciplinadoras y punitivistas del pánico sexual.

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Dahiana Belfiori

Chonguitas fue dejar a mano un legado de imaginaciones deseantes de nuestras infancias no normativas, un intento por enriquecer una cultura pública que le haga lugar a las masculinidades habitadas por fuera del cuerpo de varones cis, un artefacto sensible de conocimiento colectivo sin auspicio estatal, de hechura artesanal y con la potencia de unas voces en primera persona “marcadas por la estigmatización, el rechazo, la hostilidad, pero, también, cargada de deseos, expectativas, sueños y poder”. Creemos que Chonguitas funcionó como una respuesta a la injuria, movilizada por la necesidad de nombrar, recuperar y restaurar nuestras experiencias díscolas de infancia, sin intención de desvalorizar o cancelar otras, componiendo un archivo de sentimientos que enriquece las culturas de las disidencias.

Para situar el proyecto Chonguitas, podemos contarles que emergió como parte de la efervescencia de un contexto afectivo e imaginativo del activismo lésbico y de la disidencia sexual, que hacíamos de la producción de pensamiento y teoría una coordenada imprescindible de la acción política y pedagógica. En la itinerancia entre Neuquén, Buenos Aires y Córdoba, entre el viento y la humedad, el fernet y el vino, con los ecos del estrépito que fusiló a la Pepa Gaitán en 2010, Chonguitas se contagió de la fuerza deseante y poética de: los Diálogos críticos del activismo lésbico de 2011 realizados en CABA; de la creación del archivo digitalizado del activismo lésbico Potencia Tortillera; de la primera Celebración de las Amantes, jornadas de orgullo y disidencia lesbiana, realizada en Córdoba en 2012; de la intervención académica “Desplazamientos epistemológicos, interpelaciones políticas, itinerarios subjetivos: jóvenes investigadoras lesbianas” [1] en 2012; de las discusiones en torno al trabajo sexual, en un contexto de alto voltaje abolicionista con la proclama de lesbianas feministas prosexo a favor de las trabajadoras sexuales en 2013, entre otros acontecimientos de los que fuimos parte.

También, Chonguitas tomó aliento de una foto y de un texto educativo. La foto de fabi para un relato de experiencia de vida en su pueblo natal, San Martín de las Escobas, en Santa Fe, “El armario, la niña y un sombrero de cowboy”, y una experiencia acerca de una niña que jugaba al fútbol increpada por un padre por su legibilidad de género, relatada por la investigadora Déborah Britzman en su texto “¿Qué es esa cosa llamada amor?”, traducido por gabi herczeg y que, años más tarde, formó parte del libro Pedagogías transgresoras I, publicado por la editorial Bocavulvaria en 2016.

Chonguitas, un libro colaborativo con 44 relatos y sus respectivas fotos que arribaron desde Chile, Perú, México y el Estado español, así como de las provincias argentinas de Buenos Aires, Neuquén, Córdoba, Chubut, Santa Fe y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esos relatos van acompañados de los textos de Andrea Lacombe y val flores, en los que reflexionan sobre las infancias y las masculinidades que se despliegan en esos cuerpos que se resisten a la feminidad obligatoria. Editado por La Mondonga dark, una editorial lumpen y artesanal de Neuquén, lo pusimos en circulación online el 25 de febrero del 2013 en un pdf con licencia Creative Commons y con descarga gratuita en diversos sitios de internet. Ante la demanda de su publicación en papel, la Editorial Kuruf, una iniciativa anarquista de Fiske Menuko, de la Patagonia, se ofreció a hacer una co-edición en papel. Al momento del lanzamiento, el ejemplar costaba $38. También la editorial Descontrol de Barcelona nos avisó de su interés en publicarlo y comenzó desde entonces a distribuirlo en el reino de España. En el año 2017, desde Córdoba, nuestra querida editorial Bocavulvaria lo repuso en papel en el circuito editorial. Hoy, Chonguitas está disponible por encargo en esa misma editorial por un valor de $5.500 y también se puede descargar gratuitamente.

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Foto de tapa: Celeste Onaindia – Elena Poyán González

En aquel entonces, fabi trabajaba como artesana en la Feria de La Cañada de Córdoba. Sus dedos tejían no solo pulseras y collares, sino las tramas de un insurgente activismo lésbico en tierras de un fuerte conservadurismo moral y sexual. val, de vuelta en Neuquén y habiendo renunciado a la escuela primaria, se dedicaba a hacer trabajos domésticos y de jardinería, gestando los primeros talleres de escritura. Así hacíamos pensamiento de la disidencia sexual. Tejiendo, limpiando inodoros, tirando el paño, pintando paredes, cortando el césped, serruchando los estereotipos del trabajo intelectual que lo desvinculan de la actividad manual, muy afín a las chongas trabajadoras pobres y precarizadas. Así hacíamos teoría, enredada en esa orfebrería sensible de la sobrevivencia chonga.

Hoy, val, con 50 años, vive en Buenos Aires y se dedica de forma autogestiva a dar talleres de escritura, su pasión vital, entrando y saliendo de las instituciones para dar seminarios y charlas a partir de invitaciones eventuales. fabi volvió a su provincia de origen, Santa Fe. Vive en un pueblo costero, Sauce Viejo, le gusta pensar que sigue siendo artesana de la vida. Con casi 60 años y sin posibilidades próximas de acceder a una jubilación, se gana la vida como trabajadora de casas particulares y jardinera, sigue sosteniendo con mucha dificultad Bocavulvaria Ediciones y es parte del equipo del Archivo Potencia Tortillera.

Nos conmueve que estos 10 años de Chonguitas coinciden con los 20 años de la muerte de Monique Wittig, inspiradora para muchxs de nosotrxs con su pócima textual “las lesbianas no somos mujeres”, encontrando en esa declaración una corriente sanguínea para quienes no nos identificábamos como mujeres cis, otra posibilidad enunciativa, vital, corporal y afectiva.

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Ana Scully

Nos preguntamos en este cumpleaños: ¿qué vidas, qué muertes, qué sueños, qué deseos, qué amores y qué mudanzas pasaron entre $38 y $5.500? En estos 10 años, (nos) han pasado muchas cosas que serían imposibles de enumerar, pero lo seguro es que nosotras ya no somos las mismas. Queremos aprovechar este cumpleaños de chonguitas para traerles preguntas que nos inquietan, problemas que nos punzan, tal vez como una piñata aguafiestas de la que caen extraños souvenires que se presentan como incógnitas políticas.


¿Tiene algo que ver la chonguez con las posibilidades enunciativas de las identidades no binarias? ¿Qué condiciones políticas, culturales y económicas hicieron posible que, actualmente, una gran parte de las narrativas de la identidad se anclan más a un yo solipsista que a una comunidad de diferencias? ¿Qué efectos políticos tienen estas mismas narrativas movilizadas por la figura de la víctima, el daño y la ofensa, las fronteras y los enemigos, más que por los placeres, las afinidades, las genealogías discontinuas? ¿Cómo ese desconocer una genealogía, tanto en sus legados, sus discontinuidades y disputas, ayuda a fortalecer las narrativas neoliberales de la identidad ancladas en ontologías sustancializantes? ¿Cómo es que las luchas por el lenguaje terminan escindidas de las luchas económicas y de otras luchas sociales?


¿Cuánto de la privatización de los relatos y de la institucionalización de los archivos ha desplazado y pacificado las experiencias identitarias de protesta sexual? ¿Cómo y por qué se alienta a una suerte de guerra entre las variantes de las masculinidades no cis? ¿Desde cuándo y por qué a las chongas se nos presenta como enemigas de las transmasculinidades o de los varones trans? ¿Qué alianzas posibles en torno a problemas comunes podemos tramar desde la heterogeneidad de nuestras historias?

Y, a la vez, recirculamos algunas preguntas que se hacía val para un conversatorio en relación a infancias: ¿qué da a pensar Chonguitas acerca de los pliegues y descalces de las narrativas identitarias y las (im)posibilidades corporales en contextos que siguen siendo constrictivos? ¿Qué espacio de enunciación hay para las infancias marimachas y las infancias maricas que no sean rápidamente codificadas desde el adultocentrismo como infancias trans, usando lo trans para el alivio clasificatorio institucional? ¿Qué desplazamientos o continuidades de los discursos patologizantes opera esta atención al género por sobre la sexualidad? ¿Cómo suspender la lógica adaptativa de imponer calibraciones más precisas sobre la identidad corporal para poder pensar las diferentes formas de lo que significa demandar un cuerpo?

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Luciana Tadey

¿Podrán las infancias queer encontrar un lugar para que sus narrativas no sean las del peligro, la protección y la salvación? ¿Cómo disputar las dinámicas familiares e institucionales cisheteronormativas que hacen del género algo claro y verdadero, clausurando toda opción de experimentación, incerteza, ambigüedad, duda y eventualidad? ¿Qué sucede con las vidas que siguen desafiando las políticas de respetabilidad, legalidad e inteligibilidad?[2]

Y agregamos: ¿quiénes y cómo se encontrarán con el término chonguitas hoy en día en las escuelas, como una posibilidad erótica de nombrar su vivencia sexo-genérica? ¿Es una identificación obsoleta? ¿Cómo se dirime la obsolescencia de las identidades? ¿Desde qué voces autorizadas se decreta el fin de la existencia de una identidad como espacio situado, político y vital de enunciación?

Estas preguntas no vienen a buscar una respuesta, vienen al encuentro de conversaciones apasionadas que involucran nuestras vidas y nuestras muertes como chongas viejas, vienen a decir que Chonguitas sigue buscando sus lectorxs inesperadxs. Cuando imaginamos Chonguitas, con la infancia como protagonista del propio deseo, no pretendíamos encontrar continuidades ni coherencias ni estabilidades identitarias, sino relevar señales, huellas, rastros, marcas, cortes, cicatrices, pistas, residuos, vestigios, como un trabajo arqueológico de masculinidades no hegemónicas, modos situados y contextuales en que se (des)articulan performance de género, deseo sexual, conducta erótica y genitalidad. Porque las expresiones iniciales disidentes del género dicen ese momento presente de cada sujetx, no necesariamente su futuro genérico y sexual, tal como proyecta la mirada institucional que ve en el género una anticipación de la sexualidad, persiguiendo y controlando un modo identitario que debe fijarse.


Pensando que la infancia es un estado político, más que un estado biológico, Chonguitas asumió el compromiso de considerar a lxs niñxs como sujetos eróticos, sujetos sexuales, sujetos de placer, sujetos de poder, perforando las narrativas victimistas y salvacionistas que continúan alentando las retóricas de la “inocencia” como prácticas institucionales de gobierno de los cuerpos de la niñez y de la imaginación sexual y política.


Con esta carta, colectivizamos la alegría, la perplejidad y la desazón que nos mueven hoy, como un gesto de desprivatizar esa economía anímica que marca el algoritmo de un consenso letal para nuestras vidas fuera de la normalidad. Esta carta es por nosotras, como dice Daniela Catrileo[3]. Esta carta es por nosotrxs, “que, supuestamente, no íbamos a sobrevivir”, nos recuerda Audre Lorde[4]. Esta carta es por quienes encuentran en la fuerza de un nombre el fuego de esa variedad sexual y de género a la que instaba Gayle Rubin, y que las fuerzas de normalización buscan exterminar. Porque, como le escribió June Jordan a Monique Wittig en una carta fechada el 18 de diciembre de 1971, “creo que la revolución que nos va a salvar debe empezar con la palabra”[5].

Les abrazamos con la fiebre de un gesto.

fabi tron y val flores


[1] Mesa de trabajo propuesta por val flores junto a Canela Gavrila en el II Congreso Interdisciplinario sobre Género y Sociedad: “Lo personal es político” (Córdoba, 22 al 24 de mayo de 2012).

[2] Huellas en mí. La infancia como una pregunta que escucha. Texto presentado por val flores en el Conversatorio “Infancias y diversidades” sobre Géneros, Salud mental y Consumos problemáticos, compartido con Valeria Paván y Máximo Uriel Toledo. Hospital Nacional en Red. Lic. Laura Bonaparte. Especializado en Salud Mental y Adicciones. CABA. 29 de julio 2021.

[3] A cada hermana con corazón de weichafe, por Daniela Catrileo En: https://yenerevista.com/2021/03/22/1974/ Yene es una revista digital de arte, pensamiento y escrituras de Wallmapu y Abya Yala, cuyo equipo editorial es el colectivo mapuche Rangiñtulewfü.

[4] Una letanía de la supervivencia, poema de Audre Lorde.

[5] Referencia tomada de un posteo de Luna Beller-Tadiar @lunalunabt.

*Imagen de portada: Natalia Lavia – libro Chonguitas. Masculinidades de niñas.

Palabras claves: Fabi Tron, Lesbianas, literatura

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