«La apropiación de menores es una práctica muy naturalizada en Argentina»
La CoNaDI incorporó recientemente el Programa Nacional sobre el Derecho a la Identidad Biológica, que aborda la problemática de niñes apropiades en casos no vinculados con el terrorismo de Estado. En el último tiempo, lanzaron la campaña “Mamás que buscan”, que convoca a madres que quieren hallar a sus hijes nacides en Argentina y de quienes se vieron separadas al nacer. Conversamos con la coordinadora, María Gracia Iglesias, quien insiste en la necesidad de desnaturalizar la apropiación de menores, un delito que trasciende el período de la última dictadura.
Por Redacción La tinta
El derecho a la identidad ha sido fundamental en la construcción de la democracia en nuestro país, el legado de las Abuelas de Plaza de Mayo es un aporte valioso -y reconocido a nivel internacional- que ha abierto múltiples caminos y conciencia sobre la identidad y los orígenes biológicos, más allá del período de dictadura. El año pasado, la actriz y conductora de radio, Señorita Bimbo, visibilizó en un programa de televisión y, luego, en un vivo de Instagram su historia personal: “Soy apropiada, un término que siempre se asocia a los desaparecidos, a la dictadura, pero cualquier adopción que no sea legal se considera una apropiación”. Esto desató muchas consultas y testimonios de situaciones similares, y puso en la agenda mediática una problemática poco conocida.
“En la actualidad, hay más de 15.000 personas buscando sus orígenes y 534 madres. Esto tiene que ver con la lucha de las Abuelas que modificó nuestra manera social de pensar la identidad y que, incluso, fue incorporada como un derecho en la Convención sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. La apropiación de menores es una práctica muy naturalizada en la Argentina. El plan sistemático de robos de bebés de la última dictadura militar estuvo basado en la apropiación de menores y, por ejemplo, en lo que respecta a la inscripción de esos nacimientos, estaban aceitadas las posibilidades de anotar a ese bebé como propio, que dependía de un certificado médico. Durante muchos años, antes de los 70 incluso, se anotaban niñxs con dos testigos”, detalla María Gracia Iglesias, psicóloga y coordinadora del programa, en diálogo con La tinta.
La Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) recibe a las personas nacidas en Argentina que desconocen sus orígenes biológicos y a las personas que buscan a sus hijes, de quienes se vieron separadas al nacer. Recientemente, se creó el Programa Nacional por el Derecho a la Identidad Biológica, que convoca a todas las personas que buscan sus orígenes biológicos, independientemente de la fecha de nacimiento, y a todas las madres y familiares que fueron separades de sus hijes al nacer, independientemente del motivo por el que sucedió. Pueden acceder todas las personas mayores de edad, ya que, para quienes son menores, existen otras instituciones que se ocupan, por ejemplo, la SENAF.
“Marta Pérez tiene 68 años y busca a su hija o hijo nacido en 1968, en La Matanza, provincia de Buenos Aires. A los catorce años, quedó embarazada y, cuando faltaban dos meses para el parto, fue al consultorio particular de la partera Nilda Civale de Álvarez, en La Matanza, donde luego dio a luz. Años más tarde, se comprobó que no estaba habilitado. Civale es la primera obstétrica condenada por apropiación de menores, que atendía clandestinamente partos y, con fin de lucro, entregaba los recién nacidos a otras familias, adulterando las constancias de nacimiento. Cuando Marta dio a luz, le impidieron por la fuerza ver y tocar a su hijo. La amenazaron y le dijeron que ‘no tenía derecho’ a tener a su bebé”.
A comienzo de año, lanzaron la campaña Mamás que buscan, que convoca principalmente a las madres para que registren su caso y aporten información que permita el entrecruzamiento de datos para ampliar la búsqueda. “Surgió porque hay muchísimas personas buscando sus orígenes en la Argentina y muy pocas madres o familiares que salgan a buscar de una manera activa, porque, en su interior, siempre buscan y quieren saber cómo están sus hijxs. Como sociedad, aún se juzga a las madres separadas de sus hijxs. Y, cuando podemos escucharlas, nos encontramos con personas vulneradas económica y socialmente, muchas fueron convencidas de que debían entregar a sus hijxs porque iban a estar mejor y, por supuesto, a todo esto, hay que sumar las redes de tráfico de menores que les decían a estas madres que habían nacido muertos y los vendían al precio de un auto o casa”, explicó la coordinadora.
El programa está activo a lo largo y ancho del país; las personas que se presentan son, en su gran mayoría, de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Neuquén, Santiago del Estero y Tucumán, pero, según explicaron desde el programa, esto tiene que ver con que hay grupos nucleados de víctimas de tráficos que van sensibilizando con sus acciones a la sociedad. “Queremos llegar a todas las provincias porque muchísimas personas no saben del programa y, mucho menos, del derecho a conocer sus orígenes. Aún muchas madres consideran que sus hijxs ya hicieron su vida con otra familia y que, si les buscan, les van a hacer daño. Las instituciones también consideran esto, así es como muchas de las que se animaron y salieron a buscar volvieron a sus casas con la idea de no buscar o les dijeron que es un delito que prescribió. Desde lo legal, hay muchas leyes para revisar y modificar, pero, si algo queda claro, es que, desde lo psicológico, son casos imprescriptibles y eso se puede mostrar con la cantidad de personas de 40 a 60 años que se pasaron toda la vida buscando”, detalló Iglesias.
La búsqueda incluye a cualquier persona aunque haya sido adoptada y, si hay constancia escrita, es más simple la búsqueda. El problema es en los casos de apropiaciones, donde no hay registros. La persona que se entera que no pertenece a su familia de crianza y que fue víctima de pactos de silencios, una vez que sabe esa primera verdad, pasa el resto de su vida buscando a su familia sin ninguna información. María Gracia Iglesias explica que son casos que, generalmente, nacieron en clínicas clandestinas o privadas que cerraron, o en hospitales públicos que no guardaron la documentación o la pusieron en lugares que se inundaron, incendiaron o llenaron de ratas porque la identidad no parecía ser algo relevante.
“Quienes buscan sus orígenes biológicos tienen historias y experiencias muy variadas. Hay quienes sus familias les contaron de niñxs, hay quienes se enteraron por alguna infidencia o confidencia de alguien cercanx a la familia. Buscar sin información y en soledad enferma la mente y el cuerpo, por eso, desde el programa, nos interesa nuclear a las víctimas en grupalidades. El grupo es una herramienta fundamental de contención, información y que brinda la posibilidad de realizar acciones que ayuden a modificar los pensamientos sociales comunes en estos casos, como creer que la mentira hace bien y que decir la verdad daña. Hace muchos años, aprendimos que la verdad, sea cual sea, repara y que lo que enferma es la mentira”, concluye Iglesias.
Quienes puedan aportar información, deben comunicarse con la CoNaDI llamando al 0800-222-266234 o enviar un mail a: identidadbiologica@jus.gob.ar o conadi@jus.gob.ar.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Mamás que buscan.