La continuidad de los bosques
En todo el planeta, los ecosistemas boscosos se encuentran en retroceso. En Córdoba, se calcula que sobrevive menos del 3% del monte nativo. Es por esto que, para conservarlo, una de las claves es conocerlo. ¿Te preguntaste alguna vez cómo se mantiene un bosque en el tiempo o cómo se regenera, y quiénes participan en eso? Los bosques son ecosistemas complejos en los cuales cada componente juega un papel importante en su funcionamiento. En esta nota, te cuento algunos de los procesos clave que ocurren en los bosques de nuestra provincia.
Por Francis Merlo para La tinta
Primero, lo primero: ¿qué es un bosque? Resumiendo, podemos decir que un bosque es un ecosistema natural complejo, formado por especies arbóreas y vegetación acompañante como arbustos, hierbas, enredaderas y yuyitos de todo tipo; también animales, hongos, microorganismos. Y quizás lo más importante, las interrelaciones (o interacciones) que todos estos componentes establecen entre sí, ya que en ellas se encuentra la clave de la regeneración y mantenimiento del bosque a lo largo del tiempo. Principalmente en una: la dispersión de semillas. En la provincia de Córdoba, se encuentra la porción más austral y seca del Gran Chaco Americano, el Chaco Árido. Allí, habitan una flora y fauna únicas, con interacciones complejas, muchas aún por descubrir.
Como definición académica, podemos decir que la dispersión de semillas es un proceso que representa el mecanismo natural mediante el cual las semillas se mueven en el espacio y constituye una estrategia favorable en respuesta a ambientes altamente variables en el espacio y en el tiempo.
El movimiento de las semillas implica beneficios para las plantas, entre los cuales se destacan: que los nuevos individuos se alejen del entorno materno (hipótesis de escape), lo cual le permite a las nuevas plantas evitar la competencia intraespecífica, como así también escapar de depredadores y patógenos (como hongos) que pueden ser más abundantes en un área con mayor densidad de plantas; la posibilidad de que los nuevos individuos “exploren” áreas vacantes (hipótesis de colonización), es decir, la dispersión de semillas permite a las plantas expandir su área de distribución; y, finalmente, en algunas circunstancias, las semillas pueden ser dispersadas hacia sitios aptos para su germinación y para el establecimiento de las plántulas (hipótesis de dispersión dirigida).
La dispersión de las semillas puede ocurrir a través de diversos mecanismos y agentes, como los abióticos (por ejemplo, el agua o el viento) y los bióticos, que implica la interacción entre plantas y animales. Si nos centramos en los agentes bióticos, más específicamente en animales vertebrados (dejamos afuera a las hormigas, grandes dispersoras de semillas), estos pueden dispersar las semillas de diferentes maneras:
1— Almacenamiento disperso (scatter-hoarding): es un tipo de dispersión que ocurre cuando algunos animales que se alimentan de las semillas las alejan de la planta madre y las almacenan en cúmulos para consumirlas posteriormente. En el tiempo que transcurre entre el almacenamiento y el consumo, algunas semillas pueden escapar de ser consumidas accidentalmente, lo cual convierte a los animales en dispersores eventuales. También, en ocasiones, estos cúmulos pueden no ser recuperados por los animales, incrementando la probabilidad de germinación y, por ende, de dispersión de las semillas.
2— Dispersión externa de las semillas (exozoocoria): en este caso, las semillas o los frutos se adhieren accidentalmente mediante estructuras especiales (por ejemplo, ganchos) al pelaje de los animales luego de su contacto con la planta, con la consecuente dispersión de las semillas.
3— Dispersión interna de las semillas (endozoocoria): las semillas ingresan accidentalmente al sistema digestivo de los animales cuando estos consumen los frutos y son transportadas en el interior del tracto digestivo para luego ser defecadas o regurgitadas.
En este último punto, me voy a quedar. El consumo de frutos representa para los animales la incorporación de un recurso alimenticio, por lo tanto, la dispersión de las semillas es una consecuencia eventual de la interacción entre un animal y una planta. La planta produce un fruto que, además de contener una o más semillas, contiene una pulpa (tejido nutritivo que rodea a las semillas), a veces abundante y dulce, principalmente en los frutos que denominamos “carnosos”. Sin embargo, en ambientes más áridos, las plantas suelen producir frutos “secos” (no tienen una pulpa rica en nutrientes y agua) y la recompensa para los animales son las propias semillas y los nutrientes que estas contienen.
El Chaco Árido cordobés
¿Ambientes más áridos? ¿En la provincia de Córdoba? Sí. Y para ejemplificar, haré foco en el oeste de Córdoba, donde se encuentra la porción más austral y seca del Gran Chaco Americano: el Chaco Árido. A pesar de sus escasas lluvias, este ecosistema está dominado por bosques de quebracho blanco, al que acompañan algarrobos, mistoles, breas, piquillines, tuscas, garabatos, entre otras. Una gran diversidad de flora adaptada a esas condiciones climáticas tan particulares. Son bosques que, además, albergan también una gran diversidad de fauna. Particularmente, para el algarrobo dulce (Neltuma flexuosa) y el mistol (Sarcomphalus mistol), sorprende la variedad de animales que consumen sus frutos y podrían dispersar sus semillas. Animales que ni pensamos que pueden llegar a ser frugívoros o, al menos, incluir en su dieta frutos.
Les muestro algunos de ellos. Para el caso del algarrobo, animales como el zorro gris (Lycalopex gymnocercus), el lagarto colorado (Salvator rufescens), matacos (Tolypeutes matacus), quirquinchos (Chaetophractus sp) y pecaríes de collar (Pecari tajacu) son algunas de las especies que consumen sus frutos. Por el lado del mistol, se suman, además, corzuelas (Mazama gouazoubira), pericotes (Graomys chacoensis), zorrinos (Conepatus chinga) y maras (Dolichotis patagonum).
Peeeerooo, como en gran parte de Latinoamérica y del mundo, los bosques y su biodiversidad se encuentran amenazados, principalmente por los cambios en el uso del suelo (asociados a prácticas como la agricultura y la ganadería a gran escala), los cuales generan su pérdida y fragmentación. Esto puede conducir a cambios en las comunidades de dispersores de semillas y, por ende, afectar la regeneración y mantenimiento del bosque a lo largo del tiempo.
Como cada ecosistema es único, es también única su respuesta a los cambios. Conocer cómo las comunidades de dispersores de semillas responden a cambios en el ambiente resulta imprescindible para poder actuar a favor de su conservación. Ahora sabés que, si andás por el monte, aunque no veas animales, están ahí… Presentes. Andando, comiendo, dispersando, dándole continuidad a los bosques. Conocerlos y conservarlos ayuda a que los bosques sigan existiendo.
*Por Francis Merlo (Investigador en Laboratorio de Biogeografía Aplicada -IDEA-CONICET-UNC- y Laboratorio de Interacciones Ecológicas y Conservación -IMBIV-CONICET-UNC-) / Foto de portada: Francis Merlo.