«Le estamos dando legitimidad al uso del cannabis»

«Le estamos dando legitimidad al uso del cannabis»
5 diciembre, 2022 por Redacción La tinta

El jefe comunal de Villa Ciudad Parque, que siempre tuvo «una relación personal» con la planta, impulsa su producción a escala para fines medicinales.

Por Carlos Ruiz para Revista El Sur

Villa Ciudad Parque es una pequeña localidad del Valle de Calamuchita con casi tres mil habitantes. Desde 2019, está al frente del gobierno comunal Pablo Riveros, cuya gestión está transformando no solo su localidad, sino la forma de hacer política. Sin traje ni corbata, en solo dos años, Riveros ha hecho olvidar su aspecto “hippie” –que llamó la atención de los medios hegemónicos cuando ganó la elección- para concentrarse en sus ideas y en su labor, novedosa o no convencional. Una gestión que está marcada por lo ambiental y social.

El proyecto de investigación sobre cannabis medicinal -el único autorizado en Córdoba- y la incorporación de las terapias cannábicas en el sistema de salud de Villa Ciudad Parque ha convertido al pueblo y a su jefe comunal en referencia obligada para hablar del tema.

A pocas cuadras del río Los Reartes, grandes invernaderos con plantas de cannabis emergen en medio de un paisaje de ensueño: es el Polo Agroecológico de Villa Ciudad Parque, un predio estatal en el que se desarrolla, además, una gran huerta comunitaria y un vivero de plantas nativas. “El Polo funciona en terrenos ganados al agronegocio”, dice Riveros, recordando la lucha ambiental que llevaron a cabo y ganaron quince años atrás, cuando todavía la zona estaba atestada de plantaciones de soja con uso intensivo de agrotóxicos como el glifosato. De esa lucha ganada, nació un proyecto político que, luego de perder dos veces, llegó al gobierno comunal en 2019.

—¿Cómo nace el proyecto de cannabis medicinal en Villa Ciudad Parque?

—Cuando asumimos la gestión, vimos que existía la Ley Nacional 27.350, sancionada dos años antes. Aunque no estaba reglamentada, establecía, entre otras cosas, la investigación del cannabis con fines medicinales. El actual gobierno la reglamentó. Nosotros veníamos estudiando este tema desde antes de asumir, porque tenemos un vínculo muy fuerte con la planta, lo tengo yo en términos personales, pero también lo tienen varios compañeros de la gestión.

—¿Cómo es ese vínculo con la planta de cannabis?

—Tengo un vínculo como cultivador, como usuario recreativo y como hijo de una persona que es usuaria del cannabis. Mi mamá es usuaria medicinal. He tenido un vínculo con la planta de, prácticamente, toda la vida. He viajado mucho por el mundo, lo suficiente para darme cuenta de que la planta de cannabis es universal. Cuando estas con personas de distintas culturas y países, podés conectar desde el cannabis inmediatamente, aunque no entiendas el idioma. Estoy seguro, porque me ha pasado. Pero volviendo a Ciudad Parque, notábamos que había muchas personas que son usuarias del cannabis con fines medicinales y que ese número aumentaba constantemente. Gente con patologías, como puede ser artrosis o artritis rematoidea, o algo más grave, como puede ser una enfermedad terminal o para una enfermedad degenerativa.

—Todo lo relacionado con el cannabis se ha movido en el terreno de lo clandestino. ¿Cómo se logra dar respuesta a quienes lo necesitan desde una política pública?

—Como dije, al asumir el gobierno comunal, lo primero que hicimos fue adherir a la Ley Nacional 27.350 y, a partir de ella, generar una política de salud. La provincia de Córdoba todavía no había adherido a esa ley, así que fuimos pioneros en ese sentido. Creamos una resolución comunal y un marco jurídico local como primera medida. A partir de ese momento, nos conectamos con María José Manfredi, responsable de la Oficina de Vinculación Tecnológica del Conicet en Córdoba, y le presentamos nuestro proyecto de investigación sobre el uso del cannabis con fines medicinales. Ella nos vinculó con el Instituto de Biotecnología Ambiental y Salud (INBIAS) de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), y así, con esas instituciones, comenzamos lo que era el “Proyecto de cultivo y elaboración de productos derivados del cannabis con fines medicinales” de Villa Ciudad Parque. Lo presentamos al Ministerio de Salud de la Nación, que es la autoridad de aplicación de la Ley, que lo aprobó el 24 de marzo de 2022, una fecha bastante simbólica. Paralelamente al desarrollo del proyecto, iniciamos desde el Centro de Salud un trabajo de formación y capacitación para profesionales. Fue muy importante, tuvo más de sesenta participantes, que egresaron con un diplomado de “Acompañante terapéutico especializado en cannabis”. El dispositivo de salud cannábico empezó a funcionar antes de ser aprobado el proyecto. Fueron dos rieles de una misma vía.

—¿Significa que los pacientes iban al dispensario y les proveían el aceite de cannabis?

—No, el sistema de salud no funciona así, con ningún medicamento. Nosotros no dábamos el aceite a los pacientes, sino que los profesionales lo indicaban en caso de ser necesario. A partir del 24 de marzo de 2022, recibimos la autorización del proyecto que hicimos con el Conicet y empezamos a desarrollar el proyecto de cultivo propio en el Polo Agroecológico. Se inició con un proceso de cultivo natural, en los tiempos de la naturaleza. El próximo paso es generar plantas madres y poder trabajar después a partir de esquejes, creando una genética propia y un cultivo controlado. Lo que hay ahora es un cultivo de genéticas distintas y con el ciclo natural.

—¿Qué impacto tiene el proyecto en la comunidad?

Hay un cambio de paradigma. Nosotros le dimos la legitimidad que le faltaba al cannabis: la legitimidad política. Tenía legitimidad social, por usarse hace cientos de años, legitimidad científica desde hace algunas décadas, cuando se empezaron a desarrollar papers o documentos de investigación sobre el cannabis, y me parece que nosotros le estamos dando una legitimidad política. Ha sido muy importante el proceso de legitimidad en Ciudad Parque porque mucha gente conoció al cannabis a través del dispensario y el dispositivo de salud. Es distinto conocerlo a través de la salud que conocerlo a través de otras situaciones donde, por lo general, los usuarios están totalmente estigmatizados o donde hay una mirada prejuiciosa, vinculada al tema del narcotráfico y la drogadicción. La gente se ha liberado muchísimo con eso.

—No es común que el cannabis forme parte de las políticas públicas.


—Nosotros no somos una organización cannábica, somos un proyecto político. Y dentro de ese proyecto político, el tema cannabis nos parece muy importante. Aclaro esto porque nuestra política de salud no se basa en el cannabis, pero no entiende por qué el cannabis estaba afuera. En Villa Ciudad Parque, el cannabis está incluido, forma parte del proyecto político de la comunidad de manera integral. Pertenece a la política de salud, pertenece a la política productiva, genera empleo y también está pensado para lograr una diversificación en la economía regional del valle de Calamuchita, como lo fue en su momento la vitivinicultura.


—¿Qué similitudes y diferencias hay con otros grandes emprendimientos cannábicos como los de las provincias de Jujuy y La Rioja?

—Jujuy y La Rioja son dos proyectos diferentes. El de Jujuy tiene un perfil más ligado a lo comercial en términos de exportación. El proyecto de La Rioja lo veo más como un proyecto de investigación, más parecido al nuestro. Lo extraño e interesante es cómo una comuna tan pequeña de las sierras de Córdoba tiene un proyecto de magnitud como el de una provincia. La escala productiva de La Rioja es mucho más grande, pero la escala jurídica y administrativa es la misma. Lo único que varía es la cantidad de plantas. La gran diferencia es que ni en Jujuy ni en La Rioja se está trabajando la salud pública. Los profesionales de la salud de esas provincias no trabajan esto. Nosotros sí. Tiene que ver con el cambio de paradigma del que te hablaba y va a ser muy importante a la hora de sistematizar los datos que sustente la actividad cannábica en la salud, que ya vienen siendo homologados, aprobados y legitimados en documentos internacionales y, obviamente a partir del Ministerio de Salud de la Nación, que ha hecho que se apruebe esta ley, pero que no viene teniendo muchas experiencias locales, de relación directa con personas que tienen patologías.

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(Imagen: Revista El Sur)

—¿Por qué el de Villa Ciudad Parque es un proyecto integral?

—Es un sistema, porque empieza en el suelo y termina en el paciente. Y eso nos hace diferente a las escalas y las dimensiones de otros proyectos. No hay en todo el país un proyecto que tenga toda esa dimensión abarcada. Un proyecto que empiece con el trabajo del suelo, que tiene toda una complejidad, que trabaje la mirada social, ambiental, de la salud, del valor agregado, del cultivo y que trabaje la integración y el sustento con la experiencia del paciente y del profesional de la salud.

—¿Qué implica trabajar desde el Estado y las universidades con cultivadores que han estado invisibilizados y trabajando desde la clandestinidad?

—Lo que viene ahora es la formación y la capacitación en el cultivo, como lo hemos hecho con los profesionales de la salud. Aquí trabajan cultivadores y personas que son nacidas y criadas en el lugar, que tuvieron una estigmatización muy fuerte con la planta durante toda su vida y hoy se están reconstruyendo.

—¿Cómo es tu vinculación personal con el cannabis?

—Yo me vinculé con el cannabis desde muy pequeño, de adolescente, obviamente siendo usuario recreativo. Como les sucede a muchos jóvenes. Y cuando tuve la posibilidad de viajar por el mundo, me di cuenta de que era una planta universal y lo que les sucede a muchos seres humanos en el planeta es lo mismo. Y eso genera un vínculo muy fuerte, cultural y social. La expresión más fuerte de eso fue cuando viajé a la India, donde tuve la posibilidad de encontrarme con distintas personas con las cuales no nos entendíamos en el lenguaje, en el idioma y nuestro único punto en común era el cannabis. Ni hablar cuando mi mamá empezó con la enfermedad del Alzheimer, hace ocho años, y empezamos a ver que el aceite de cannabis le producía una mejor calidad de vida.

—¿Tu mamá se atendía en el dispensario de Ciudad Parque?

—Sí, su salud cambió completamente para bien después de que hicimos el curso de formación y capacitación para los profesionales de la salud. Mi mamá fue una de las pacientes testigo. La práctica se hacía con tres pacientes: un chico con autismo, una chica con un problema psicomotriz y mi mamá. Aparte de la excelente relación que se dio con los acompañantes terapéuticos que venían a trabajar con ella, pasó algo muy importante: le encontramos el aceite que mi mamá necesitaba, el aceite que le hacía bien. Hasta ahí, uno hacía el aceite de una planta al voleo, sin saber nada de la planta. Hacíamos las cosas de manera informal, fuera de la ley. En el curso con los acompañantes terapéuticos, le encontramos el ratio justo, la estabilización justa y el producto justo para que mi mamá estuviera mejor.

—¿El proyecto de Villa Ciudad Parque es escalable?

—Puede ser escalable, debe ser escalable y va a ser escalable. ¿Por qué? Porque no tiene marcha atrás. Es todo para adelante, no tiene techo. Estamos corroborando en este pueblo que es necesario, útil, funcional y operativo. Y porque si lo podemos hacer en Ciudad Parque, se puede hacer en una provincia o en un país. Entonces puede, debe y va a ser. Además, esta es una política económica que debe tomar la provincia de Córdoba y nuestra región calamuchitana, porque tiene todas las condiciones climáticas y geográficas para hacerlo y porque tiene una necesidad imperiosa en términos de diversificación de la economía regional, como lo fue la vitivinicultura en su momento.

*Por Carlos Ruiz para Revista El Sur / Imagen de portada: Revista El Sur.

Palabras claves: cannabis, Villa Ciudad Parque

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