Pirata riocuartense
La delantera ex Universidad Verde y Banda Norte, Marilyn Targhetta, se convirtió en jugadora profesional de fútbol femenino de AFA tras el histórico ascenso de Belgrano a la Primera División. El repaso de su trayectoria y el presente del fútbol femenino.
Por Aixa Contrera para Revista El Sur
En el tradicional barrio Alberdi de Córdoba, no hay paredones en blanco. Todos son ocupados con murales que lucen letras de canciones y frases futboleras o dibujos. Hay uno que es negro, no celeste como la mayoría, y en letras blancas invita: “Bienvenidos al barrio más popular”. No solo da la bienvenida al barrio Alberdi; también indica la llegada a las inmediaciones del estadio Julio César Villagra, ubicado en el corazón del barrio. El 1° de octubre, sus calles se tiñeron color cielo y el vecindario se copó de “piratas”. La marea celeste ocupó todas las tribunas del estadio que, con los trapos ya colgados, esperaban el encuentro entre Belgrano y Puerto Nuevo. Solo que, esta vez, los cantos y las linternas encendidas de las 28.000 almas presentes estallaron con el ingreso del plantel femenino del Club Atlético Belgrano de Córdoba (CAB) al campo de juego. Luego de una travesía que duró 13 meses y 25 días, las “piratas” llegaron al puerto deseado. Lograron el ascenso a la Primera División del Fútbol Femenino que las oficializó como jugadoras profesionales. Gol a gol, se convirtieron en parte de la reparación histórica del deporte, en un camino que no fue fácil. “Fue una locura total, no se puede explicar lo que sentí ese día”, dice Marilyn Targhetta, la delantera oriunda de la ciudad de Río Cuarto, que ahora es parte de los libros de la historia grande del fútbol de Córdoba.
En el sur de la ciudad de Río Cuarto, a media cuadra del viejo Hospital Central, un cartel de chapa se confunde con el paisaje urbano. Era blanco, pero el paso del tiempo y los días de lluvia lo oxidaron. Sus letras verdes desteñidas anuncian: “Gimnasio”, pero lo que hay detrás es apenas un vestigio de la escuela “Los Pulguitas”. El edificio, que parece una casa más de la calle Sarmiento al 3000, es el lugar en donde Marilyn Targhetta inició su travesía como futbolista. “Empecé a jugar a los seis años. Desde muy, muy chica, me mandaban a hacer otros deportes, pero no había forma. Hasta que les rogué a mis papás que me llevaran a fútbol y, desde el día que me llevaron, jamás dejé de jugar”, dice Targhetta, “Pili” para sus allegados.
Motivado por formar una escuela de fútbol recreativo y participativo más que competitivo, Diego Olarán abrió, en 2007, la escuelita “Los Pulguitas”. Una de las primeras en sumarse fue Pili. “Tenía iniciativa. Venía a todos los entrenamientos con su equipo de fútbol, ¡y botines, no zapatillas de fútbol 5! Y, por supuesto, con las camisetas de los clubes que ella quería”, recuerda el entrenador, orgulloso de su primera alumna. Como era la única mujer en la escuelita y no había clubes que contaran con la rama femenina del deporte, jugaba con compañeros varones a los cuales “al principio, les resultaba raro”. El anhelo de que el sábado llegara rápido para calzarse los botines y disputar un partido hacía intrascendente que el delantero fuera nene o nena: lo importante era que tuviera una pegada fuerte, hiciera goles y manejara bien la pelota en el área chica. Y eso hacía Pili. “Siempre tuvo carácter y se hizo respetar. Además, cuando tenés condiciones, todos te quieren. En los partidos, los nenes de equipos contrarios se cargaban diciendo ‘te hizo un gol una nena’”, recuerda el primer entrenador que la vio crecer como futbolista.
Jugar para revolucionar
Marilyn aún no había nacido cuando se empezó a gestar, en el “imperio” del sur cordobés, la primera Liga Femenina de Fútbol. Fue a inicios del 2000, con un torneo relámpago. Eran 22 equipos formados por 220 jugadoras, cuyas gambetas y goles eran vistos por alrededor de mil personas. En su sexta edición, en 2005, se presentó por primera vez “Universidad”. Pero la liga no tuvo más continuidad.
No fue hasta 2014 que Mariana Ferretti y Daniela Aguirre, jugadoras de Universidad, presentaron un proyecto en la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto (LRFRC) para federar la rama femenina del fútbol. El proyecto fue aprobado y, el 27 de junio de ese año, se presentó el Torneo Oficial de Fútbol Femenino.
Por esos años, la realidad de Belgrano de Córdoba era diferente: ya contaba con un equipo femenino. Y a pesar de la crisis económica y estar en quiebra, el interés por mantener la disciplina seguía intacto. Priorizaron que tuvieran equipamiento y lugar para entrenar, al igual que el equipo masculino, y apostaron al proyecto a largo plazo que comenzó a gestarse al inicio del siglo XXI.
Universidad Nacional de Río Cuarto (Verde), el club pionero del sur cordobés, fue el primer equipo femenino que integró, a los 13 años, a la actual “pirata”. Si de jugar partidos importantes se trata, ella puede dar cátedra: disputó y aportó con sus goles en cuatro finales consecutivas, del 2016 al 2019, en las que el Verde salió campeón. Luego de cinco temporadas en el “académico”, en 2021, fichó para la Asociación Atlética Banda Norte. El “lobo” le abría las puertas a Marilyn y al fútbol femenino.
Targhetta dejó su huella en el fútbol de Río Cuarto. Además de ser pionera, es una de las dos ligueras que fueron convocadas a la Selección Argentina: con 14 años, en 2015, jugó el Sudamericano Sub-17 y, en 2018, el Sudamericano Sub-18. La niña que en sus entrenamientos llevaba la casaca de la Selección pudo vestirla en varios partidos oficiales. “No hay sensación más linda que escuchar el himno y llevar la camiseta argentina con tu apellido”, recuerda Marilyn su paso por el seleccionado nacional.
Profesionalización
Su altura le hace justicia a su talento. Delantera por decisión, emigró de Río Cuarto como una de las máximas artilleras de la liga, con 74 goles en su marcador personal. “Desde el primer momento, me pidió jugar de delantera. No quería ir a la defensa y estaba decidida a jugar de nueve”, cuenta Olarán sobre los inicios de Targhetta.
A pocos días de cumplir 21 años, el 6 de marzo de 2022, debutó con los colores de Belgrano de Córdoba. Fue en el 15 a 0 sobre Lima de Zárate, donde la cuota goleadora de la riocuartense estuvo presente, tras ingresar en el segundo tiempo. Un debut soñado con gol incluido marcó el comienzo de su travesía en el barco pirata más convocante del interior. Una hoja de ruta por la Primera B que duró 208 días. El objetivo se cumplió dos fechas antes. En 30 partidos, el Pirata cosechó 29 triunfos, 159 goles, un empate y cero derrotas. El 6 a 0 ante Puerto Nuevo lo alejó de Banfield, su escolta, y le aseguró el campeonato. El ascenso a la máxima categoría del fútbol argentino no fue una sorpresa para la “B”, sino la consecuencia del profesionalismo sostenido a lo largo del tiempo.
El 25 de septiembre de este año, la final de la Primera A entre Boca y AUI Urquiza marcó un récord de asistencia: 23.000 espectadores. Pero la historia del fútbol femenino se escribe cada vez que las mujeres entran a una cancha y hacen rodar la pelota. Y así fue como alrededor de 28.000 simpatizantes se dieron cita en El Gigante el 1° de octubre de este año, cuando el “Pirata” se convirtió en el club más convocante del país. “La gente de Belgrano siempre nos apoyó, desde el día uno. Todos los sábados, por lo menos una tribuna estaba llena, también de visitante había muchísima gente que nos iba a ver”, cuenta Pili.
Daniela Díaz, la ex DT del club cordobés y actual entrenadora del plantel femenino de River Plate, la contactó a fines de 2021 para que hiciera una prueba. Quedó seleccionada y se unió a un grupo que ya venía consolidado, pero la recibió con los brazos abiertos: “Las chicas siempre me recibieron y trataron de la mejor manera, así que la adaptación fue lo que menos me costó”, recuerda Targhetta.
La unión y el compañerismo son características fundamentales del conjunto que hoy dirige Maximiliano Luján. Si bien Marilyn no estuvo en la lista de convocadas en la histórica noche del ascenso, también es parte del triunfo. Una conquista compartida y disfrutada entre todas las que aportaron durante la temporada -entre ellas, Marilyn- y por quienes fueron parte del camino. Porque el fútbol les dio revancha para todas, que no dejaron de creer y supieron esperar a que llegaran las ambulancias, la policía, prendieran las luces y hubiera cancha para jugar. Hoy, son de la A y, por tanto, son jugadoras profesionales de AFA.
Sí vende
“No lo ve nadie”, fue el paradigma que predominó hasta hace alrededor de una década. No había liga, torneos amateurs oficiales o clubes que apostaran y se comprometieran a tener mujeres. Para algunas, no fue problema ni impedimento compartir cancha con varones. Pili Targhetta asegura que sacó provecho de esa situación, que la ayudó a forjar la deportista que es hoy: “A mí me sirvió mucho, es otra fuerza, otro ritmo, y yo lo supe aprovechar al 100%”, asegura.
Cuando la delantera de Belgrano cuenta sus inicios como jugadora federada, destaca el acompañamiento de su club, pero no olvida la realidad de sus colegas. “Cuando entré a jugar a la uni (Universidad Verde), sentí que siempre apostaron por el femenino. Contábamos con el apoyo de la dirigencia, pero también había otra realidad, la de los demás clubes”.
El fútbol femenino es una lucha que implica dejar la camiseta a un lado para ser parte de un colectivo mucho mayor que busca reivindicar sus derechos continuamente.
La periodista Macarena Jorge Caamaño, diplomada en género y deporte, sostiene que, si bien los cambios son positivos, es “el machismo y la falta de interés por parte de las instituciones lo que atrasa”. Las jugadoras no reclaman tener el sueldo de Messi, sino condiciones básicas para el desarrollo de la actividad. Propone dejar de debatir sobre fútbol y hacerlo sobre las carencias y negligencias que tienen las jugadoras.
Belgrano demuestra que, cuando las decisiones políticas son acertadas y se materializan, la disciplina crece. “La institución creó un proyecto a largo plazo, sostenido en el tiempo, partiendo del interés y, luego, la inversión. Además, la representatividad, el hecho de que haya mujeres en la mesa chica de la dirigencia, fue el gran acierto”, insiste Caamaño.
Mareas celestes
—¿Cómo es el acompañamiento de la institución?
—La gente de Belgrano se copó muchísimo con nosotras, el “Luifa” (Luis Fabían Artime, presidente de Belgrano) está súper comprometido con nosotras y eso también contagia a la gente. Nos visibilizan un montón, por las redes, en los partidos del masculino, hacemos los mismos eventos, vamos a los mismos lugares, tenemos ropa, materiales, GPS. Todo lo que logramos estos años también es gracias a ellos.
Juan Sebastián Verón, vicepresidente de Estudiantes de la Plata, dijo recientemente que “el fútbol femenino tiene que tener la misma fuente de negocio (que el masculino) para poder reinvertir”. Sin embargo, la falta de interés por parte del club hace que la disciplina no tenga la visibilización para que sea rentable. Está comprobado que el fútbol jugado por mujeres sí vende cuando las decisiones políticas son en pos del crecimiento y Belgrano es el ejemplo más palpable. ¿Cómo podía vender algo que no se veía? En la fecha 20, ante Puerto Nuevo, hubo alrededor de 160 acreditaciones de prensa, el partido se televisó y los medios de todo el país informaron sobre lo sucedido en Córdoba. La marea celeste que copó El Gigante hizo temblar las calles de Alberdi al ritmo del “fútbol fernet” de las piratas cordobesas. Sus cánticos de “Nunca más solas” se hicieron eco en todo el país.
En Río Cuarto, la final femenina del torneo 2017 jugada entre Universidad Verde y Estudiantes también había batido récord de convocatoria al llenar el estadio del Club Banda Norte. Hoy, falta difusión. “La gente de Río Cuarto se debe dar la posibilidad de ir, hay gente que juzga mucho y jamás fue a ver un partido del femenino. Y los clubes deben darle la importancia que se merecen, motivar a la gente para que vaya a los partidos de las chicas y vea que nosotras también lo hacemos bien”, dice Targhetta, la única riocuartense que disputará la temporada 2023 en la Primera A de AFA.
—¿Qué te llevó a llegar donde estás hoy?
—Mi esfuerzo, constancia y perseverancia. Desde muy chica, deseo y quiero esto con toda mi alma, y, hasta no vivir bien del fútbol, no voy a parar.
—¿Cuáles son tus próximos objetivos?
—Mis objetivos por delante son poder vivir bien del fútbol y volver a la Selección. Y si bien creo que debería poder vivir del fútbol en Argentina, también me gustaría en un futuro irme a jugar a Europa.
*Por Aixa Contrera para Revista El Sur / Imagen de portada: Gentileza Prensa Belgrano.