23 voces de mujeres que denuncian el racismo contra los pueblos originarios
La directora María Laura Vásquez presentó el documental “La rebelión de las flores”, las historias de 23 mujeres indígenas que defienden sus territorios y se niegan a callar sus voces.
Por Leandro Albani para La tinta
¿Hasta dónde llega el racismo en Argentina? ¿En qué profundidades está arraigado ese sistema de pensamiento que se remonta a la fundación de la República? ¿Existe en el país la posibilidad real y concreta de que el Estado argentino, de una vez por todas, respete los derechos de los pueblos originarios?
Las respuestas a estas preguntas se pueden buscar en el documental La rebelión de las flores, que se estrenó la semana pasada en Buenos Aires y tiene la dirección de la realizadora María Laura Vásquez.
¿Cómo llega la directora a revelar esas respuestas para quienes quieran verlas y escucharlas? Con una película delicada, exquisita en lo visual y que permite sentir las voces de mujeres originarias de todo el país, entre ellas, la de Moira Millán.
Conmoción y emoción, rabias y esperanzas, interpelaciones constantes a los y las espectadoras sostienen un documental de una hora y veinte minutos que se mira casi sin pestañear, no solo por su carga política, sino también –y esto es fundamental- por un montaje directo y plagado de paisajes del Puelmapu, la región mapuche de este lado de la cordillera, que transmiten cada vibración de un territorio sistemáticamente negado a sus habitantes originarios.
Durante cinco años, Vásquez filmó, habló, escuchó, dialogó con las mujeres indígenas que, cansadas del silencio oficial, en octubre de 2019, realizaron una ocupación pacífica durante 11 días del Ministerio del Interior, administrado por Rogelio Frigerio durante el gobierno de Mauricio Macri. 23 mujeres enfrentadas al Estado argentino. 23 mujeres que, con un puñado de demandas y reivindicaciones, dejaron al descubierto la política de negación de la que hace gala una clase política dirigente que, apenas dos siglos atrás, podrían ser los mismos liberales que deseaban del país una “nueva Europa”.
En La rebelión de las flores, se denuncia, pero –más importante aún- se muestra la posibilidad de otras formas de vida, de una convivencia y construcción comunitarias que están en las raíces profundas del territorio. En la persistencia de las 23 mujeres indígenas que se niegan a desaparecer ante la indiferencia del Estado, se materializan sus sentimientos y realidades diarias, sus vulnerabilidades, las fortalezas que cuidan desde su ancestralidad y espiritualidad. Frente a ellas, en este caso, Rogelio Frigerio, la representación burocrática del Estado-nación.
Casi sin apoyo, solas, dejando hijos e hijas en sus comunidades, las mujeres que habitan La rebelión de las flores logran uno de sus objetivos: reunirse con el ministro del Interior. La cámara de Vásquez las acompaña, filma esa reunión, revela la frialdad burocrática de Frigerio: mientras las mujeres hablan, el entonces ministro mira su reloj, intenta bostezar con disimulo, repite una y otra vez “yo no puedo hacer nada” y, como corolario, da por terminada la reunión con un fuerte golpe en la mesa que preside. En esa secuencia, el racismo –del que pocas personas quieren hablar en la Argentina de hoy- queda retratado para la historia.
Vásquez tiene una larga trayectoria en el documentalismo. Egresada de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, en Cuba, realizó más de 20 producciones, entre las que se destacan Cuando la brújula marcó el sur (2008), Proyecto independencia, el espíritu libertario de un pueblo (2011) y Los 120. La Brigada del café (2018). Por estos días, la directora ya está embarcada en un nuevo proyecto: un documental que cuenta la historia de la médica argentina Alina Sánchez (Lêgerîn Çiya), fallecida en 2018 en Rojava (Kurdistán sirio), donde había encontrado su lugar de militancia.
En La rebelión de las flores, Vásquez sintetiza la mejor escuela del cine político argentino, pero además permite conocer la intimidad de mujeres que representan una lucha contra la colonización de más de 500 años. Todo esto con imágenes simples y cargadas de vida. En el documental, la presencia de una cámara registrando desaparece en los primeros minutos de proyección. La cámara, como esas mujeres, sus hijos e hijas, sus ríos, valles, flores y árboles, ya son un mismo territorio.
Funciones en octubre en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551, CABA)
Jueves 6, 19 h / Viernes 14, 19 h / Domingo 16, 19 h / Sábado 22, 19 h / Domingo 23, 17 h / Sábado 29, 19 h / Domingo 30, 17 h
*Por Leandro Albani para La tinta / Foto de portada: A/D.