¿Por qué es importante tener una ley de gestión menstrual?
En el 58% de los hogares de nuestro país, vive al menos una persona que menstrua. Pero esto no significa que todas estas personas tengan garantizado el acceso a productos de gestión menstrual. Por eso, diferentes colectivos y legisladoras se organizaron para impulsar la Ley Nacional de Gestión Menstrual, la cual incluye perspectivas económicas, ambientales, sociales y educativas. A continuación, te contamos de qué trata y cuál es su importancia.
Por Mailen Britos para Escritura Crónica
Organizaciones feministas y activistas socioambientales piden una Ley de Gestión Menstrual que propone que el sistema de salud público y privado garantice la distribución gratuita de productos para la gestión menstrual y que no afecten de manera negativa al ambiente. Además de la quita del 21 por ciento del IVA de algunos productos.
Gestión Menstrual Sostenible
Antes de hablar del proyecto de ley, la organización socioambiental Consciente Colectivo, que se destacó por su lucha en la ley de etiquetado frontal, propone una especie de glosario con cuatro definiciones que se deben tener en cuenta para hablar del tema:
- Gestión Menstrual: Refiere a todo aquello que la persona menstruante necesita para gestionar su menstruación de manera saludable e informada.
- Personas Menstruantes: Aquellas personas -mujeres, varones trans, no binarias y otras identidades- que cursan ciclos menstruales.
- Productor de gestión menstrual reutilizable: Elemento no descartable de contención que pueda ser utilizado para la menstruación, libre de sustancias químicas -como plaguicidas y disruptores endocrinos y/o cualquier producto tóxico contraindicado para la salud humana-.
- Ambiente: Sistema complejo y dinámico, compuesto de una población humana, un entorno geográfico e infinitas interacciones entre estos componentes que varían según tiempo y espacio.
Razones para tener una Ley de Gestión Menstrual Sostenible
—Cuando hablamos de un proyecto de gestión menstrual sostenible, estamos hablando del derecho de acceso a la educación y a la información. También estamos hablando de la eliminación de un tabú construido socialmente que muchas veces llega al ausentismo escolar. Estamos hablando de diferencias socioeconómicas, de brechas salariales. Estamos hablando de DD. HH., de acceso a la salud de manera integral, del acceso al agua, de la necesidad de garantizar condiciones de vida dignas. Todo esto como base para que una persona menstruante pueda elegir libremente el modo en que quiere y puede gestionar su menstruación -explicó Camila Herrero, integrante de EcoHouse.
Según Consciente Colectivo, existen cinco factores principales por los cuales es necesaria una política pública que regule la gestión menstrual. En primer lugar, la menstruación está estrechamente vinculada con la dignidad humana, por ello, es importante que el acceso a productos y educación sobre gestión menstrual sea equitativo para todas las personas menstruantes. Segundo, en nuestro país, las personas menstruantes gastan entre $1.933 y $4.327 para gestionar su menstruación.
En tercer lugar, los productos de gestión menstrual descartables podrían tardar hasta 800 años en degradarse y son unos de los principales desechos que contaminan los océanos.
En cuarto lugar, el hecho de no contar con los medios para gestionar la menstruación es un factor que contribuye al ausentismo escolar y laboral, generando mayores desventajas para quienes menstrúan.
Por último, la compra de productos de gestión menstrual no es optativa, dado que se trata de productos de primera necesidad.
—Que hoy estemos en el marco de pensar una ley integral desde el senado habla de que el tema llegó a la agenda política. Y que, entonces, es momento de pensar las políticas públicas y eso es un avance enorme. 12 millones de niñas, adolescentes, varones trans, personas no binarias menstrúan todos los meses en nuestro país. Lo cierto, entonces, es que no hay ninguna razón para que esto no sea un tema de las políticas públicas o un tema de agenda -expresó Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de MGyD, en el plenario realizado anteayer en el senado.
Menstruación y ambiente
Otro punto de la ley es la articulación entre género y medioambiente, ya que los productos “descartables”, como toallitas y tampones, tardan hasta 800 años en degradarse. Por lo tanto, desde esta iniciativa, se propone la entrega de productos reutilizables como toallitas de tela o copitas menstruales. De hecho, algunos municipios como el de La Matanza, San Martín o Hurlingham tienen programas bajo los cuales entregan copas menstruales.
Para los colectivos que impulsan el tratamiento de esta ley, resulta importante y urgente la incorporación de la perspectiva basada en la sostenibilidad para los proyectos de gestión menstrual sostenible.
—Cuando hablamos de sostenibilidad, no nos quedamos solo en la cuestión individual. Sino en la cantidad de residuos que generan las personas por los productos de gestión menstrual descartable. Estos residuos, que en Argentina son 13.200 toneladas por año, van a parar a los basurales a cielo abierto, donde alrededor viven familias. Pero, además, no estamos hablando de residuos únicamente. Con sostenibilidad, estamos hablando del equilibrio entre la perspectiva social, económica y ambiental -sostuvo Camila Herrero.
Estadísticas
Según Activismos Menstruales en Red (AMRED), el acceso a productos de gestión menstrual es un factor de desigualdad social. Esto genera ausentismo y deserción escolar a nivel educativo. A nivel salud, tener una menstruación en condiciones que no sean dignas puede traer infecciones, entre otros problemas de salud. Quienes más sufren esto son las personas menstruantes que están en situación de calle y viven y menstrúan en condiciones precarias.
*Por Mailen Britos para Escritura Crónica / Imagen de portada: Escritura Crónica.