Lunas de Saturno: astronomía radial para no científicxs
Desde la vida cotidiana y el disfrute, un programa de radio acerca los misterios del universo a quien tenga curiosidad y se anime a conectar con el cielo. Un aporte a la democratización del conocimiento y a la comunicación popular de la ciencia.
Por Julieta Pollo para La tinta
Hace poco más de dos años, un equipo de astrónomxs descubrió 20 lunas nuevas orbitando alrededor de Saturno, que se sumaron a las 62 que ya se conocían. 17 de estos satélites descubiertos giran en sentido contrario al resto, en una danza precisa que asemeja el mecanismo de un reloj. El universo es fascinante y su misterio inabarcable. ¿Será por eso que despierta nuestra curiosidad? ¿Qué tanto sabemos sobre la luna, los agujeros negros, los cometas y el poético polvo de estrellas?
Lunas de Saturno es un programa radial sobre astronomía que, además de abrir la puerta al conocimiento del cosmos, marca un quiebre en el modo en que usualmente se aborda la ciencia. De la ciencia cerrada, exacta, solemne, privilegio de un puñado de iluminadxs, a la ciencia interdisciplinar, donde todos los saberes se ponen en juego y el conocimiento se va construyendo con humor, disfrute y música bien arriba.
El programa es conducido por Yose Kanagusuku y Facu Rodríguez Alochis, y en su primera temporada alcanzó las 50 ediciones. Se transmite todos los miércoles a las 18 horas por Radio Bicicleta y luego queda alojado en la plataforma Ivoox para posteriores escuchas. Este año, buscando concretar nuevos desafíos, proponen encuentros de radio en vivo en bares, centros culturales y espacios al aire libre.
Conversamos con Yose -conductora del programa, Dra. en Astronomía egresada de la UNC y estudiante de la Especialización en Comunicación Pública de la Ciencia y Periodismo Científico– sobre la importancia de abandonar tanta solemnidad y abordar la astronomía desde el vínculo que cada unx tenga con el cielo, para tirar de ese hilo y dar rienda suelta a la curiosidad. El descubrimiento de una estrella, una leyenda azteca, el tarot o una película de Netflix pueden ser portales para sumergirnos en el espacio.
Miradas herméticas, galaxias infinitas
A Yose le gusta la idea de que la astronomía es más una ciencia social que una ciencia dura y cree que los saberes y relaciones entre el cielo y las personas deben ser compartidos, intervenidos, intercambiados y conocidos por todxs. Por eso, disfruta y elige el camino de la comunicación de la ciencia, en oposición a la perspectiva de la “divulgación científica”. Dice que la rigidez al interior de las instituciones que no contienen a lxs estudiantes innovadorxs la hizo alejarse -a ella y a muchxs- de la academia. “Hacia el final de mi doctorado, empecé a darme cuenta de que el adoctrinamiento y las consignas del ámbito científico académico no iban mucho conmigo, no me sentía cómoda. Hice todo el trayecto académico como te exigen que sea, me iba bien y, sin embargo, decidí irme. Y como yo, muches colegas se han ido y les ha sido muy difícil encontrar un lugar para reinsertarse que no sea haciendo una carrera de investigación en CONICET (lo que, a su vez, te cierra otras puertas como la de la docencia universitaria). Como institución, no promueve opciones diversas para desempeñarte, incluso muchos docentes te dicen que dedicarte a esto es perder el tiempo porque no te da puntos para una nueva beca”.
Inquieta y en constante búsqueda, Yose no solo se licenció y se doctoró en astronomía, sino que también fue guía del Museo del Observatorio, participó en varias Noche de los Museos, recorrió escuelas primarias municipales con el planetario inflable y fue parte del telescopio itinerante. Sin embargo, hay una “cosa hermética y verticalista que tiene el ámbito científico, que se traslada a las formas de hacer ‘divulgación científica’ -entre comillas-. Y eso que se hace con la mejor de las ondas, muy a pulmón y la mayoría de las veces, gratis”, aclara.
La astrónoma recuerda la etimología de divulgar: “Viene del vulgo, de la ‘gente común’ que no sabe y el científicx vendría como a ‘desburrar’ a la gente, viene a llenar un vacío hipotético -que obviamente no existe- en las personas sobre temas que no les son de fácil acceso porque no son tan inteligentes o porque no les interesan las cosas ‘importantes’ como la ciencia. La divulgación -que lamentablemente es un concepto que se sigue usando- es ‘traducir’ ese conocimiento a un lenguaje básico y entendible para los mortales, para promover la cultura científica.
Frente a esto, existe el modelo etnográfico donde están lxs expertxs con sus temas específicos, pero se reconoce el conocimiento o las experiencias anteriores de las personas a las que se les va a comunicar. También es una búsqueda de una cultura científica, aunque me gusta más el término ciencia culturizada, o sea que la ciencia puede adaptarse a la cultura en la que está inmersa y que sea ella la que se culturice un poco. Eso buscamos en el programa: contar cosas de astronomía académica, pero también humanizar a lxs científicxs, por ejemplo. Culturizar la ciencia es buscarle las vetas y las relaciones con el arte, la historia, la educación, la sociología y la antropología… empezar a desarmarla y bajarle un poco los decibeles. Mirar el cielo y pensar cómo se fueron construyendo las identidades, las culturas, las civilizaciones en torno a él, porque la verdad es que el vínculo con el cielo existe desde siempre, mucho antes que la astronomía científica académica”, explica.
Astronomía ft. la vida misma
Se podría decir que los universos engendran nuevos universos: todo comenzó cuando un amigo le propuso a Yose hacer un programa de radio sobre rollers. Sin embargo, cuando el productor de Radio Bicicleta se enteró de que era astrónoma, le propuso cambiar el eje del proyecto. En medio de la pandemia, terminando su doctorado y llena de contradicciones sobre las dinámicas del mundo académico, ella aceptó, pero con una premisa muy clara: “No quería hacer un programa súper cientificista con tres astrónomxs hablando de astronomía para un público entendido en el tema. Quería otra cosa y, para eso, lo invité a Ronda Velázquez, que es actor y humorista, además de no saber nada de astronomía”.
Cuenta que él generaba preguntas que le daban pie a explicaciones simples, la conversación fluía entre risas y un clima descontracturado, donde había espacio para equivocarse y para hablar sobre temáticas sin ser necesariamente expertx. “Nos permitimos desarmar todo eso. La astronomía se transformó en las astronomías y después en los vínculos con el cielo… fue toda una transformación. Aprendí un montón y empecé a sentir que el centro no era la astronomía científica académica, sino simplemente charlar sobre astronomía”, recuerda.
“Me apasiona la astronomía, entonces me gusta mostrar datos interesantes, me encanta hablar con especialistas astrónomxs y también hemos abordado los vínculos con el cielo desde muchas otras aristas: hablamos sobre historia de la astronomía, sobre astronomía desde la antropología, y con el equipo del proyecto ‘Derecho al cielo’ en el que astrónomxs, psicólogxs y abogadxs dan talleres en penales de menores. Entrevistamos a un señor de Mar del Plata que hace astronomía para ciegos y a otro señor que, desde el sur, en Esquel, enseña astronomía en la secundaria y siempre está presionando para que entre como materia en la currícula obligatoria. También charlamos con un chico venezolano que hace astrofotografía y con unas chicas de Chile que hacen astroteatro. Hicimos un programa sobre los 150 años del Observatorio de Córdoba junto a muralistas, otro día hablamos de videojuegos y astronomía, y hasta de terraplanismo terminamos hablando porque todo el mundo estaba ahí esperando a ver qué decíamos, jaja. Lo abordamos desde un punto de vista más sociopolítico, digamos. Este es un buen ejemplo, porque no me interesa hacer un programa diciendo: ‘La tierra no es plana, no sean nabos’, sino pensar por qué hay gente diciendo esto. Lo planteamos como una lucha de poder entre la ciencia y la no ciencia”, enumera una de las conductoras del programa.
Al ser un trabajo por el que aún no reciben remuneración -y la sostenibilidad económica fue difícil en tiempos pandémicos-, varias personas pasaron por el programa que hoy conducen Yose Kanagusuku y Facu Rodríguez Alochis, astrónomo y comunicador de la ciencia que comenzó a participar en Lunas de Saturno con su columna “Astro país”, sobre noticias astronómicas de Córdoba y Argentina. Otras personas que han habitado las Lunas de Saturno en distintos momentos son Ronda, actor y humorista de quien hablamos antes, y el astrónomo Armando Mudri -quien hace varios años se dedica a la astronomía cultural a pesar de las resistencias de la academia-, con su columna “Al cielo con los pies en la tierra” sobre los vínculos con el cielo que mantuvieron diferentes culturas y sociedades en la historia. También se sumó Marisol Fabbro, actriz y humorista que, a su vez, les brindó muchas herramientas de organización y producción radial; y, por último, Yamo Caporizzo, muralistx veganx “súper anticiencia”, destaca Yose.
“Fue alto desafío porque Yamo trajo esta mirada mucho más crítica y transfeminista, y había que encontrar un punto de equilibrio. Empezamos a introducir temas como el veganismo, el antiespecismo, el lenguaje inclusivo. Y con Marisol pasó algo similar: ella hace tarot y le gusta mucho la astrología y la numerología, y ese es su vínculo con el cosmos, ¿por qué no hablar sobre eso? Como que dejé de tener miedo a irme de tema. Es un programa de comunicación de astronomía, pero donde hablamos de los vínculos y las relaciones con el cielo. Una de esas relaciones es la astronomía científica, pero después existen muchísimas más. A mí me viene pasando que estoy tomando una birra, un café, unos mates en el parque y es mucho más probable que hablemos de astrología que de astronomía, y eso no está mal. Se trata de empezar a perder esa enemistad eterna que hay entre la ciencia y algunos temas. Empezó en el programa de manera natural y estuvo zarpado, darse permiso para relajarse, disfrutar y aprender cosas nuevas”.
A mover la radio
El jueves 7 de abril, la radio se fue de bares: cambió el estudio por el escenario de Pez Volcán y ofreció una actividad de dos horas que combinó radio en vivo con un live set de tech house. La experiencia fue mucho mejor de lo que esperaban y planean nuevos encuentros en distintos centros culturales, bares y espacios al aire libre de la provincia de Córdoba. “Es justamente dejar de esperar que la gente vaya al Observatorio a enterarse de estas cosas, sino salir nosotres a otros lados. En Pez Volcán, arrancamos con un tema súper astronómico que nos cayó como anillo al dedo: la noticia fue que el telescopio hubble observó la estrella más antigua jamás observada… la más vieja, la más lejana. Invitamos a Flavia Lovos, que es astrónoma e hizo su tesis sobre estrellas, y a Román Venas Valdarenas, que se dedica a la investigación y a la comunicación. También estuvo Jowi Fusero, que es músico y productor musical, quien musicalizó durante y después del programa”, explica Yose.
La astrónoma y locutora cuenta que, además, dejaron en las mesas papelitos para que las personas pudieran preguntar sobre esta estrella, la más lejana: “Nos acercaron un montón de preguntas y estuvo muy bueno porque las personas se re interesaron. La verdad es que nos llamó mucho la atención, logramos un ambiente de disfrute. Por ahí, en algunas otras actividades de comunicación de la ciencia, se tiende a volver un poco tedioso por las terminologías que se usan, el tono de voz con que se habla o se genera un ambiente de solemnidad de la ciencia… y siento que rompimos un poco con eso. La gente se divirtió y lo disfrutó. Nos parece interesante elegir temas que entusiasmen a las personas y también convocar invitades que no hablen del momento angular del universo, sino que sean personas con una manera de comunicar interesante y dinámica”.
“La gente por ahí queda como absorta y, en realidad, lxs astrónomxs también tenemos esa sensación. Si bien estamos más acostumbradxs a hablar de estos temas, nos sigue generando fascinación que haya una estrella a 12.900 millones de años: ¿cómo es que veo la estrella más antigua y lejana, pero que, a la vez, ya no existe y estoy viendo el pasado? Lo tenemos incorporado, pero esto nos supera a todxs, se genera como una empatía y una conexión con el público que nos está escuchando. Me parece que una de las claves es no cerrarse a la astronomía científica, sino abrirse a de donde sea que venga tu vínculo con el cielo, para comenzar a hablar desde ahí”, cuenta la especialista. Los programas en vivo serán luego transmitidos en Radio Bicicleta y en Radio Eterogenia.
La comunicación popular de la ciencia es una disciplina en permanente profesionalización y demanda reconocimiento y remuneración. En este sentido, la radio en vivo fue a la gorra, para que quienes asistieron pudieran contribuir a consideración. “La comunicación de la ciencia se está profesionalizando. Existen ahora algunos másters, posgrados y especializaciones para que tanto comunicadores como científicos puedan seguir formándose en esta área especializada. Este es un trabajo que no hacemos solo por amor a la astronomía, sino que requiere un montón de tiempo y dedicación”, concluye Yose.
*Por Julieta Pollo para La tinta / Imagen de portada: Radio Bicicleta.