Monica Palavecino: «¿De qué sirve esta justicia en democracia?”
La condena contra el femicida de Rocío Rodríguez no hizo justicia. Su ex pareja, Santiago Bonelli, fue sentenciado a 16 años de prisión pero ni el tribunal ni los jurados populares hicieron lugar al agravante por el vínculo. «¡Sociedad machista! ¿Saben lo que era mi hija para Bonelli? ¡Una cosa! La mató porque era una cosa, y era mi hija, la hija de mis entrañas”, expuso su mamá durante el proceso.
La Cámara Quinta del Crimen, con jurados populares, decidió por unanimidad condenar con la pena de 16 años de prisión a Santiago Bonelli por homicidio agravado «por el uso de arma de fuego» de Rocío Rodríguez. La joven de 23 años oriunda de Las Varillas murió hace casi tres años, el 2 de diciembre de 2013, de un escopetazo a manos de su ex pareja.
El tribunal no hizo lugar al agravante por el vínculo que había pedido la querella pero los jurados terminaron optando por una pena levemente superior a la que había solicitado la fiscalía en los alegatos. La mamá de Rocío anticipó que apelarán la medida.
A Rocío no sólo la mataron de un escopetazo, como claramente surge de todos los elementos de la causa, de las pericias técnicas, de los testimonios. Además, limpiaron su cuerpo, lavaron su herida, la envolvieron en una bata limpia, se ocuparon de eliminar los rastros de sangre de la casa del acusado… y la trasladaron a un sanatorio privado sin mediar llamado a una ambulancia o a la Policía.
Sin embargo, la causa parece la causa de lo que no fue: un femicidio que no es reconocido como femicidio; un homicidio agravado por un vínculo que no es reconocido como vínculo ni siquiera por la fiscalía; un homicidio que para la defensa fue “sin querer” e insiste que ni siquiera fue homicidio, sino suicidio.
Durante la extensa jornada de alegatos, el fiscal de la Cámara V Fernando Amoedo realizó un detallado análisis de las pruebas y estableció de manera inequívoca que la muerte de Rocío fue un homicidio y que el autor fue Bonelli. Sin embargo, y para sorpresa de los presentes, el fiscal desestimó el agravante del vínculo por entender que la relación de pareja no había sido suficientemente demostrada, con lo que sólo pidió declararlo responsable de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego y pidió una condena de doce años.
La querella, a cargo del abogado Franco Vitozzi, rechazó la duda en torno al vínculo entre la joven y el acusado y ratificó el pedido de condena por homicidio simple agravado por el vínculo y por uso de arma de fuego que conlleva una pena de prisión perpetua.
Por su parte -con la familia de Rocío fuera de la Sala para no exponerse- la abogada defensora Patricia Soria volvió a pedir la absolución e insistió con la hipótesis del suicidio o autoagresión de Rocío, basándose en supuestas evidencias físicas y psicológicas ya desestimadas durante el transcurso del juicio. Posteriormente, otro letrado de la defensa, José Cafferata Nores, introdujo como hipótesis subsidiaria (en caso de que no se acepte que se trató de un suicidio) que fue un “accidente” y se hizo eco de la posición del fiscal de negar certeza al vínculo entre ambos, citando como jurisprudencia la causa en la que se juzgó a Gonzalo Lizarralde por el femicidio de Paola Acosta. Maru, hermana de Paola, se encontraba en la Sala.
Finalmente, el jurado popular decidió por unanimidad condenar a Santiago Bonelli a 16 años de prisión por «homicidio agravado por el uso de arma de fuego».
¿Qué vale esta justicia?
Las palabras de Mónica Palavecino resuenan con la voz quebrada: “Es una vida, mi hija no me la devuelve más nadie, nadie (…) y dice la Madre Teresa de Calcuta, ‘no vivas de fotos amarillas’, ¿voy a vivir de un féretro? ¡Me la trajeron cerrada después de 3 días por el paro judicial! ¿De qué voy a vivir, me pueden decir de qué voy a vivir? ¿La gente me puede decir de qué voy a vivir? ¿De qué nos vale esta justicia en la democracia? Está todo dado vuelta, todo al revés. No entiendo al fiscal, no lo entiendo».
Durante el proceso, Mónica increpó duramente a Santiago Bonelli en lo que fue el uso de su derecho a la palabra en representación de la víctima, su hija Rocío Rodríguez. “Esta era mi hija -exclamó mostrando una foto de Rocío- la traje en blanco y negro para que la vean”.
“¡Son un fraude! ¿Se puede disparar un arma a quemarropa cuando se la está cargando, por accidente? ¿Qué nos quieren vender, por Dios?!! ¿Qué nos quieren vender? ¡¡Sociedad machista!! ¿Saben lo que era mi hija para Bonelli? ¡Una cosa! (…) ¡La mató porque era una cosa, y era mi hija, la hija de mis entrañas!”, expuso entre lágrimas ante el tribunal y el propio acusado.
Luego se dirigió a los y las integrantes del Jurado Popular: “Doce, quince, una vida, a mí no me devuelve a mi hija. ¡Esta era ni hija! (…) Señores del jurado, quiero que tengan presente en el momento de su decisión, imagínense a la persona que más aman en su vida, si tienen hijos… Se merece estar toda la vida preso”.
Como corresponde, luego le dieron el uso del derecho de «la última palabra» al acusado. «Gracias, pero no tengo nada que decir», contestó Santiago Bonelli.
La mamá de Rocío anticipó que apelarán la medida. Hoy, una vez más, se evidencia la necesidad de seguir sosteniendo en las calles que son femicidios y que la Justicia es responsable de la impunidad de los femicidas.
Escuchá la entrevista a Mónica Palavecino:
Fuente: Zumba la Turba. Fotos: Natalia Di Marco.