¿Cómo llega el movimiento feminista en Córdoba a este 8M?
¿Cómo llegamos a las calles este 8M, en esta coyuntura? ¿Cómo nos proyectamos en los espacios que construimos? ¿Cuáles son los desafíos actuales para nuestros transfeminismos? Con esas inquietudes salimos a preguntar. Aquí las respuestas de compañeres activistas de distintos espacios organizativos.
Por Redacción La tinta
Este 8 de marzo salimos a las calles, atravesades por la bronca de los recientes hechos de violencia sobre los cuerpos de nuestres hermanes, que son los nuestros. Deseoses del abrazo colectivo tras dos años de pandemia. Expectantes de las transformaciones de nuestro movimiento. Fortalecides en la lucha por lo que falta y reclamando la aplicación de las leyes que supimos conseguir.
“No volvemos a las calles, porque nunca nos fuimos”
Natalia Dimarco, Asamblea Ni Una Menos Córdoba
“Llegamos a las calles con un deseo enorme del reencuentro con muches, con el deseo de recuperar la masividad que ya estuvo presente el 25N, una masividad que tiene que ver con una construcción de los feminismos en Argentina y Córdoba, que supo romper los cauces de los activismos y las militancias tradicionales para impregnarse en toda la sociedad. En la marea se sienten parte un montón de compañeras y compañeres de distintas trayectorias, territorios, edades, historias, militancias, profesiones, ocupaciones, y en el 8M se expresa esa diversidad con mucha fuerza”.
“Sostener las redes y las calles en estos dos años, aunque difícil, fue necesario. Fue crítica las situación de violencia de compañeras encerradas con sus agresores, de niñes con sus abusadores, las situación social y económica crítica se agudizó profundamente en la pandemia. Fue necesario agudizar nuestra creatividad feminista y sostener las redes que nos cuidan durante dos años de de regulaciones estatales y gubernamentales que, como cuidado, en primera instancia solo plantearon el aislamiento”.
“Esta misma semana, se va a tratar el pacto con el Fondo Monetario Internacional en el Congreso. El feminismo nos da herramientas para mirar y analizar toda la realidad a través de un lente que se propone una construcción antipatriarcal, anticolonial, anticapitalista, internacionalista y plurinacional. La deuda externa es un punto interesante para analizar, en tanto vemos cuáles son las consecuencias materiales sobre la vida de las mujeres, lesbianas, trans y de todos los colectivos, que en situación de crisis somos las primeras que recibimos los embates porque sobre nosotras descansan las tareas de cuidado y sostenimiento de la vida. La coyuntura también exige pronunciarnos contra la guerra, no solo de Ucrania, sino también de Palestina, Kurdistán, recuperar posiciones antibélicas como de Rosa de Luxemburgo y otras feministas. También recuperamos las consignas que hemos ido construyendo como Ni Una Menos: basta de violencias machistas; basta de femicidios y transfemicidios; basta de violencia sexual y abuso sexual, algo que nos impactó e interpeló brutalmente y nos llenó de dolor ante la violación grupal en Buenos Aires, que vuelve a poner sobre la mesa las estructuras desiguales de poder, la cultura de la violación y la complicidad. Infancias libres de violencia y abusos, algo que sigue siendo mal manejado por la Justicia patriarcal, con Flavia Saganías como ejemplo del castigo que se cierne sobre madres protectoras; la implementación efectiva de las leyes de Interrupción Voluntaria de Embarazo, Interrupción Legal de Embarazo, Educación Sexual Integral y el sobreseimiento de Miranda, la médica salteña que está siendo criminalizada por garantizar un derecho. Volvemos sobre el Abya Yala como el espacio donde rompemos las fronteras y nos reconocemos plurinacionales”.
“El desafío de los feminismos es poder revolucionarse a sí mismos (…). La tarea parece que es reconocer en nuestro feminismo las dimensiones que hacen a un feminismo que se reconozca plurinacional, internacionalista, clasista, anticolonial, anticapitalista y que pueda ir desarmando esa madeja de opresiones y reconociéndose en la lucha contra todas ellas. Trascender las fronteras que a veces nos imponen límites entre las luchas o nos impiden reconocer a nuestras hermanas. Volver a pensar en un contexto en que los extractivismos capitalistas y patriarcales devastan los territorios y nuestros cuerpos, el desafío más grande para nuestros feminismos es pensar otros mundos posibles y trabajar en lo cotidiano para construirlos”.
“La lucha no la dejamos de lado estos años de pandemia, pero volvemos de lleno a ocupar la calle”
Mariana Palmero, Ni Una Menos Córdoba
“Primero, tenemos la expectativa de volver a ocupar las calles. La lucha no la dejamos de lado estos dos años de pandemia, estuvimos luchando y estuvimos articulando o desandando distintas estrategias para encontrarnos y acompañarnos, pero volvemos de lleno a ocupar la calle”.
“En esta coyuntura, en primera instancia, tenemos que reconocer al movimiento feminista cordobés como un espacio diverso, habitado por múltiples identidades políticas y muchas formas de leer y entender la lucha feminista”.
“Llegamos a este 8M entendiendo y sosteniendo nuevamente la consigna de que la deuda es con nosotras y nosotres. Que nos sostienen las redes feministas, que a las violencias machistas seguimos dándole batalla en red feminista. Salimos a la calle a expresarnos porque creemos que las políticas de género son insuficientes, que en nuestra provincia no llegan a todos lados, que muchas veces se concentran en la ciudad capital, donde las posibilidades de acceso son mayores. En esta coyuntura también, en donde venimos discutiendo hace más de una semana a raíz de los hechos ocurridos en Palermo, en Buenos Aires, volvemos con más impulso y más fuerza”.
“Nosotras creemos que es vital volver a encontrarnos, que es vital reunirnos a debatir cuáles son nuestras definiciones, pero, a su vez, cuál es nuestra agenda de trabajo. Consideramos que estamos en un momento en donde la denuncia y la visibilización son fundamentales y necesarias, pero también es fundamental y necesario abrir espacios en los que nosotras podamos realmente participar en la definición de políticas públicas, participar en la disputa por la definición de esas políticas. Porque creemos, justamente, que faltamos, faltamos en los espacios tanto públicos como privados, y acá podemos hacer un arco de espacios grandes en los que faltamos”.
“Hay otra de las consignas que nos mueve, que es la perspectiva de género en el Estado, en la Justicia y en los medios masivos de comunicación. No solo la perspectiva de género, sino también más mujeres y más diversidades en esos espacios”.
“Creo que es un momento en el que, desde los feminismos, se vienen marcando agendas que vemos expresadas, al menos, desde la voluntad política a nivel del Estado. Pero no solamente queremos la expresión de la voluntad, queremos hacer efectiva esas políticas. Estamos hablando de muchas demandas, de la implementación plena de la ILE, de facilitar el acceso a todas las mujeres y cuerpas gestantes que pretenden decidir sobre su vida. Otro desafío que tenemos por delante es dar la discusión y definir en lo que tenga que ver con el reconocimiento salarial para los trabajos de cuidados. La lucha por la paridad en el acceso a los cargos jerárquicos en las distintas instancias y, por otro lado, federalización de las políticas públicas”.
“Quiero hacer énfasis en la cuestión de la distribución equitativa en términos de las políticas de género. Lo hemos visto en las cifras de femicidio, cuando en realidad vemos que hay más femicidios en el interior, porque las mujeres tienen menos acceso, o inclusive en una situación de una joven desaparecida en el interior no hay información en relación a cómo actuar, a quién recurrir. Desde el colectivo, insistimos en que queremos políticas con perspectiva de género que lleguen a todos lados”.
“Paramos porque estamos hartas del saqueo sobre nuestros cuerpos y territorios”
Lidia Zurbriggen, Colectiva Hilando – Socorristas en Red
“Este 8 de marzo llegamos a un nuevo Paro plurinacional/internacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries después de dos años de pandemia, donde hemos sido las/les más vulnerables, exigidas/des, expuestas/es, desprotegidas/es, a la vez que buscamos organizarnos colectivamente en cada territorio, lugares de trabajo, comedores y merenderos para sostener la vida, cuidarnos entre nosotras y nosotres de las violencias machistas”.
“Paramos y marchamos porque la deuda es con nosotras y nosotres, el presidente y su gobierno intentan firmar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para pagar la deuda externa fraudulenta e ilegítima que precarizará aún más nuestras vidas, recortará salarios y jubilaciones, será más difícil acceder a servicios básicos.
Paramos porque estamos hartas de las violencias machistas, del sexismo, la desigualdad y discriminación en nuestros lugares de trabajo, espacios deportivos, políticos y sociales.
Paramos porque estamos hartas del saqueo sobre nuestros cuerpos y territorios.
Paramos porque queremos gritar que no nos callamos más, que denunciaremos cada una de las injusticias de esta sociedad patriarcal, capitalista y racista. Que la organización colectiva nos empodera para pelear por nuestros derechos”.
“Desde el activismo socorrista nos planteamos seguir acompañando abortos, insistiendo en que el embarazo en niñas y adolescentes es un riesgo para su salud y vida, exigiendo la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral en todos los niveles educativos. Hacer vivir y cuidar la ley 27.610 de Interrupción Voluntaria de Embarazo, para que muchas más mujeres y personas gestantes la conozcan y puedan acceder a este derecho. Nos proponemos seguir dialogando y articulando con distintos sectores de la sociedad, profesionales de la salud, movimientos sociales, centros de estudiantes y docentes”.
“Nuestra mirada está anclada en los feminismos populares”
Clara Dalmaso, Casa Comunidad – Encuentro de Organizaciones
“Como organización social, reafirmamos las tareas de cuidado como vitales, exigimos su reconocimiento como trabajo y exigimos a los varones que se hagan cargo de su parte de la tarea. Pero esta semana nos pasó por arriba. Ya veníamos con un femicidio cada 27 horas o menos desde el inicio del 2022, pero todo lo que sucedió esta semana con la violación en Palermo, las historias que las mujeres y disidencias se animaron a contar a partir de eso y todos los femicidios y desapariciones de los últimos días nos pusieron en alerta. Nos enojamos mucho. Se discutió mucho en los medios de comunicación si debíamos estar o no enojadas, de qué sirve. Y la verdad, no nos interesa. Nos sentimos con el derecho a sentir lo que queremos, lo que podemos en este mundo tan injusto. Porque el enojo nos ha unido y nos ha traído hasta acá. El enojo de 2015 nos llevó al Ni Una Menos y acá estamos”.
“Nuestra mirada está anclada en los feminismos populares y desde ahí partimos. Para este año, venimos laburando la relación del feminismo y los vínculos en el trabajo. Hemos logrado a fuerza de mucha lucha que mujeres y disidencias habiten espacios tradicionalmente masculinos. Pero ahora que estamos, la pelea está por transformar esos espacios en lugares realmente feministas. Cuesta mucho vincularse, hay muchos abusos y violencias”.
“El feminismo ha visto una resistencia masculina muy fuerte en los últimos tiempos. Hay cambios que vinieron para quedarse, transformaciones en les pibis, desde abajo, que nos alumbran una sociedad nueva. Pero la masculinidad hegemónica sigue acá, la vemos en las guerras, en la destrucción del medio ambiente, en el Estado y las instituciones, en los medios de comunicación. Ahí están las batallas. Necesitamos que los varones cambien, porque nos siguen matando y siguen siendo indiferentes”.
“Necesitamos revisar cuáles son nuestras exigencias al Estado, a la sociedad, darle un poco más de contenido a las consignas”
Ayelén Altamirano, Alerta Feminista
“Creo que este 8 de marzo tiene una particularidad, si bien en pandemia siempre estuvimos activas y presentes en diferentes espacios, hay como una necesidad urgente de salir a la calle. Pero no solo a marchar, sino salir a encontrarnos con otras, con otres, reconstruir y empezar a pensar realmente cuáles son las formas posibles de evitar la precariedad en la que vivimos en relación a lo económico, social y cultural las mujeres lesbianas travestis y trans”.
“Estamos en un momento de crisis en donde las diferentes situaciones de violencia, de abuso, no se terminan y eso lleva a preguntarnos qué es lo que hay que hacer, cómo seguimos. Me parece que tuvimos objetivos muy claros desde el principio, hace varios años, de qué poner en una agenda pública, que el Estado acompañe. Creo que se han hecho muchas cosas, sin embargo, sigue habiendo mucha necesidad de seguir repensando cuestiones que tienen que ver con los presupuestos para las políticas de género, el acceso al trabajo”.
“Llegamos a este 8M con muchas preguntas, muchos interrogantes. Yo en lo personal y nosotras desde que nos empezamos a juntar este año hemos vuelto a discutir nuestras consignas históricas, volvemos a revisar, a repensar cómo nos organizamos, de qué manera. Me parece que es un buen momento para la reformulación de esto que veníamos planteando, la posibilidad de vivir una vida libre de violencia, materializarlo. Dejar de siempre estar levantando consignas y empezar a pensar qué más hacen las organizaciones sociales”.
“También llegamos a este 8M con un debate muy concreto en relación al pago del FMI y creo que todos los espacios planteamos y tenemos la certeza de que nosotros no queremos que se recrudezca la situación precaria en la que viven muchas mujeres y disidencias. No queremos seguir abonando más a la feminización de la pobreza. No queremos que haya ajuste, no queremos nosotras ser las principales en pagar esa deuda. Tiene que ver con poder decir que es importante pensar a dónde está el presupuesto para las políticas de género y qué se está haciendo con eso”.
“Fueron muy, muy difíciles los tiempos de pandemia, porque no solo afectaron la capacidad organizativa, sino a la capacidad subjetiva de la gente, de poder estar presente, militando, dedicarle tiempo. Me parece que estamos en un momento donde hay que volver a encontrarnos periódicamente, no solo para las marchas, hay que sentarnos a discutir, construir una agenda de trabajo, tener una proyección concreta, sobre todo porque el anhelo que nos motiva y nos encuentra es que realmente haya menos situaciones de violencia, que realmente haya menos femicidios, poder equilibrar la balanza y construir un mundo más justo, en definitiva, eso motiva la militancia y seguir encontrándonos hoy”.
“El desafío más importante que tiene el feminismo hoy es cómo construir una posición política en términos de proyección de demandas, de las necesidades urgentes, reconociendo los avances del Estado y no perdiendo nunca la capacidad crítica que el feminismo no da. Hay que revisar cuáles eran nuestras consignas organizativas, nosotras arrancamos diciendo ‘ni una menos’, qué quiere decir, cuáles son las consignas que hoy nos organizan, cuál es el contexto político, social y económico al que hoy nos enfrentamos y en el que estamos haciendo política. Para mí, hay algo que tiene que ver con politizar nuestra militancia, el feminismo no es solo incorporar la perspectiva de género en la vida, sino también es poder hacer lecturas políticas, históricas, económicas. Nos enfrentamos al desafío de formarnos, de habilitar espacios de diálogo, de conversación, hay que levantar un poco el piso. Lo que hoy necesitamos es revisar cuáles son nuestras exigencias al Estado, a la sociedad, darle un poco más de contenido a las consignas. No hay que empezar de cero, pero me parece que lo que necesitamos es volver a encontrarse todo el movimiento, con toda la pluralidad que el movimiento tiene, y encontrar puntos de acuerdo y en común”.
“Violencia es el precio de la comida”
Sofía Sánchez y Victoria Gauna, Casa de la Mujer Campesina Alicia Castillo, Unión Campesina de Córdoba, Movimiento Campesino de Córdoba
“Cuando organizamos con las compañeras nuestra convocatoria a nivel territorial, hablábamos sobre soberanía alimentaria, sobre soberanía en nuestros cuerpos y también en la soberanía económica, lo que significa seguir construyendo nuestra propia economía, dentro de la agricultura familiar, dentro de nuestras unidades productivas, dentro de este movimiento campesino. Las compañeras decían que violencia es el precio de la comida, el sobreprecio de los alimentos que los sectores populares no podemos pagar. Íbamos hilvanando cuestiones que relacionan la violencia a la violencia económica y a la deuda del Fondo Monetario Internacional. Entendemos que la deuda la estamos pagando las mujeres con el cuerpo, con el trabajo, con el trabajo no reconocido, con las tareas de cuidado”.
“Nos moviliza seguir luchando por las compañeras víctimas de femicidio que ya no están, por tantas mujeres desaparecidas y por las políticas públicas que no terminan de llegar a los territorios, que no se traducen en cuestiones válidas para movimientos como el de nosotras. En políticas públicas que refuercen las unidades productivas, pero también desde la salud integral hasta la educación. En esa transversalidad de cuestiones, me parece que la lucha continúa, que la lucha está en las calles y que este 8 de marzo nos encuentra en esa posición”.
“Sacamos una campaña que se llama ´Soberanías, las mujeres campesinas luchamos por las distintas soberanías´ y hablábamos en relación a cuál es nuestra proyección en esta construcción feminista (…) En este momento, nuestra principal proyección es poder reconocernos como productoras del campo popular, del campo, soberanas también de nuestros cuerpos, porque si bien el aborto en Argentina es legal, es difícil que, en distintas provincias y adentro de los territorios que nosotras tenemos construcciones, esa política de Estado llegue. Nos parece importante proyectar nuestro acceso a la salud, a la educación, a la Educación Sexual Integral”.
“Nosotras somos una organización mixta y queremos seguir siéndolo. Eso implica muchísimo trabajo interno en esa construcción feminista dentro de una organización que está en un proceso de deconstrucción. Es un desafío enorme poder transversalizar las discusiones, estar atentas para trabajar esto porque hemos decidido seguir construyendo en una organización mixta y queda mucho camino todavía en la construcción hacia una organización feminista”.
“Necesitamos una urgente reparación histórica para nuestras mayores”
Agustina Ottani, militante por los derechos de las personas travestis-trans
“Este 8M llegamos a las calles con la consigna: ‘Ley Integral Trans’. Necesitamos una urgente reparación histórica para nuestras mayores, que durante épocas de la dictadura fueron muy hostigadas, no solo por la sociedad, sino por el mismo Estado y los militares. Necesitamos un acompañamiento firme y seguro para nuestro colectivo para que el promedio de vida deje de ser de 35 años”.
“Desde nuestro espacio proyectamos la inclusión de las mujeres trans en todas las asambleas del feminismo. Actualmente, existen grupos feministas que son TERF, somos excluidas de estos espacios por las mismas mujeres y necesitamos trabajar en conjunto para mejorar nuestra calidad de vida. ATTTA tienen una red súper importante aliada que es AMMAR, que juntas logramos grandes cosas”.
“Los principales desafíos es la parte baja del iceberg, lo que no se ve, seguir lidiando con el micromachismo, la discriminación, la exclusión, la burla, la falta de oportunidad, el techo de cristal, piso de barro y paredes de barro, que si para las mujeres cis sucede, a nosotras nos cuesta todo el doble. Nuestro desafío es ocupar el espacio público y todos los espacios privados que nos sean otorgados para cambiar la visión de la sociedad y aumentar horizontes, así nuestras compañeras puedan tener un trabajo formal y seguro”.
“Debemos evitar las ritualizaciones de un calendario al que ya adhieren las instituciones”
Leticia Medina, ADIUC, Intersindical de Mujeres
“Este 8M volvemos a la calle con mucha expectativa de poder recuperar el espacio de encuentro, de protesta, de visibilización, de reclamos. Ha sido siempre una herramienta fundamental de los feminismos. Expectativa porque estos dos años han sido muy duros. Han revelado el impacto de las políticas de ajuste que venimos sufriendo durante el gobierno macrista, pero también las dificultades que se han impuesto a partir de, entre otras cosas, el peso de la deuda, en las posibilidades de recuperar el salario de los trabajadores y las trabajadoras. Sabemos que no va a ser fácil volver a construir el escenario callejero, tener resultados, recuperar lo que perdimos en estos años en términos salariales y de derechos laborales; pero sabemos que allí está nuestra fortaleza, que esa es la tarea que tenemos por delante, volver a construir herramientas de organización y de visibilización de los reclamos y los derechos”.
“La intersindical de mujeres sigue siendo una apuesta a la organización desde los sindicatos y también de otras organizaciones del trabajo con las que nos hemos ido encontrando en este tiempo y que nos han permitido poner sobre la mesa una realidad de fragmentación y heterogeneidad, porque hay trabajadoras de espacios formales que pueden sindicalizarse, pero también participan trabajadoras de la economía popular, de espacios comunitarios que garantizan hoy la reproducción de la vida, las familias, las comunidades. Esta confluencia en la intersindical habla no solo de una vocación de articulación y de reconocimiento de esas múltiples formas del trabajo, sino también de una vocación democrática, de construcción en la forma de movimiento, como nos han enseñado los feminismos”.
“Las mujeres y los feminismos han tenido, en estos últimos años, una enorme capacidad de conectar con el sufrimiento social, con las sensibilidades y los deseos en relación a estas situaciones históricas de desigualdad. Un desafío pasa por volver a situar cada vez la discusión, la agenda, el tipo de acciones, en función de los contextos particulares. Nos acercamos al 8M y es importante que podamos volver a sentar las claves de comprensión de las formas de desigualdad que estamos atravesando y el para qué estamos haciendo un paro o qué estamos reclamando. Debemos evitar las ritualizaciones de un calendario al que ya adhieren las instituciones, pero que, al mismo tiempo, en cierta medida, se empieza a vaciar de las reivindicaciones concretas y de las discusiones concretas que hoy nos atraviesan. Necesitamos también aprovechar el 8M o cualquiera de las fechas de nuestro calendario, para tomar conciencia, medir y evaluar en qué medida, cuánto hemos avanzando en la reversión de las desigualdades, en la conquista de más derechos y actualizar nuestras agendas y nuestras demandas en función de la situación actual”.
“Lo que se hace es necesario, pero no suficiente”
Roxana Luna, Trabajadoras del Polo de la Mujer
“Este 8M nos encuentra juntas y organizadas a las trabajadoras del Ministerio de la Mujer, retomando nuestros reclamos históricos en relación a nuestros derechos. Decimos basta a la precarización laboral, basta de becas, monotributos y contratos basura, que no hacen más que desvalorizar nuestra tarea y nuestro compromiso con la problemática de las violencias. Seguimos exigiendo el régimen especial por trabajo de riesgo psicosocial, contratos acordes a las tareas, jornadas laborales de 6 horas y pase a planta de todas las trabajadoras. Reclamamos un sueldo básico de $78.000, un aumento del 60% en un pago y el reintegro del 82% móvil a las jubilaciones. Rechazamos el acuerdo mentiroso que el gremio servil al gobierno efectuó del 30% de aumento en tres tramos. Por lo que exigimos la incorporación de la ATE, gremio legal y legítimo a la mesa paritaria”.
“Desde el feminismo consideramos que muchos de nuestros reclamos fueron escuchados y que hemos avanzado en conquistas de derechos. Nuestro desafío sigue siendo que la cuestión de género sea incluida en la agenda política. Concretamente, nuestros desafíos como trabajadoras son la urgente Reforma Judicial con perspectiva de género, el cumplimiento efectivo de la Ley Micaela en los tres poderes del Estado, la desburocratización de la Ley Brisa, para que hijes y familias de víctimas de femicidios accedan de manera urgente a dicho beneficio. Desde el Ministerio de la Mujer se ha avanzado muchísimo en la respuesta integral a la demanda de la problemática de las violencias. Lo que se hace es necesario, pero no suficiente”.
“Es muy importante contar con el primer Ministerio de la Mujeres y Géneros de la Nación. Sin embargo, consideramos que aún las políticas públicas en la problemática de las violencias no son totalmente integrales y efectivas. Que el urgente acceso a trabajos genuinos y planes de viviendas constituirían una salida real a la problemática. Que es preciso que las mujeres tengan acompañamiento en todo el largo proceso de dejar de padecer violencias”.
“Llegamos furioses, hartes”
Marina Gómez, Acompañamiento Violeta en violencia de género, Sierras Chicas
“Este 8M llegamos furioses, hartes de tanta violencia e injusticia, cansades de la falta de presupuesto, de que la deuda es con las mujeres y disidencias, en los territorios, agotadas de una justicia ineficaz lenta, muchas veces injusta. Pero llegamos unidas y en red, sabiendo que juntes podemos luchar y combatir las desigualdades y esta violencia que nos acecha de este sistema hostil y este patriarcado que nos aplasta”.
“Seguimos articulando, construyendo y aprendiendo día a día de esta red que nos sostiene, un feminismo empático, igualitario y amoroso que acompaña los procesos individuales, pero hermanadas y sosteniéndonos. Nos acercamos a nuestros territorios para sumar acciones, para compartir y construir colectivamente, impulsar encuentros y trabajos para paliar esta crisis que nos asfixia”.
“El desafío hoy para el feminismo es la igualdad de derechos y la unión colectiva y hermanada para luchar juntes por la justicia con perspectiva de género, una reforma judicial feminista, porque es urgente y necesario que se realice ya. Exigir la aplicación correcta de la Educación Sexual Integral y de la Ley Micaela, como de todas las leyes que hemos conquistado y que necesitamos que se apliquen de manera correcta y eficaz en todos los territorios”.
“Seguimos tejiendo redes que nos sostengan”
Alfareres Feministas
“Llegamos al 8M movilizadas, dolidas, indignadas y sabiendo que no estamos soles, que somos muches, que tenemos nuestras redes, que nos cuidamos entre nosotres, que sigue siendo necesario tomar las calles, hacer hacer ruido, que sepan que estamos y que no bajamos los brazos, que no nos resignamos, que siempre estaremos por nosotres, por las que no están y por nuestres hijes”.
“Seguimos construyendo, compartiendo, conversando, volviendo a encontrarnos luego de la pandemia, creando nuevas maneras. Volvemos a las reuniones mensuales, con capacitaciones internas. Hacia afuera vamos a hacer ferias, viajes y acompañarnos en los procesos de cada une. Seguimos tejiendo redes que nos sostengan”.
“Un desafío para el feminismo hoy es seguir limpiando el terreno, hay mucho por hacer, todavía seguimos siendo víctimas de violencias diversas. Resulta necesario que finalmente los hombres escuchen, se atrevan a revisarse, a desarmar la trama de lo aprendido del patriarcado. Si nosotres tuvimos y seguimos haciéndolo día a día, ¿por qué ellos no? Lo sucedido las últimas semanas nos muestran que todavía hay mucho por construir y deconstruir, mucho por romper, una falta de empatía hacia las mujeres y las minorías. Vemos cada vez más necesaria una reforma judicial con perspectiva de género, es un problema estructural (…) Estamos frente a una institución cómplice de perpetuar la cultura de abuso hacia nosotres. Se necesitan cambios estructurales y capacitación a sus funcionaries en perspectiva de género o la incorporación de un equipo de expertos feministas para tratar esos hechos”.
“El extractivismo hace con los bienes naturales lo que el patriarcado hace con nuestros cuerpos”
Lucy Posada, Brigada Forestal Comunitaria Inchin, Saldán
“Las brigadistas llegamos al 8M con una particular indignación. Por un lado, nos tocó de cerca el suicidio de Luana, empujado por la injusticia patriarcal y las actividades que sostuvo en el gobierno Diego Concha en el área de Defensa de nuestra provincia. Eso nos afecta particularmente y tenemos una clara indignación con respecto a eso (…) Habitualmente varones patriarcales con poder han transitado una vida de impunidad en la que otros varones fueron sosteniéndolos para que llegaran a ese nivel de poder y que pudiera creerse con al posibilidad de decidir sobre la cuerpa de otres. Fue un claro ejemplo las terribles circunstancias que vivió Luana, el abuso, el vacío de compañeres y el acoso de gente enviada por este sujeto. Todo eso es parte de algo bien instituido en la respuesta al fuego”.
“Las brigadistas vamos a la marcha mostrando que les pibis vamos al fuego y venimos a romper con esa estructura patriarcal que nos impone cuestiones sobre nuestros modos de ser, que nos segregan en diferentes situaciones, así que va a ser nuestra primera intervención. Además venimos a irrumpir porque la mayoría de las brigadas forestales comunitarias que se construyeron después del desastre de los incendios de años anteriores surgieron, no desde la estructura bomberil, sino desde los enamorados del monte. Tenemos una mirada más horizontal del trabajo comunitario”.
“Pensamos algunas consignas: las pibas también vamos al fuego; no fue suicidio, fue feminicidio: Diego Concha responsable; el extractivismo hace con los bienes naturales lo que el patriarcado hace con nuestros cuerpos”.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: A/D.