Preocupación del movimiento campesino indio en medio de la victoria
Cientos de miles de campesinos y campesinas luchan desde hace meses en defensa de sus tierras, mientras el gobierno intenta por todos los medios privatizarlas, rematarlas o extranjerizarlas.
Por Joginder Singh Ugrahan para Counter Currents
Por fin ha llegado el día por el que miles de agricultores han soportado con paciencia y determinación pruebas muy duras durante el último año y medio. El propio primer ministro Narendra Modi tuvo que anunciar que aceptaba sus principales reivindicaciones. Las y los campesinos del país, y todas las personas trabajadoras que simpatizan con su lucha, escucharon atentamente su anuncio, conteniendo la respiración.
El ambiente estalló en gritos de victoria y celebración en medio de una profunda emoción. Se recordaron vívidamente los rostros de las personas que habían sacrificado su vida. Se recordó su martirio y se les rindió homenaje. Las masas trabajadoras del país disfrutaron del calor de la unidad, el culmen de esta lucha que ha sido testigo de muchos altibajos.
Pero el método adoptado por el primer ministro para anunciar la decisión de derogar las tres leyes (de contrarreforma agraria) también es otra demostración de su mentalidad fascista anti-popular. No solo no consideró necesario convocar una reunión del gobierno, sino que trató de ignorar a la dirección del movimiento campesino, recurriendo a un anuncio unilateral.
Lo correcto habría sido celebrar conversaciones con los dirigentes campesinos sobre otras cuestiones importantes cuando se iba a dar a conocer la decisión de aceptar la principal reivindicación de este gigantesco movimiento de masas y llegar a un consenso. En vez de ello, Modi intentó poner en primer plano la imagen que ha creado de sí mismo, la que refleja su eslogan “Modi hai toh mumkin hai” (Si Modi está aquí, todo es posible), una imagen que ignora la opinión de los demás, una imagen en base a la cual Modi ha arrinconado todo tipo de voces discrepantes sin prestar atención a las reivindicaciones justificadas y genuinas del pueblo. Pero para quienes tienen espíritu combativo, el logro es indudable.
El primer ministro ha tratado de justificar enérgicamente en su discurso el avance de la corporativización de la agricultura que implicaban las tres leyes. Ha afirmado que la inmensa mayoría del campesinado de todo el país apoya estas leyes y que la resistencia generalizada ante ellas no es sino el malestar de una parte minúscula. Lo que en realidad ha hecho en su discurso es pedir disculpas a las empresas imperialistas mundiales y a las grandes corporaciones por no haber logrado estafar al pueblo con estas leyes, al tiempo que reiteraba su compromiso de continuar por el mismo camino. En aras de las llamadas “reformas”, se han repetido ideas como presupuesto cero para la agricultura y diversificación de cultivos. Después del discurso de Modi, el ministro de Agricultura Narander Tomar también ha hablado de adoptar métodos alternativos para impulsar las “reformas” en la agricultura.
De todo esto, se deduce claramente que se mantiene el compromiso del gobierno de Modi de introducir a las empresas en el sector agrícola y que se está tratando de encontrar una manera alternativa de hacerlo. Ni siquiera el comité propuesto sobre la cuestión del precio mínimo de apoyo es ajeno a ello. No puede haber victorias fáciles cuando es tan firme el compromiso con los intereses de las corporaciones y siempre está presente el peligro de perder las victorias ya logradas. Los problemas de nuestros campos y cultivos no se han desvanecido con la mera declaración de que se van a derogar las tres leyes agrarias. Es cuestión de tiempo que se vuelva a emprender la campaña. Incluso mientras duró el movimiento (en rechazo a la contrarreforma agraria), el movimiento campesino siempre ha tenido presente mantenerse al margen de las aportaciones del gobierno. Cuando se deroguen las leyes, habrá que leer atentamente y entender el significado latente del lenguaje técnico utilizado para ello, con el fin de conocer bien las maquinaciones ideadas para perjudicar los intereses de las y los campesinos. Estas intenciones del gobierno se ven claramente en el hecho de que todavía no ha abandonado su pretensión de dar “libertad” a las y los campesinos estableciendo “mandis” (mercados agrícolas) privados.
Incluso, ahora el gobierno intentará impedir que esta victoria se transforme en una victoria normalizada y completa, una victoria que contribuya a favorecer los intereses del campesinado. El gobierno intentará ignorar otras reivindicaciones, procurará evitar garantizar el precio mínimo de apoyo y el sistema de seguridad alimentaria, y seguir manteniendo a los líderes y activistas campesinos enredados en procesos legales.
Por lo tanto, lo necesario en estos momentos es derrotar estas intenciones del gobierno, permaneciendo vigilantes y continuar luchando con determinación para que se acepten las demás reivindicaciones. La bandera de la lucha debe permanecer izada hasta que el Parlamento apruebe la derogación de las tres leyes, se garanticen el precio mínimo de apoyo y el sistema de seguridad alimentaria, y se acepten otras reivindicaciones, como las referentes a la ley de electricidad, la ley de contaminación, la retirada de demandas judiciales y la concesión de indemnizaciones. Debemos permanecer vigilantes acerca de los movimientos que se puedan iniciar para la introducir a las corporaciones en el negocio de aprovisionamiento por medio de nuevas leyes, mediante órdenes ejecutivas o a través de otros ardides secretos. Es indudable que el gobierno no va a desistir, de modo que, además de mantener la vigilancia y la unidad, hay que concienciar de ello a la población. Si las reivindicaciones no son claras, los gobiernos logran ofuscarlas o pisotearlas. En el ambiente entusiasta provocado por la derogación de las leyes, no hay que olvidar las preocupaciones acerca de su derogación real y otras cuestiones.
Sin lugar a dudas, se ha ganado la primera etapa de esta lucha, pero se necesita una lucha prolongada para evitar que se pisoteen las cosechas en los “mandis”, para conseguir precios adecuados y para asegurar el derecho a la alimentación de las masas trabajadoras a través del sistema de seguridad alimentaria. Esta lucha exige ahora una unidad mayor y más duradera. Debemos mantener encendidas las brasas de la lucha, hasta que las declaraciones de victoria se trasladen a la realidad. No debemos perder de vista las preocupaciones más importantes en medio de las actuales celebraciones.
*Por Joginder Singh Ugrahan para Counter Currents / Foto de portada: Rafiq Maqbool – AP.