Estereotipos que pueden matar
Por Cora Gamarnik para Revista Ají
Un estereotipo es una representación repetida frecuentemente que convierte algo complejo en algo simple. Simplifica y recorta lo real. Tiene un carácter automático, trivial, reductor. Son conceptos de lo que un grupo piensa de otro o de otros. A través de la simplificación y la generalización, establece marcos de referencia y orientan nuestras percepciones. Los estereotipos se basan en una serie de prejuicios sobre el grupo estereotipado. El sector dominante que difunde los estereotipos con sus propios medios de difusión amplifica esos prejuicios. Y la repetición ayuda a expandir y a naturalizar el prejuicio.
¿Por qué tienen éxito los estereotipos? Porque actúan la fuerza de la “naturalidad”, es decir, del sentido común. Se considera natural, obvio, fundada en ‘la naturaleza de las cosas’ una manera de percibir basada en los intereses de aquel que promueve el prejuicio.
Lo que se pone en juego aquí, entonces, es cómo un grupo juzga a otros grupos sociales. Cómo se evalúan aspectos particulares, conductas, costumbres.
Los estereotipos se organizan a través de frases hechas, consignas veloces, ideas preconcebidas que evitan explicar las situaciones más complejas reemplazando esa explicación por breves eslóganes de rápida recordación.
Son así una forma de violencia simbólica. “De todas las formas de persuasión clandestina –señala Bourdieu–, la más implacable es la ejercida simplemente por el orden de las cosas”.
Hay temas y acontecimientos a los que tenemos acceso solo a través de los medios. No conocemos lo que pasa, no podemos llegar allí. En este caso, los medios son los mediadores absolutos y las fuentes esenciales de información para el conocimiento de lxs otrxs o de lo otro. Esto se ve agravado por la estructura hiperconcentrada de los medios y por la homogeneidad de los discursos que circulan. La búsqueda de sensacionalismo, de audiencia y rating aportan lo suyo. Más si hay elecciones de por medio.
La imagen que nos hacemos de lxs otrxs se nutre de lo que vemos, leemos, de lo que nos cuentan. Los estigmas, los prejuicios, la discriminación y el racismo surgen del desconocimiento por un lado, pero también de la producción sistemática de discursos de odio sin sustento que buscan esa construcción. Se genera miedo, desconfianza, odio.
Ser conscientes de cómo funcionan los estereotipos es una forma de defendernos.
En su versión más peligrosa, los estereotipos pueden matar.
*Por Cora Gamarnik para Revista Ají / Imagen de portada: Oscep.