Les poetas recomiendan: hacerse amiga de un verbo y un color
Hoy, Vir del Mar nos presenta a Leo Azul. Poesía orgullosa, palabras que se fugan de las normas en un convite a una voz pronunciada en la primera persona de la ternura, para abrazar la emoción y espejarse.
Por Vir del Mar para La tinta
A Leo lo conocí en una plaza en los albores de mi transición. La plaza fue el lugar que convinimos para que me diera su poemario Escribo en lágrimas lo que ya no me vence. En los textos me encontré con una herida abierta y zigzagueante, un diario que devela una tristeza honda y una calma naciente. Los poemas de Leo son pequeñas llaves, algunas abren una puertita que nos permite descifrar un sentimiento. Otras parecen fútiles a primera vista: esas hay que guardarlas, porque siempre vuelven como un eco que suena a suspiro.
Con el tiempo, Leo Azul y yo nos hicimos amigxs. Pero no es ese el motivo por el que extiendo la invitación a que lo lean. Leo es una persona trans no binaria y, luego del extenso silencio al que nuestras voces travas han sido expulsadas, es necesario que nos encuentren y nos escuchen. Esto que digo hasta parece un juego de palabras, pero insisto: lean a Leo. Encuentren en su honestidad bruta el discernimiento necesario para despertar la ternura, para abrazar la emoción y espejarse.
Le pedí algunos textos inéditos para compartirles. Aquí van, con el deseo de que encuentren también ustedes, en sus ojos niños y en su verbo preciso, un amigo.
Espinillo
quiero ser del color del agua
y emanar luz pura
de la que sana heridas
quiero que mi cuerpo
contenga la receta
de las curas ancestrales
contra el daño
y el mal gratuito
(respiro)
hago fuerza como si pudiera
en mi emoción en mi cuerpo
en mi campo electromagnético
detener los incendios forestales
proteger los animales
combatir la destrucción sistemática
reabastecer la vida
llover sobre el suelo vacío
y si me siento y me calmo
y me concentro y respiro
y me doy lugar y me escucho
y siento
toda la desidia y toda la violencia gratuita
y todo el trauma y el mal y todo el horror
y respiro
y lo veo y lo nombro y lo señalo
y respiro
y contengo el abrazo la vertiente
la potencia impensable de la resiliencia y el rebrote
y encuentro mi receta para sanar
y aprendo mi camino para sanar
y soy parte de la fuerza que hace que la vida
pertenezca al ámbito de la vida
entonces
soy del color
del agua y la tierra del barro y del fuego y del aire serrano
soy un espinillo creciendo en la cicatriz del monte quemado
y el molle guardián de lo alto y hasta un palán palán
que rompe el cemento lo rompe
e invita en su dulzura
volver a poblar el aire con canto de pájaros.
* * *
Hay días en que
siento mis moléculas
haciendo fuerza para
mantenerse juntas
y no permitir que me
desintegre
en el aire como polvo
que flota inmóvil
pero late
como la galaxia.
* * *
Hacer listas, escribir.
Poner nombres a los días y a los meses,
contar, proyectar planes calculados.
Enseñar en las escuelas a sumar,
dormir de noche como forma de despejar el terror
la sucesión de los días.
Toda etiqueta busca detener lo inevitable.
El cosmos tiende a la entropía.
*Por Vir del Mar para La tinta / Imagen de portada: A/D.