A la Provincia no le gusta hablar de zonas rojas
“No nos gusta hablar de zonas rojas”, señaló meses atrás el ministro de Gobierno Carlos Massei. Unión por Córdoba asegura que desde el Estado no quieren estigmatizar. Zonas rojas no, pero cuadrantes sí.
En el nuevo plan provincial para combatir la inseguridad, la Ciudad de Córdoba quedó dividida en 119 cuadrantes, donde cada porción determina el nivel de vulnerabilidad social en una escala de colores. Los colores rojos señalan niveles de vulnerabilidad alto. Son los cuadrantes rojos. No zonas rojas, porque al gobierno, no le gusta.
El mapa ya fue presentado insistentemente en diarios y en programas de televisión para brindar los diferentes lugares donde la inseguridad está más “caliente”. Robo, hurto, delincuencia, choreo, quedarse con lo ajeno. A la hora de medir escalas no hay nada escrito. Y no tiene rating.
Pero, ¿por qué no hablar de paraísos fiscales? Grandes cantidades de dinero no declarado que se ocultan en países donde la confidencialidad es la ley. Dinero del narcotráfico, dinero de la trata de personas, dinero de sobreprecios en obras públicas, dinero que se genera en las bicicletas financieras ilegales, dinero no declarado en el fisco. Nada que un gran delincuente de guante blanco no pueda degustar.
El portal ECOS Córdoba realizó un relevamiento de la base de datos de los Panamá Papers que contemplaba domicilios particulares de la provincia de Córdoba. Resulta que salen escrachados 30 direcciones cordobesas, viviendas donde habitan personas que han creado empresas fantasmas en el exterior para ocultar sus billetes en el extranjero.
Y resulta que hay un patrón. La tercera parte de los domicilios se acumulan en la región noroeste de la ciudad de Córdoba. Si se suman las que están en el centro de la ciudad, Nueva Córdoba y sus alrededores, dan en total la mitad de los domicilios registrados.
Es decir, un GPS para localizar a los responsables de los que organizan los grandes crímenes que logran, de algún modo, ser evitados por la Justicia y el Estado, y puedan disfrutar cómodamente de sus privilegios. Ningún domicilio encajaría en los «cuadrantes rojos» delimitados por el Gobierno Provincial.
Un mapa sale en los medios; el otro no. El privilegio de manejar grandes fondos, lo suficiente como para que las instituciones les otorguen impunidad, quizás sea una regla básica de esta sociedad. Y por eso, dividirnos en cuadrantes sea para el Estado lo más efectivo para lograr una sociedad igualitaria. Cuadrantes, no zonas, sin estigmatizar.
(*) Nota del equipo de comunicación de la Marcha de la Gorra.