Mujeres “guerreras” y autodefensa
El paradigma que enarbolan las mujeres de Kurdistán tiene como eje central la autodefensa, un concepto que va mucho más allá del plano militar.
Por Azize Aslan para Desinformémonos
El Estado Islámico (ISIS) fue fundado como organización armada en 2004 en Irak y, en ese momento, declaró su alianza con Al Qaeda. Al igual que Al Qaeda, ISIS pronto se convirtió en un centro de atracción para los yihadistas salafistas y los islamistas extremistas de la región, y, posteriormente, de todo el mundo. Otro punto en común que hace atractivas a estas dos organizaciones, y aceptadas por la sociedad, es que tienen discursos políticos antiimperialistas y antimodernistas. En 2014, ISIS atacó Mosul, una ciudad iraquí, proclamó el califato y se autodeterminó como Estado Islámico de Irak y Siria. Como califato, declaró la autoridad absoluta sobre todo el mundo musulmán y comenzó las guerras y los actos de violencia extrema en diferentes países de Medio Oriente en busca de la yihad.
La yihad significa luchar por Dios y el islam, y todo es legítimo en esta guerra, especialmente contra los que no son musulmanes o los que no son musulmanes suníes. Según el mito de la yihad, si un hombre (porque las mujeres no pueden participar en esta guerra) muere en la lucha, entra directamente en el paraíso, donde Dios le da 72 hurí, es decir, 72 mujeres vírgenes que cada vez se convierten de nuevo vírgenes, mientras en este mundo son botín de guerra. Convertir a las mujeres en esclavas sexuales en este mundo o en el otro es la gran fantasía de los hombres, que podemos encontrar en todas las guerras de dominación llevadas a cabo por los varones.
ISIS, tras atacar Mosul y arrebatarle armas y tanques al ejército iraquí, atacó Shengal, el asentamiento de los yezidíes kurdos que no son musulmanes, y tienen una religión y una fe complejas; según la definición de mi madre, son los que adoran al sol. Los musulmanes los reconocen como “kafir”, es decir, los que no aceptaron el islam y, por tanto, negaron la orden de Dios. ISIS en Shengal masacró a miles de hombres, capturó a miles de mujeres y las transportó a Raqqa como concubinas para venderlas y comprarlas. No hay una cifra muy clara, pero la asamblea de yezidîes afirma que 30 mil mujeres fueron desaparecidas.
Para ISIS, atacar a los yezidíes era muy estratégico para su propaganda y sabían que nadie iba a protegerlos, porque en la historia anterior habían sido masacrados 72 veces por diferentes fuerzas. Así, los Peshmerga (ejército kurdo iraquí) los dejaron masacrar y huyeron.
Sin embargo, ocurrió algo que cambió la historia. Las combatientes del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) bajaron de las montañas para rescatar a los yezidíes. El hecho de que la mayoría de las combatientes kurdas fueran mujeres destacó como un fenómeno extraordinario en Medio Oriente, donde las estructuras patriarcales tienen un pacto de larga duración con sistemas autoritarios como los Estados-nación y las religiones institucionalizadas. Además, saber que las mujeres kurdas están organizadas como un ejército guerrillero femenino autónomo desde los 1990 fue algo que cambió todo el escenario que ISIS quería montar. Al asombro por la aparición de mujeres guerrilleras en Shengal, le siguieron 136 días de extraordinaria resistencia por parte de las YPJ (Unidades de Defensa de las Mujeres) en Kobane.
La entrada/presencia de las mujeres kurdas en la escena de la guerra como “guerreras” trae reflexiones importantes.
La primera es que dejó muy claro que la autodefensa de las mujeres es esencial contra el feminicidio, la violencia, la cultura y el pacto patriarcal.
El surgimiento, creación y, últimamente, la revolución de las mujeres en Rojava dejó otra reflexión: que la organización propia cambia las luchas revolucionarias. Cuando miramos la historia de las luchas armadas/revolucionarias, como siempre encontramos la historia de los hombres. Cuántas de nosotras sabemos que las mujeres participaron en las brigadas de la Comuna de París y en la revolución cubana. Sin embargo, las mujeres participaron en estas luchas armadas, pero no desempeñaron un papel en la toma de decisiones tácticas y políticas. Porque los hombres no querían compartir estos cargos con sus compañeras, porque eran luchas jerárquicas, sexistas y patriarcales. Como parece que las mujeres sostienen la vida de forma natural, cuando participan en las luchas armadas, muchas veces las confinan en el campo de la logística, siendo su tarea central para sostener la lucha. Y en el mejor de los casos, cuando tienen órdenes de ir a la batalla, han sido vistas por sus compañeros como el grupo débil que hay que proteger. La historia del movimiento de mujeres en Kurdistán refleja también eso.
Las guerrilleas kurdas, con la organización propia, quitaron el monopolio de “hacer guerra” de manos de los varones y, autonomizándose como el ejército guerrillero femenino, lograron decidir cómo y hacia qué horizonte llevar la lucha. De ese modo, cambiaron las relaciones de género en los espacios de lucha. Por lo tanto, hoy en día, el primer eje de la lucha kurda es el antipatriarcal. Como dijo Elif Kobane, combatiente de Kobane: “Antes de la revolución, solo hacíamos trabajos domésticos y las armas sólo eran para varones. Pero las mujeres también somos capaces para luchar y ejercer la violencia, pero sabemos que no debemos ejercerla como los hombres. Es nuestro deber defender a las mujeres y a la sociedad contra la mentalidad que quiere esclavizar a las mujeres. Por lo tanto, nosotras no vemos a ISIS sólo como una pandilla, ISIS es una mentalidad”.
La tercera reflexión sería el cambio que han generado sobre el significado de la autodefensa. Según el movimiento de mujeres del Kurdistán, la autodefensa no se refiere únicamente a las armas, a la cuestión militar. La autodefensa significa la creación de mecanismos sociales y políticos.
La autodefensa se establece, en primer lugar, como una comprensión, es decir, como un pensamiento. Por lo tanto, la propuesta de Jineolojî (ciencia de la mujer-vida) también puede leerse como un esfuerzo por crear la filosofía de la autodefensa. Las comunas, asambleas, cooperativas, casas de mujeres (MalaJin), unidades de defensa (YPJ y Asayish), la aldea de mujeres (Jinwar), son espacios de la autodefensa creados por el Congreso de Mujeres (Kongra Star). La organización de mujeres en los sectores como educación, salud, economía, justicia, cultura, arte, estética, etcétera, significa llevar la autodefensa hacia todos los ámbitos de la vida y así crear la autonomía de mujeres, que garantiza una autodefensa permanente para las mujeres en la vida social y política.
*Por Azize Aslan para Desinformémonos / Foto de portada: Joey L.