Ecuador: una apuesta por el aborto feminista
Entrevista con Sarahí Maldonado, vocera y militante de la colectiva Las Comadres, que estrenaron la serie on line “Hablemos de aborto”.
Por Diana Almeida Noboa para Revista Crisis
Las mujeres y cuerpos gestantes hemos abortado a lo largo de toda la historia. Sin embargo, la penalización social y legal del aborto se evidencia como uno de los mecanismos más importante del patriarcado para oprimir, explotar y cosificar a las mujeres y los cuerpos gestantes. Sea para impedir nuestra autodeterminación, para alimentar el ejército de trabajadorxs de reserva o simplemente para mantener el estatus quo de los roles de género y la división sexual del trabajo. El capitalismo patriarcal colonial necesita sostener la prohibición del aborto para mantenerse en el poder. No es coincidencia que la mayoría de maternidades forzadas se depositen, precisamente, sobre personas empobrecidas, claseadas y racializadas.
En esta ocasión, conversé con Sarahí Maldonado, vocera y militante de la colectiva Las Comadres. Sarahí es integrante y fundadora de Las Comadres, es investigadora y está vinculada a temas de gestión para el desarrollo local, el fortalecimiento organizativo, procesos feministas y de jóvenes a nivel de la región.
Las Comadres son una red de información y acompañamiento a mujeres y personas con capacidad de abortar, y que han decidido abortar. Las Comadres acompañan antes, durante y después del proceso de aborto. Así como facilitan los contactos para que las mujeres puedan acceder de manera segura a los medicamentos necesarios para un aborto seguro y acompañado.
Las Comadres han desarrollado una serie web que se llama Hablemos de aborto, que plantea la despenalización social del aborto, los mitos y estigmas, la necesidad de una legislación que garantice el acceso al derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito, así como pone sobre la mesa la experiencia del aborto acompañado y feminista.
—La penalización del aborto atenta en contra del derecho más elemental de cualquier persona: el derecho a la autodeterminación. Sabemos que obligar a continuar un embarazo no deseado implica tortura. ¿Qué necesitamos hacer desde los feminismos para presionar por la legalización del aborto?
—Como organizaciones sociales, tenemos un reto bien importante, al que nos adscribimos Las Comadres: nuestro horizonte es el aportar a la construcción de esta justicia social, a partir del posicionamiento de la justicia reproductiva. Para nosotras, es fundamental que las organizaciones sociales, no solo feministas, podamos trabajar para promover espacios de reflexión, de concientización y acción para llegar a otros sectores organizados y no organizados, para poner en cuestión el orden patriarcal en el que vivimos.
Promover una comunicación más asertiva, espacios de formación, facilitar y democratizar la información sensible, que es útil para el ejercicio de los derechos, para posibilitar la toma de decisiones y el ejercicio de esas decisiones. Creo que es importante fortalecer esos espacios de incidencia política a partir de consensos, de diálogos y de acuerdos amplios, a los que debemos llegar como organizaciones y movimientos sociales. Hay que seguir creando y promoviendo espacios concretos de acción y respuesta, no solo y en tanto una demanda al Estado y las instituciones, sino asumiendo un rol activo en la creación de posibilidades concretas. Desde ahí, nos adscribimos Las Comadres, desde la acción directa feminista.
—Con respecto a la despenalización social del aborto, han sacado esta serie web que se llama Hablemos de aborto. ¿Me puedes contar de qué se trata la serie web?
—La serie tiene el objetivo: facilitar información para que llegue a otros sectores y grupos, como a las adolescentes y los jóvenes. Analizamos que, resultado de la pandemia y las múltiples crisis que estamos enfrentando, uno de los sectores más afectados para el ejercicio y acceso a salud sexual y salud reproductiva, entre otros derechos, son las adolescentes y son los jóvenes. A pesar de tener mayor familiaridad con la comunicación e internet, esto no garantiza que accedan a información de calidad y a información segura. Los índices que hay alrededor de la vulneración de sus derechos son altos, existe la demanda insatisfecha de información, métodos anticonceptivos y, por tanto, poca denuncia, atención y reparación en casos de violencia. A esto, se suman abortos en condiciones de inseguridad.
La serie web está planteada en cuatro capítulos. El primero aborda los mitos y prejuicios para incorporar una reflexión sobre las consecuencias del estigma. Hay unas brechas y roles de género súper marcados, y es ahí donde las maternidades obligatorias son naturalizadas.
El segundo capítulo aborda el tema acerca de la legalidad e ilegalidad del aborto. ¿Es el aborto legal en el Ecuador? Sí, no, cuando sí y cómo se accede. En el imaginario social, el aborto no es legal en el país y no es así. El aborto es legal desde 1938, pero es altamente restrictivo, no reconoce las realidades y las necesidades concretas de las mujeres y las personas con capacidad de abortar, pero es legal.
El tercer capítulo aborda la causal salud. Las feministas y organizaciones de acompañamiento posicionamos que el aborto es parte de la salud integral. No solo la física, entendiendo la salud como ausencia de enfermedad, sino a la salud como el estado de bienestar. Entonces, el aborto como salud emocional, psicológica, afectiva, social, además de la física.
El último capítulo de la serie lo lazaremos este domingo 28, a las 7:30, sobre acompañamiento feminista. Es importante que se entienda mejor qué es lo que hacemos las redes de acompañamiento y los impactos que las iniciativas como la que sostenemos Las Comadres provocan en las mujeres y las experiencias. El aborto puede ser mirado desde otro lugar, en cuanto haya un acompañamiento respetuoso horizontal, no invasivo que te acompañe. Desnaturalizando las narrativas que normalmente se asocian al aborto: negativo, muerte, sangre. Las alternativas para que el aborto pueda ser vivido desde otro lugar.
—¿Cuál es el proceso social de la despenalización del aborto? ¿Qué significa acompañar un aborto y cuál es la propuesta del aborto feminista?
—Es fundamental que podamos ver el proceso que significa llegar a la despenalización y, sobre todo, al aborto seguro, feminista, acompañado: al aborto ideal. Como plantean las compas mexicanas, nosotras hablamos orgullosamente de aborto, nuestra apuesta es por desclandestinizar el aborto. Eso significa hablar de aborto y por eso la serie web. Mientras más podamos contar nuestras experiencias, nuestras vivencias, nuestras emociones alrededor de todo esto, nos daremos cuenta de que el aborto es parte de la cotidianidad en la vida de las mujeres. Sacar del clóset al aborto, lograr hablarlo, trabajar esos estigmas y reconocer los lugares de opresión y de reproducción de esos mensajes discriminatorios es un buen primer paso.
Luego, vendrá un mejor momento: la despenalización social del aborto, cuando la sociedad se plantea y dice: “Sí, es una realidad, estoy de acuerdo o no, pero respeto la decisión de otra persona”. Cuando estemos en ese campo, podremos incidir para que las leyes reflejen esa postura social. El aborto tiene que ser legal, tiene que ser gratuito, tiene que ser accesible, pero, además, desde la apuesta feminista, tiene que ser acompañado. Tiene que ser en el lugar donde la mujer quiera hacerlo, que tenga la opción de decidir si ir al hospital, quedarse en su casa, ir donde su amiga, hacerlo con la partera, con la curandera o con la doula de abortos, que exista este abanico. Que pueda estar sostenido emocionalmente o que, si quiere hacerlo sola, que lo haga sola. Entonces, aborto libre, aborto acompañado, aborto feminista, significa eso, la vivencia del aborto desde otros lugares.
—Hablemos de los mitos y estigmas que existen alrededor del aborto, sobre todo, en la política. ¿Cuáles son las dificultades y los límites más grandes para la despenalización del aborto?
—En el centro de la penalización del aborto está el control sobre los cuerpos y la sexualidad de las mujeres, vista desde la óptica patriarcal que nos atraviesa la vida: las políticas públicas, los imaginarios, los discursos y las prácticas que se reflejan en las leyes. Hay varios mitos y prejuicios fuertes, que juegan en contra de un avance progresivo de los derechos de las mujeres y, en particular, de legalizar el aborto en otras causales.
Debemos acercarnos a entender la política y el ejercicio de lo público, problematizando los roles que tienen las personas que están en un espacio con capacidad y poder de decisión. Se han impulsado procesos para que se modifique el Artículo 150, que es restrictivo, y hemos visto que hay muchos prejuicios que ponen freno a todas estas iniciativas de organizaciones y movimientos de mujeres y feministas. Finalmente, son las posturas personales de funcionarios y funcionarias que, basándose en sus prejuicios, en su construcción individual, no han logrado trabajar y reconocer el rol y los marcos de acción en los que se encuentran, y terminan ejerciendo poder y violencia, y perpetuando un orden.
Creo que también juega una carga importante el asumir que las mujeres somos mentirosas, que en caso de que el aborto se despenalice en caso de violación, todas vamos a abortar diciendo que nos violaron. Esa falta de empatía y de entendimiento de lo que significa la violencia sexual da cuenta de una postura bastante indolente y cruel, que está y circula como imaginario, y es también una de las razones por las cuales no se quiere dar paso a la despenalización del aborto por violación.
También responde a unos grados bastante altos de desconocimiento e irresponsabilidad, en cuanto hay evidencia científica, hay experiencias que han demostrado que el aborto legal disminuye las tasas de una serie de problemas considerados de salud pública, como la muerte materna. Incluso cuando planteamos infancias felices, que están en juego cuando hay maternidades obligadas, además de otros problemas asociados, cuando entendemos la salud integral.
—En Hablemos de aborto, se topa un tema elemental: la clase, que finalmente determinará quiénes pueden acceder a un aborto seguro sin ser perseguidas por el sistema judicial. ¿Por qué los movimientos feministas decimos que sobrevivir a un aborto y no ser judicializada es un privilegio de clase? Y en esa misma línea, ¿por qué despenalizar el aborto en todas las causales es igual a justicia social?
—Nosotras defendemos el aborto legal, seguro, libre, gratuito, acompañado y feminista. Reconocemos la legitimidad de las mujeres y las personas en capacidad de abortar, como sujetas de derecho, como sujetas políticas capaces de tomar decisiones en sus vidas y como las personas más idóneas para reconocer cuándo una maternidad puede seguir y cuándo no, sin que esa decisión ponga en riesgo la salud, la vida, la dignidad de esa persona. La autonomía reproductiva, la justicia social y la justicia reproductiva están asociadas; sin la potestad de decisión sobre nuestro proyecto de vida, sobre nuestros cuerpos, sobre nuestra posibilidad de reproducirnos, no podemos plantear una mejora en las condiciones de vida.
No podemos hablar de justicia social si es que más del 50 por ciento de la población está oprimida, o potencialmente oprimida, por el orden patriarcal. Cuando las organizaciones y el movimiento de mujeres y feministas planteamos que el aborto también es un tema de clase, es porque reconocemos todas las desigualdades que nos atraviesan. Definitivamente, quienes están siendo judicializadas, quienes están siendo procesadas por aborto, en su totalidad, son las mujeres jóvenes, las mujeres indígenas y las mujeres afro, y que además son pobres y están en sectores periurbanos o rurales. En el acceso al aborto, se expresan una serie de opresiones que son muy gráficas en desmedro de la dignidad, la calidad de vida y respeto a la vida de las mujeres.
—¿Cómo podemos ver y compartir la serie web Hablemos de aborto?
—Este domingo 28, a las siete de la noche, tendremos un evento on line por Instagram. Quiero invitar a todas, todos y todes a mirar la serie, a divertirse un poco con el tono desenfadado, irónico, picante, que tiene. A hablar de aborto con más tranquilidad, con más frescura, animarnos a romper los esquemas que nos han enseñado, y así aportar para que más personas jóvenes, las mujeres y personas en capacidad de abortar puedan acceder a las alternativas que existen actualmente de información y acompañamiento en Ecuador y la región, y así puedan acceder a un aborto seguro, acompañado y feminista.
*Por Diana Almeida Noboa para Revista Crisis / Foto de portada: