En América Latina no hay hambre por falta de comida, sino por desigualdad
La desigualdad social y la gran polarización tienen un impacto negativo en la desnutrición de América Latina. Consecuencia de la gran desigualdad es la pobreza, que a su vez es una de las causas principales de inseguridad alimentaria en la región.
América Latina es una región que presenta alta desigualdad y polarización. Estos fenómenos sociales no solo se reflejan en los salarios de sus residentes y en la riqueza de ciertos sectores, sino también en la ausencia de oportunidades laborales, educación de alta calidad, salarios bien remunerados y seguridad alimentaria.
Sin embargo, el nivel de desigualdad económica y de asimetría de poder en el continente no es algo nuevo. Por el contrario, se trata de fenómenos históricamente latentes, que no se pueden desvincular con la época colonial y el fundamento histórico de cada Estado-nación en el curso del siglo XIX. Según especialistas del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Berlín, “las configuraciones tanto históricas como contemporáneas de las desigualdades en los países latinoamericanos se han configurado -y lo siguen haciendo- por sus interdependencias transregionales”.
Consecuencias de la pobreza extrema
La desigualdad en el acceso a los alimentos está relacionada directamente con los distintos tipos de desigualdades. La desigualdad de la renta y la riqueza, y el grado de dispersión en el mercado laboral, son condicionantes esenciales para el acceso a una alimentación sana y balanceada. La educación recibida por una persona, así como el entorno en que creció, también serán factores esenciales que desde una edad temprana van a determinar su capacidad para la obtención de alimentos.
La pobreza extrema también es una causa fundamental de la desnutrición e inseguridad alimentaria, siendo los niños los mayores afectados de esta situación la región, en donde existen altas tasas de desnutrición infantil, cuyas consecuencias a largo plazo se reflejan en la poca capacidad de retención, bajo peso y retardo del crecimiento, como en el caso de Brasil y México que concentran más del 40 % del total de casos de baja talla para la edad por su elevada densidad demográfica.
La pobreza y la anemia
Según Lucas Miró, nutricionista y redactor para Guiadesuplementos, la principal causa de esta enfermedad es la ausencia de nutrientes esenciales para el desarrollo físico y cognitivo. “La falta de micronutrientes forman parte del grave problema de la alimentación saludable en la región latinoamericana y se relacionan directamente con la desnutrición crónica y anemia. En particular, la anemia se produce por desórdenes causados por la falta de hierro, yodo y vitamina A y las consecuencias serán negativas en el desarrollo cognitivo del niño y a largo plazo en la capacidad laboral del adulto”, explica.
Por otro lado, la anemia es un problema que va aumentando a raíz de la desigualdad económica, social y cultural. Su manifestación se ve expresada por medio de la pobreza, las condiciones de vivienda y saneamiento, así como la falta de educación y hábitos de higiene.
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