“Estos días azules y este sol de la infancia”
La Guerra Civil Española es parte de la memoria de muchas familias argentinas. El comunicador cordobés Luis Zanetti se asoma a estos hechos desde un documental que narra la historia de tres mujeres atravesadas en su infancia por uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX.
Por Anabella Antonelli para La tinta
De todas las opciones para narrar la Guerra Civil Española, hacerlo desde los ojos de las niñas es, sin dudas, una de las menos elegidas. Esta sensibilidad me llevó a conversar con Luis Zanetti sobre su producción Este sol de la infancia, que planean proyectar a comienzos del próximo año. Se trata de un documental construido desde las memorias de Estrella Álvarez González, Concepción Suárez e Isabel Cabezas, tres mujeres que atravesaron en su niñez uno de los grandes acontecimientos del siglo pasado.
A fines de los 80, Luis entrevistó a una mujer bailarina que, en dos horas, le contó su historia. Era hija de desaparecides, sus padres habían militado en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y sus abuelos maternos habían sido exiliados republicanos que llegaron apenas concluida la Guerra Civil. “A partir de allí, arrancan muchos años de lectura, de búsqueda de libros, de charlas con españoles exiliados o que habían migrado con el franquismo”, nos cuenta.
La Guerra Civil Española se cuela capilarmente en las memorias familiares y militantes. “En todos estos años de investigación, con cada familia que me fui vinculando, en cada mesa en la que me senté a hablar del tema, había un roce cercano, raíces extirpadas, había algo de aquella historia que dolía todavía, que no terminaba de resolverse”, comenta.
También en los círculos militantes hay una memoria de lucha que se conecta con estos acontecimientos. “No es casual que esto me impacte cuando militaba en los 80, porque había una reivindicación de lo ético, de esta revolución que finalmente no fue. Había un espíritu de rebeldía de aquella época que se trasladó acá, en las ideas anarquistas que dieron lugar a las primeras organizaciones obreras. También a finales del 30, viene desde España cierto aire anarquista y socialista que se mete en la militancia de los 60 y 70 en Argentina”, explica.
Tras años de búsqueda, en 2013, encontró el punto de cierre de su investigación. Por amigos en común, conoció a Concepción, una mujer que llegó a Argentina siendo niña y se asentó en Villa Dolores, paradójicamente el mismo lugar donde Luis crecería. “Escuchando a esta mujer, entendí que lo que debía hacer era contar su historia”.
En los fríos días del invierno de 1939, caía la República a manos del franquismo. La pequeña Concepción y miles de personas huyeron hacia Francia cruzando Los Pirineos a pie. También lo hizo el poeta Antonio Machado que, por su compromiso con la causa republicana, tenía una sentencia de muerte segura. Sin embargo, no pudo ir más allá de Collioure, donde murió. En el bolsillo de su saco, el hermano encontró un papel arrugado con sus últimos versos: “Estos días azules, este sol de la infancia”.
Cuando comenzaron el rodaje, se encontró con otras dos mujeres que completarían el triángulo narrativo: Isabel, hija del Presidente del Comité de Ayuda a la República de Córdoba, y Estrella, asturiana sobreviviente y emigrada después del final de la guerra, quien falleció hace dos años.
“Porque hay una historia que no está en la historia
y que sólo se puede rescatar escuchando el susurro de las mujeres”.
Rosa Montero
Existe una profusa bibliografía del tema, “pero la mayoría escrita en voz masculina, en una exaltación de los milicianos. Si bien hay mucho escrito sobre el rol de la mujer en la resistencia de Madrid y en las columnas de milicianas, la Guerra Civil está narrada desde lo masculino”, comenta Luis.
Seguir el susurro de estas mujeres significa asomarse a los hechos desde esas otras memorias, “desde la narración de sus recuerdos de la guerra, desde su condición de niñas, sus fantasmas, sus miedos, cómo recordaban esas situaciones, cómo lo vivieron. Me encontré con una profunda necesidad de contar lo que fue ese momento, porque marcó sus vidas”. Nos cuenta que, si bien pensaba en el sufrimiento de esas infancias atravesadas por una guerra, se encontró también “con mujeres con un gran espíritu, con muchas ganas de vivir y con una gran fuerza”.
Hay una búsqueda por poner en primer plano estas voces, “no hay voces en off porque no me interesa que haya otro narrador, sí hay algunos anclajes a través de otros recursos narrativos que aluden a lo que ellas van contando a partir de sus recuerdos infantiles -explica-. Solo tienen la función de complementar la mirada que ellas despliegan, para apoyar y mostrar elementos que contextualicen las voces de estas tres mujeres”.
La sensibilidad de la narrativa que nos propone Luis tiene su correlato en una trama afectiva que posibilitó el documental. “No es laburo individual, es el resultado de un trabajo colectivo muy generoso. Como es tan a pulmón, realmente hemos puesto el cuerpo todos”, concluye.
*Por Anabella Antonelli para La tinta. Imagen de portada: La Izquierda Diario.
