Colombia: abuso policial, ¿casos aislados?
En las últimas semanas, la situación represiva en Colombia se recrudeció. El miércoles, fue asesinado el trabajador Javier Ordoñez, lo que desató masivas protestas en Bogotá.
Por Colombia Informa
El 9 de septiembre, Colombia despertó nuevamente con otro caso de abuso policial. Esta vez, contra Javier Ordoñez, un abogado de 46 años que murió luego de recibir varios golpes y choques eléctricos por parte de dos uniformados de la policía nacional.
En un video registrado por testigos del hecho, se observa la acción desmedida de los dos agentes y la suplicas de Javier para que cesaran con la golpiza y el abuso. Ordoñez, que compartía junto con amigos en la madrugada del miércoles, murió minutos después.
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Antecedentes: el abuso policial en pandemia
El 12 de enero de 2020, en la estación de Transmilenio Veraguas, un grupo de personas fueron requeridas por el patrullero Elías Madera por evadir el pago del pasaje, entre ellas, una mujer de 20 años. El grupo fue conducido a un bus de la institución y, posteriormente, dejado en libertad, a excepción de la joven de 20 años, que fue violada por Madera.
El 21 de abril, en la ciudad Cali, Valle del Cauca, un hombre y una mujer fueron conducidos a un CAI (puesto policial) en el sur de la ciudad porque, supuestamente, había violado la cuarentena obligatoria. Allí, los uniformados les solicitaron dinero a las personas detenidas para dejarlos en libertad, por lo cual el hombre salió del lugar para buscar el dinero requerido. Mientras tanto, uno de los agentes de policía abusó sexualmente de la mujer.
La policía nacional menciona que los uniformados habían sido retirados de su cargo y que se iba a iniciar la investigación correspondiente. Sin embargo, aún no se han mostrado avances en el caso.
El 19 de mayo, en el municipio de Puerto Tejada, Cauca, el joven Anderson Arboleda, de 24 años de edad, se encontraba a las afueras de la casa de su madre. La policía lo requirió por estar violando la medida de aislamiento obligatorio y, en medio del procedimiento, le propició diferentes golpes y patadas que le ocasionaron la muerte.
Según la institución, Arboleda agredió a los patrulleros, quienes, al igual que en casos anteriores, se vieron “obligados” a actuar en su defensa.
El 3 de julio, en la localidad de Kennedy, en Bogotá, se realizó un procedimiento policial contra un grupo de jóvenes que departían en la madrugada. Luego de un altercado, uno de los uniformados sacó su arma y disparó contra un joven de 23 años quien, a raíz de este ataque, murió. Según la policía, ellos atendieron a una asonada en este lugar, por lo cual el uniformado se vio “obligado” a disparar contra estas personas.
El 24 de julio, en la ciudad de Barranquilla, Atlántico, Ángela María Pérez, una mujer de 50 años, murió después de recibir un bolillazo en el pecho por parte de uniformados del CAI “Rebolo”. Según testigos, los agentes ingresaron a la casa de Ángela por un altercado y, en medio de ello, le propiciaron una fuerte golpiza en el pecho, lo que la desplomó y dejó sin signos vitales. La policía no realizó ningún pronunciamiento.
El 24 de agosto, en la ciudad de Cartagena, Bolívar, Harold Morales, de 17 años, trabajador de un lavadero de motos, se negó a lavar la motocicleta de un agente de la policía de forma gratuita. Harold fue golpeado y atacado con un arma de fuego por parte de los uniformados de la policía, lo cual le ocasionó la muerte. Según la policía, Harold atacó a los agentes y, por ello, estos se vieron obligados a accionar su arma.
No obstante, los hechos en los que la policía se ha visto involucrada no sólo se asocian al abuso por medio de la violencia física directa. Los casos de abuso sexual por parte de la policía también han sido reiterativos.
No son casos aislados
A estos hechos, se suman los cientos de denuncias de maltrato físico, abuso de autoridad, agresión, violación y tortura por parte de la fuerza pública, cifras que son alarmantes y representan el accionar abusivo, desmedido y violento por el cual se caracteriza la fuerza pública colombiana. Hasta el 31 de julio, la ONG Temblores había registrado 124 denuncias de abuso policial a través de su plataforma de denuncia GRITA.
Estos sucesos presentan un patrón generalizado. En primer lugar, la institución siempre evade su responsabilidad en torno a los casos de abuso que se presentan, mencionando que son casos aislados que no representan a la policía nacional como institución.
En segundo lugar, no existe un equilibrio con respecto a la igualdad de fuerzas dentro de los procedimientos. Esto se refleja en la extralimitación con el uso de sus armas y de su personal.
Por último, la ciudadanía ha denunciado la poca celeridad en las investigaciones en los casos de abuso presentados que, finalmente, terminan en impunidad.
Es clara la necesidad inmediata de reformar la estructura de la institución: la formación de sus agentes, el establecimiento de límites reales dentro de su accionar, apropiarse de una perspectiva de género y prevenir y atender oportunamente los casos de abuso policial.
*Por Colombia Informa / Foto de portada: Javier Jiménez – Colombia Informa